El
Colectivo “La Cigarra”
realizó a fines de enero la presentación de una propuesta de trazado de líneas
de colectivos de la ciudad, atendiendo a su desarrollo metropolitano y el de las
localidades de Cerri, White y Punta Alta, entre otras. Apunta a estructurar
líneas circulares que complementen a las diametrales ya existentes para una
mejor comunicación urbana. Además, proponen un cambio de paradigma, con base en
la oferta y no en la demanda.

La presentación comenzó con el tema homónimo de
María Elena Walsh, cantado por Mercedes Sosa. El Colectivo “La Cigarra” se presentó en
sociedad el pasado jueves 26 de enero, en el edificio que la Alianza Francesa
posee en nuestra ciudad. Sus integrantes, encabezados por Jorge de Mendonça e
Ignacio Urruspuru no llegaron a la cita con las manos vacías: en una
disertación de una hora, explicaron los alcances de un innovador proyecto en
materia de transporte público urbano de pasajeros, que consiste en repensar el
actual esquema extendiendo la oferta de recorrido y comodidad a los usuarios y
anexando líneas circulares que complementen a las diametrales existentes.
La presentación del proyecto ocurrió en días en que, de modo creciente, se
venía poniendo en cuestión al sistema de transporte mismo, a partir del
diferendo entre la empresa concesionaria Plaza -que se había quedado con buena
parte de las líneas de colectivos más importantes de la ciudad, antes en manos
locales, merced a un pliego de condiciones confeccionado poco menos que a
medida- y el gobierno municipal, que se informó del “ultimátum” empresario a
través del diario La nueva Provincia.

Bahía, ciudad global
Para un desarrollo cabal del proyecto, conviene partir de la mirada que
sobre la ciudad se tiene. En este caso, de la consideración de Bahía Blanca
como ciudad global “desde que tuvo un puerto internacional”. “Ser una ciudad
global no es ‘sentirse grandes’, sino un compromiso para que esa globalidad nos
sirva a todos y todas. Desde esta perspectiva, el transporte público local es
una de las principales marcas que genera equidad o desintegración barrial. Si
el transporte es digno, la globalidad potencia la equidad, pero si es
insuficiente, profundiza la desintegración”, comienza la síntesis del proyecto,
distribuida en papel antes del comienzo de la conferencia.
Aunque frecuentemente, incluso desde ámbitos institucionales de representación
del distrito todo, se hable meramente de “la ciudad”, Bahía Blanca es sólo el
centro de un sistema de ciudades y localidades que pasó a ser denominado
técnicamente “Área Metropolitana de la
Bahía” (AMB) y que incluye a General Daniel Cerri, Cabildo,
Punta Alta, Ingeniero White, Grünbein, Bajo Hondo, Espora, Villa Arias y Villa
del Mar. El AMB es la región conformada por las Municipios de Bahía
Blanca y Coronel Rosales, se define como tal por el intercambio diario de flujo
de personas que se trasladan a sus puestos de trabajo entre esas localidades
para lo que es necesaria la infraestructura adecuada.
Ante esta realidad y la innegable necesidad de comunicación entre los
mencionados espacios, surge que el sistema de transporte urbano debe fomentar
la inclusión y propiciar la integración de todos los habitantes de los
distintos sectores de la mencionada área. “Para que todo esto sea posible, el
proyecto de transporte debe ser consensuado entre la sociedad y el Estado
basándose en la buena planificación del territorio de la metrópoli. Es una
cuestión técnica que debe ser definida, guiada y sostenida en el tiempo por el
espectro político y el de los actores sociales”, dice La Cigarra.
“La respuesta a la circulación y transporte ya nunca podrá volver a ser la de
un pequeño sector urbanizado olvidado hace cuatro décadas con la ‘chacra
asfaltada’”, agrega.

El proyecto
Bajo la denominación “Metro Circular, Solución Redonda para el Transporte
Bahiense”, el proyecto elaborado por el Colectivo se presenta como un “sistema
complementario de líneas circulares de ómnibus”.
La propuesta concreta consiste, en primer término, en la implementación de tres
líneas circulares -llamadas “circular meriodional”, “circular ecuatorial” y
“circular universitaria”- que en la forma de tres anillos unan a los barrios
más aislados, el Hospital Interzonal “Doctor José Penna”, la Terminal de Ómnibus y
todos los edificios universitarios. De acuerdo a las estimaciones de los
impulsores de la iniciativa, con este subsistema complementario las empresas
que presten el servicio no deberían tener inconvenientes en su caja: se “busca
aumentar en un treinta por ciento la cantidad de pasajeros sobre las líneas
diametrales existentes y llevar de 25 mil bahienses que utilizan el colectivo,
a unos 38 mil, a partir de una serie de conceptos en el diseño de los
recorridos y del reencuentro con el pasajero”.
¿Cómo se haría efectiva la integración? Mediante “una serie de nodos de
trasbordo, integrando líneas diametrales y circulares entre sí y con el peatón,
el ciclista y el automovilista, podrán ser generadores de actividad barrial
que, junto a los objetivos de integración podrán ayudar a conseguir el
siguiente concepto: tanto más importante será el centro de Bahía Blanca, cuanto
más importantes sean los centros de los barrios de la metrópoli”.
El proyecto contempla, en efecto, que para ir de un extremo a otro de la ciudad
no será necesario viajar primero al centro bahiense: podrá accederse a puntos
periféricos a través de las líneas circulares o combinar en varios puntos con
líneas diametrales ya existentes, a cuyos recorridos se deberían realizar sólo
algunos retoques.

Repique de conceptos
El proyecto de transporte urbano de pasajeros presentado por La Cigarra se basa en una
batería de conceptos que Mendonça desarrolló durante la conferencia de
presentación. Se dividen en dos grandes grupos: aquellos que refieren a “la
forma de diseñar los recorridos e implementar el sistema, para garantizar la
integridad y equidad territorial” y los que tratan sobre “la inclusión del
pasajero en el sistema de transporte”.
Como punto central para repensar el diseño, el grupo aspira concretamente a un
cambio de paradigma, basado en la oferta y no en la demanda. “El servicio de
colectivos debe ser un provocador que ayude a modelar el territorio, uniendo
barrio a barrio y sector a sector de la metrópoli, ofreciendo oportunidades de
transporte para que los viajes sean posibles”, pudiéndose desarrollar los
barrios “en armonía y sin discriminación espacial”. En su alocución, Mendonça
trazó una analogía entre el sistema de transporte y el de comunicaciones por
celulares. En efecto, la oferta determinó a la demanda, creciendo
exponencialmente el número de usuarios de telefonía celular en la última
década.
“El modelo de integración entre líneas de transporte responde al objetivo de
multiplicar las posibilidades de combinación para que, con no más de un
trasbordo, se pueda llegar de cualquier punto de la ciudad a casi todos los
barrios. A su vez, esa combinación debe generar viajes de la menor distancia
posible. Ya no será necesario ir hasta el centro para viajar de Barrio Bulevar
Juan B. Justo a Villa Serra, lo mismo que de Villa del Parque a Palihue”,
subraya el proyecto. “El peatón, el ciclista (o potencial ciclista), y hasta el
automovilista (sin que abandone completamente su auto), deben ser sujeto de
atracción hacia el sistema de transporte”, insiste.
“El peatón, con mayor oferta de integración de viajes directos o combinados,
con una tarifa plana entre circulares y un adicional de sólo $ 0,40, al
combinar con líneas diametrales ya existentes, podrá realizar viajes que hoy
evita hacer, al tiempo que podrá gastar menor dinero para el mismo fin”,
enfatiza. La propuesta de establecer una tarifa plana y un recargo mínimo por
trasbordo, se remarcó durante la conferencia de presentación del proyecto, no
debería ocasionar pérdidas a las empresas, sino al contrario: atraería hacia el
sistema a quienes hoy rehúsan de utilizar a los colectivos para llegar a sus
destinos. El sistema basado en la demanda, por otro lado, es uno de los
factores a la hora de evaluar las causas por las que quebraron la mayor parte
de las empresas de transporte urbano de pasajeros en todo el país.

Propuestas complementarias
El núcleo central del proyecto se integra con propuestas complementarias.
Una de ellas es establecer en los nodos de combinación kioscos con servicios
que atiendan a las necesidades específicas que demuestre el punto.
Concretamente, se piensa como objetivo inicial en la disposición de lugares
donde los usuarios puedan dejar sus bicicletas, antes de tomar el colectivo. Un
sistema parecido ha sido implementado con éxito en Santiago de Chile.
Por otra parte, la iniciativa de La
Cigarra propone exceptuar del pago de boleto a todos los
menores de 12 años, salvo al combinar con líneas diametrales, donde abonarán 80
centavos. Los estudiantes secundarios abonarían, en este esquema, el 33 por
ciento de la tarifa y los mismos 80 centavos en caso de combinación. Y los
universitarios, el 50 por ciento del boleto. De acuerdo a las estimaciones del
grupo promotor, estas medidas no ocasionarían pérdidas a las empresas, ya que
oficiarían como atractivos para el viaje de los mayores que acompañen a los
chicos.
Finalmente, el proyecto integral de La Cigarra sugiere la instalación de paneles de
información a bordo, que indiquen al pasajero el punto de combinación y el
tiempo que tardará su coche, “eliminando la ansiedad que genera la
incertidumbre”. Este servicio podría implementarse a través de la tecnología ya
existente, utilizada -por caso- para la actual Tarjeta Urbana.