Más de 80 manzanas ubicadas entre las calles Pedro Pico y Ecuador, y la Av. Gral. Arias y el Camino Acceso a Puertos, conforman Villa Delfina. Un barrio del sur que no para de crecer y cobija, en la actualidad, a unos 2.000 bahienses.
La Sociedad de Fomento, con 130 socios, tiene sede en Juana Azurduy 1345, fue fundada en 1968 y es presidida por Hebe Pérez Botter.
“Yo estoy desde el año 69, o sea que anda sacando la cuenta de los años que llevamos acá. Y ya va a hacer ocho, nueve años que estamos trabajando con la misma comisión, porque llamamos a asamblea para renovar autoridades y no viene nadie. La verdad es que yo tengo ganas de estar en mi casa, sentada, tejiendo calcetines… pero no”, dice la presidenta sin dejar de reconocer que le encanta trabajar por el barrio, y aunque a veces los vecinos se quejen, “de a poquito se va progresando”.
“Ahora, estamos abocados a la conformación de los consorcios de cordón cuneta para el sector de atrás de las vías. Porque sinceramente, con el asfaltado ha pegado un impulso bárbaro el barrio y hoy todo el mundo lo quiere”. Así se refiere Hebe a las obras realizadas en las 14 cuadras de la calle Azurduy que “le cambiaron la cara al barrio”.
En cuanto a la realización de obras de infraestructura, en Villa Delfina encontramos el mismo comportamiento en gran cantidad de vecinos que no se interesan en el progreso del barrio. Tal vez por conformistas se niegan a ver que una calle asfaltada es mucho mejor que una de tierra o que las obras sanitarias son más saludables que los pozos ciegos.
Precisamente, “cuando hicimos el llamado para la formación de consorcios para la construcción de la red cloacal los vecinos decían que no, que con el pozo tenían de sobra, y no se avienen a la parte moderna. Entonces, después se enojan porque dicen que de este lado de la vía tenemos todas las mejoras… pero el vecino de este lado se ha preocupado más. Por suerte ahora se están entusiasmando y ya formaron cuatro consorcios”.
Respecto a los servicios básicos, “salvo una o dos cuadras que han quedado sin cloacas porque se edificaron después” el barrio cuenta con todo lo necesario.
La Sociedad de Fomento, más allá de la atención médica de la Unidad Sanitaria que “prácticamente ocupa todo el edificio”, ofrece clases de folclore para chicos a cargo de una peña barrial, fútbol infantil y presta sus instalaciones para distintas reuniones. También se brindaban clases de apoyo escolar pero, como ya es sabido, luego de la asunción de Breitenstein a la intendencia, estas actividades dependientes del municipio fueron dadas de baja, sin importar la tarea de contención que se hacía con los jóvenes.
Meses atrás, alumnas del Colegio María Auxiliadora se acercaron a la institución y se ofrecieron para hacer un censo y así conocer a fondo la realidad del barrio: “Lo organizaron ellas mismas, empezaron por la Escuela 59 y después siguieron con todo el barrio. Ahora tienen que venir a terminarlo…”.
Con los datos que tienen, los fomentistas se animan a decir que el sector necesitaría la construcción de una escuela secundaría, ya que cuentan con EBG y Jardín de Infantes, pero “Villa Delfina está colgada de la palmera, estamos entre Villa Rosas y el barrio San Martín, incluso hay gente que ni nos conoce, cree que somos Villa Rosas. Entonces, los chicos tienen que irse a White o al centro. Hay barrios que quedan en el medio y no tienen secundario. Las tierras para hacerlo están”.
Para finalizar, Hebe nos cuenta acerca de la relación con el delegado: “Cada delegado que viene, llega con el mismo cantito: no tenemos camiones, no tenemos regadores. Entonces, cómo toman las delegaciones… si no hay elementos para trabajar, tampoco se les puede exigir. Pero la relación es buena, por ahora es buena…”.

La vuelta del Consejo Vecinal
“Nosotros no participamos antes porque jamás se nos invitó. Sabemos que se hicieron reuniones, que vinieron concejales. En aquel entonces se prometió muchísimo: luz naranja, asfalto y cordón cuneta para todo el barrio, pero todo eso lo consiguió la Sociedad de Fomento”, afirma Hebe respecto a la gestión inicial del Consejo Vecinal Villa Rosas.
“Lo ideal sería que el Consejo sirva para que las sociedades de fomento trabajen en forma conjunta. Aunque para mí cuando arrancó la anterior comisión, se lo utilizó como una movida política, pasaron las elecciones y quedó todo en el aire”.
Pero si bien el primer intento falló, no descartan darle una segunda oportunidad: “Lógicamente, todo lo que sea para el progreso de los barrios nos va encontrar presentes. Eso sí, que el Consejo Vecinal también se avenga a trabajar con las sociedades de fomento”.