Con gran convocatoria, el 14 de mayo, el constructor natural Jorge Belanko, visitó Bahía Blanca para presentar la segunda edición de su libro La casa de barro, paso a paso. A través de una charla abierta y gratuita en el Colegio de Arquitectos, pudo contar sus últimos conocimientos en la temática e intercambiar información con más de un centenar de personas.
En diálogo con la Cooperativa de Trabajo Ecomedios, luego de su presentación, destacó que uno de los desafíos más grandes es la ignorancia sobre la construcción natural. “Nos enseñan desde pequeños a competir y a fabricar cosas que, aunque no sirvan para nada, hay que venderlas. Para eso existe el marketing, que es una máquina de mentir. Justamente, los materiales naturales no tienen eso, no tienen industrialización y publicidad. Tratamos de utilizar lo que encontramos en nuestro entorno”, detalló.
Según el autor, existen dos razones por la cual las personas se interesan en este tipo de construcción. Una es económica y otra es la salud: “La cuestión económica es porque la tierra que se utiliza está bajo los pies, se puede usar ramas o cualquier otra cosa. Hay unas veinte técnicas básicas que se eligen dependiendo de lo que hay, no es solamente adobe”, amplió. En cuanto a la segunda razón aseguró que “las características de la tierra cruda como material de construcción son mucho más saludables que cualquier material industrializado que, no solamente contamina el medio ambiente, sino también a los constructores y a los ocupantes de esa vivienda”.
Si bien las veces que visitó la ciudad fue para dictar talleres, en esta última visita destacó el interés de la ciudadanía sobre la temática, “no pudo ir toda la gente que quería ir. Fueron más de cien personas y vendí un montón de libros, además que tuve ofertas para hacer otro libro con los tips de la construcción que en este no están”, destacó.
Ante esta propuesta aclaró “en general, los libros están escritos por intelectuales que tienen poca práctica. En mi caso, tengo mucha práctica, pero no soy intelectual, así que necesito que me ayuden. Y esa ayuda me la ofrecieron en forma desinteresada”.
Trayectoria
«Desde chico conocí la construcción en barro porque mi papá, que era albañil, y contratista, me contaba cómo se hacían estas construcciones en Europa. Estudié para maestro mayor de obra y trabajé en la construcción convencional con él hasta los 22 años”. Allí Belanko, oriundo de Buenos Aires, se casó, formó una familia y se mudó a El Bolsón con la decisión de abandonar el rubro, hasta que le llegó una invitación para viajar a Chile, donde conoció unos arquitectos que investigaban estos temas de la construcción natural. “Ahí me di cuenta que era lo mío y vine a mi lugar para seguir investigando. Así fue que comenzamos hace más de treinta años”, recordó.
Aún en esa época no se realizaba la construcción natural moderna, que se puede definir como “una mezcla de diferentes técnicas de distintas partes del mundo», afirmó, y relató cómo en los primeros años fue conocido como “el loco del barro”. Con el tiempo, esta técnica se fue difundiendo, especialmente después de la película El barro, la mano, la casa, “me dio la oportunidad de viajar desde México hasta Ushuaia y también a Nueva Zelanda para compartir con las comunidades maoríes».
Técnica
El entrevistado también destacó la simplicidad y versatilidad de la construcción con barro: «Este tipo de obras se llama autoconstrucción porque es bastante sencilla, aunque hay constructores que lo hacen para terceros. Es una construcción que no acumula cascote ni escombros, y cualquier material sobrante puede ser reutilizado».
En relación al tiempo sostuvo que depende del proyecto que se quiera realizar, “con tierra podemos hacer el ranchito más humilde o el palacio más lujoso. Ahora, personalmente puedo hacer una construcción de tierra bastante más rápido que una convencional. Eso también depende de la energía de las personas que están trabajando y del conocimiento. En general, podríamos decir que anda más o menos en lo mismo”.
“La mayoría hace el formato de minga, que es cuando la gente se junta y algunos tienen un poquito de experiencia. Su preparación no es complicada, pero hay que hacerlo”, subrayó. Otros factores positivos que enumeró fueron la posibilidad de corregir errores y la recuperación del material.
Finalmente, reconoció que “la humedad puede entrar un par de centímetros, con muchísima lluvia, pero en la primera brisa se seca”.
Para más información se encuentra en Youtube la película El barro, las manos, la casa.
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