El encuentro se realizó en la propuesta Plataforma Inclusión de la Universidad Tecnológica Nacional filial Bahía Blanca. Se abordaron temáticas vinculadas al descubrimiento de la identidad, las diversidades sexuales y su diferenciación con el género, de acuerdo a estudios realizados principalmente en la ciudad y las acciones que se realizan para crear ambientes sanos e inclusivos.

La primera presentación estuvo a cargo de un estudiante avanzado del profesorado en Geografía, becario doctoral del Conicet, José Ignacio Larreche, quien realizó una tesis enfocada en la geografía de las sexualidades en Bahía Blanca. “Mi estudio se centraliza en personas de 25 a 60 años que se autoidentifican como gays y lesbianas, y que siguen padeciendo cierta invisibilización en la cotidianeidad”, explicó.

En una segunda instancia se presentó una artista no binaria de Punta Alta y Bahía Blanca, Lola Mó, que con 19 años relató cómo fue su proceso de descubrimiento personal. “Siempre tuve un ruido en la cabeza cuando me tenía que mostrar como femenina en la familia y fue más fuerte cuando me definían como mujer. Al ser parte del feminismo, empecé a ver que había cosas que para mí no iban de la mano, y sirvió para plantearme mi identidad”, comentó.

Cerró el encuentro, un miembro de la Red de Inclusión LGBTQ+ en el lugar de trabajo de la empresa Dow Argentina, Rafael Jornet, quien hizo alusión a sus inicios en la temática cuando en 2014 escuchó la experiencia de una persona que durante años se inventaba historias falsas sobre su vida para que sus colegas no sospecharan que hizo una elección distinta.

El panel estuvo coordinado por las licenciadas Daniela Saporito y Miriam Irosalinsky, acompañadas en la conducción periodística por la locutora, Paola Marco y la intérprete de lenguaje de señas, Carolina Pérez.

Geografías identatarias

Dentro del colectivo LGBTQ+ existen subjetividades bien específicas, en algunos casos atravesadas por el deseo, como gay, lesbianas, bisexuales, pansexuales, demisexuales. Otras, atravesadas por la identidad de género, que pueden ser transexuales, no hay una correspondencia entre la autopercepción y el sexo asignado al nacer.

Larreche en sus fundamentos teóricos distingue la diversidad sexual del género: “La diversidad sexual comprende cuestiones bien específicas como son la orientación sexual, la identidad y la expresión de género y otras cuestiones que se están discutiendo en el signo (+)”.

 “En la investigación considero que hay insuficiencia teórica sobre sexualidad o un entendimiento poco claro, porque va más allá de la violencia de género y el aborto, entran en discusión los códigos, la cultura, el deseo, la jerga y el placer, eso creo que es la diversidad sexual, un mundo en sí mismo”, definió.

En el posicionamiento geográfico de la ciudad, el investigador apeló a que en los últimos años se hicieron más visibles las opresiones trans o no binarias pero recordó que hay personas mayores de 50 años que vivieron la opresión del síndrome de inmunodeficiencia adquirido y que fueron construyendo un camino a nivel local. “Me centré en los espacios en los que se congregó la comunidad de personas gays y lesbianas y cómo fueron cambiando, muchas no están de acuerdo que se mezclen los movimientos de mujeres con los de diversidad sexual o LGBTQ+ porque a veces los une un enemigo común, pero sin entender las especificidades”, consideró.

Búsqueda personal

En su experiencia Lola Mó contó: “Primero me solté con mis amigues más cercanas, a decirles que me gustaría ser un chabón, pero tampoco siento que me definiría como hombre, y a veces siento que es una burla de la gente que ya lo tiene claro, sigue siendo una búsqueda para enfrentarme a la vida, por eso decidí que me gusta más la idea de ser no binarie, me siento cómode con eso”.

Sostiene que todavía es nuevo ser parte de este colectivo, porque hace poco que se definió como persona no binaria y que se siente cómoda con los tres pronombres, aunque la mayoría tiende a llamarla por ella. “Me gustaría que me llamen por elle, pero entiendo que es difícil incorporarlo al lenguaje, como tuve mis tiempos de autodescubrimiento, respeto el tiempo para los demás de modificar su lenguaje”, afirmó. Por otra parte, también remarcó que la escuela fue un gran aporte para tener la mente abierta y la complicidad con sus hermanas, le ayudó a afrontar esos temas en la familia.

Visibilización

Una perspectiva marcada por el investigador fue la de evitar las campañas de visibilización, porque la sexualidad es una elección personal, y esto incluye darla a conocer o no, hay que respetar los tiempos subjetivos de cada persona. Asimismo, reconoció que algunas personas vivieron y estructuraron sus vidas en la invisibilidad, por lo tanto, hay un segmento que se va a visibilizar puertas adentro, escapando a las políticas para la inclusión.

Otro punto fue la interseccionalidad, las temáticas actuales están centradas en jóvenes y queda un sector invisibilizado, las personas mayores de 40 años, fuera de las grandes ciudades del país, como es Bahía Blanca. El investigador alertó respecto a los derechos, “no son conquistas para siempre, ni hacia dentro ni hacia afuera. Los tiempos culturales van y vienen, por eso tendríamos que tener espacios específicos, para no colapsar las categorías y respetar la historia de cada colectivo”.

Para finalizar la charla, la licenciada Saporito promovió que “una cultura de la ciudadanía como agentes de cambio, reconociendo y respetando las diferencias, eso habla de una convivencia plena”.

Autor: Redacción Ecodías