El acuerdo preelectoral del actual presidente nicaragüense Daniel Ortega con Monseñor Obando, ex arzobispo de Managua, para aprobar junto con los partidos derechistas la derogación de la ley que autorizaba el aborto terapéutico, sigue generando protestas por sectores sociales que consideran que la medida es una regresión histórica. Más aún en un país donde el machismo ha mantenido a la mujer en un riesgo permanente de ser violada, con las previsibles consecuencias de embarazos no deseados.
El colectivo de mujeres nicaragüenses “Católicas por el derecho a decidir” decidió hacerse presente el domingo 30 de setiembre en la misa matutina de la catedral de Managua. Sus objetivos eran claros y sencillos: por un lado, manifestar públicamente la posición de tantas mujeres católicas que no están de acuerdo con la jerarquía de su iglesia católica cuando ésta se opone a la legalización del aborto terapéutico en Nicaragua, incluso en los casos en que peligra la vida de la madre. Por otro lado, poner en evidencia a esa misma jerarquía que constantemente interfiere en las políticas públicas del estado nicaragüense declarado constitucionalmente como laico.
Lo insólito es que el sacerdote interrumpió la misa para condenar al grupo de mujeres llamándolas “enemigas de Dios”. Eso propició que algunos feligreses decidieran agredir físicamente a las mujeres y a algunos hombres que les acompañaban.
El punto de vista de este colectivo de mujeres, es compartido por numerosos teólogos, sacerdotes y hasta obispos dentro de la misma iglesia nicaragüense.

Por Carlos Iaquinandi, Agencia SERPAL, Servicio de Prensa Alternativa. www.serpal.info