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Cordialidad, verdades y buenos propósitos

Puerto España, la capital de la pequeña república isleña de Trinidad Tobago, ha sido el escenario donde 34 gobernantes del continente han dado los primeros pasos para construir una relación diferente entre Estados Unidos y América Latina. El tiempo dirá si los gestos y las frases tienen continuidad en los hechos concretos, pero las señales son auspiciosas.
Esta Quinta Cumbre no tiene nada que ver con la primera, que se realizó en Miami en 1994 y que fue la plataforma de lanzamiento del ALCA, la pretensión de crear un Área de Libre Comercio de América bajo el patronazgo de los Estados Unidos. Esa intención ya había sufrido un duro golpe en la Cuarta Cumbre celebrada en Mar del Plata en el 2005, cuando Venezuela y los países del Mercosur pusieron objeciones de fondo a planear espacios únicos sin eliminar previamente las manifiestas asimetrías entre los países del continente.
En esta edición, la Cumbre tuvo componentes que desde su inicio la convirtieron en una reunión diferente. Primero, la presencia de Barack Obama, que al menos en su discurso y en sus actitudes fue la antítesis del arrogante George Bush. Y en segundo lugar la actitud previa del bloque de países que integran la Alternativa Boliviariana para las Américas, ALBA, que manifestaron que no estaban de acuerdo con el borrador de documento final. Obama llegó diciendo que “venía a escuchar y aprender”. Y los mandatarios de Venezuela, Bolivia, Nicaragua, y Honduras, entre otros, hablaron y recordaron. En términos correctos, pero también precisos, evocaron historias de agresiones y agravios padecidos por los países de América Latina. Pero no fueron los únicos en hablar claro. Otros presidentes se sumaron al reclamo unánime para que Estados Unidos ponga fin al bloqueo unilateral impuesto a Cuba en 1962. Obama argumentó que había llegado a la Cumbre para hablar del futuro, no del pasado, pero seguramente regresó más convencido que nunca que su gobierno no solo no tiene argumentos sino tampoco aliados para mantener ese anacrónico bloqueo.

Queda mucho camino por recorrer
Estos episodios y los que desconocemos porque sucedieron a puertas cerradas, no enturbiaron el buen clima de la Cumbre. Las desavenencias se reconocieron pero no se extremaron. Hugo Chávez regaló a Obama “Las venas abiertas de América Latina”, de Eduardo Galeano, un clásico ensayo que recopila la historia del saqueo a los recursos de los países del sur. Hubo saludos cordiales, apretones de manos y una sensación de que aún desde las diferencias y la diversidad hay que construir otra relación.
Evo Morales pidió que Obama confirmara con hechos el enunciado de “buenos propósitos”. Y demandó que condenara la conspiración descubierta en Santa Cruz y el posible intento de asesinarlo. Horas más tarde, el presidente norteamericano rechazaba cualquier intento de tumbar a un gobierno democráticamente elegido. En paralelo, su secretaria de Estado Hillary Clinton reconocía el error del bloqueo al considerar como un fracaso la política norteamericana contra Cuba en los últimos decenios.
La síntesis del cambio ocurrido puede quedar resumido en la frase de Hugo Chávez: “ya no somos ni seremos el patio trasero de los Estados Unidos, somos países libres e independientes”. Pero está claro que las sonrisas y las buenas palabras no son más que un preámbulo, un comienzo. Hacen falta hechos. Quizás por eso, el brasileño Lula pidió que una delegación norteamericana de primer nivel visite Venezuela y Bolivia, para que esas “señales” puedan gradualmente convertirse en una nueva relación de respeto mutuo.
No será fácil, pero el objetivo vale la pena.

Por Carlos Iaquinandi, Agencia SERPAL, Servicio de Prensa Alternativa. www.serpal.info

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2009-04-25 00:00:00
Etiquetas: Internacionales.
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