Como forma de ayuda para distintos sectores de la sociedad cuya situación se volvió crítica por la llegada del coronavirus, la iniciativa generada por la Subsecretaría de Extensión de la Universidad Nacional del Sur (UNS) se propuso recolectar alimentos no perecederos y artículos de higiene personal y de limpieza, para cooperar con comedores, merenderos y organizaciones sociales.

“La idea fue del rector Daniel Vega y desde Extensión realizamos las gestiones para llevarla a cabo, articulando con la Cooperativa Obrera y el Supermercado Vea. Además, creamos el voluntariado de crisis alimentaria para poder llevar adelante toda la actividad. El balance es por demás positivo. Nunca imaginé qué iba a durar dos años y que el caudal de donaciones iba a ser tan grande”, dijo la coordinadora del voluntariado de la UNS, Paulina De Felice.

En ese sentido, la campaña consistió en un mecanismo simple y expeditivo de donación, para el que aquellos comercios pusieron en la entrada de cada una de las sucursales seleccionadas un “Chango Solidario”. De esta manera, podía ser fácilmente identificado, junto con cartelería que detallaba los artículos que se recepcionaban, como así también el destino de las donaciones.

“Principalmente, las personas colaboraron con arroz, polenta, fideos, leche, aceite, puré de tomate, latas de conservas, galletitas, lavandina, jabón de tocador, detergente y papel higiénico. Y, semanalmente las voluntarias y voluntarios retiraban la mercadería recolectada por las distintas sucursales, y la trasladaban a la sede de rectorado de la UNS depositándola en un espacio afectado a la campaña”, explicó De Felice.

Luego, otro grupo de personas organizaban los productos armando combos que llamaron “comedor”, “merienda” y “limpieza”, que se componían de artículos específicamente seleccionados para atender las distintas necesidades, con la finalidad de estandarizar las entregas.

Las donaciones se destinaron a siete puntos solidarios

Con esas palabras, De Felice se refirió a las organizaciones que fueron seleccionadas para recibir las colaboraciones: el comedor La Olla Popular ubicado en el barrio Villa Harding Green; la ONG Manos Unidas del barrio Villa Moresino; la ONG Restaurando el sueño de crecer del barrio Villa Miramar; Abuela Elena de Villa Duprat; el Centro San Ignacio de Loyola, en Spurr; el merendero Patoruzú del barrio Los Patricios; y, un comedor de Loma Paraguaya.

Y, siguiendo esa línea, agregó: “Los excedentes de mercadería se destinaron a atender pedidos específicos de centros comunitarios, sociedades de fomento y otras organizaciones sin fines de lucro. Además, se armaron combos especiales para familias con personas celíacas”.

La campaña de Chango Solidario fue sostenida, en parte, “por el inmenso trabajo de las personas que, ante la convocatoria de voluntariado lanzada por la Subsecretaría, no dudaron y se inscribieron para buscar la forma de colaborar. Cada una de ellas y ellos, miembros de la comunidad universitaria, estuvieron presentes, activos y comprometidos con cada actividad propuesta”, remarcó.

Respecto al rol de la Universidad, la coordinadora de voluntariados finalizó: “Considero que nuestra institución cumplió un rol activo, al lograr forjar lazos estrechos con organizaciones sociales, acompañándolas directamente, afianzando su liderazgo social ante un contexto sumamente complejo e incierto, asumiendo compromisos y amortiguando los efectos de la crisis alimentaria y sanitaria agravada por el Covid 19”.

Bien sabido es que la Universidad tiene entre sus objetivos estar al servicio de la sociedad, meta por la que desde la Subsecretaría de Extensión se trabaja cada año, a través de distintos proyectos como el que finalizó en diciembre del 2021 y a través del que se ayudó a muchas familias, con más de cincuenta toneladas de alimentos donados.

Autor: Redacción Ecodías