Vivimos en una sociedad marcada por el consumo, por las ofertas y a la espera del mejor momento -el “Hot Sale”- para atiborrarnos de bienes que no necesariamente hacen bien: Producción en masa de alimentos ultraprocesados, empresas y gobiernos que miran hacia el costado y fingen no ver cómo sus desechos y químicos enferman a la comunidad, mientras firman nuevos contratos de explotación de recursos naturales, programas financiados por grandes marcas que proponen un modo de vida que beneficia a las altas esferas, y continúa empobreciendo y acrecentando las desigualdades con la clase trabajadora.

En ese contexto rápido y furioso, fechas como el Día Mundial del Reciclaje (17 de mayo) y el Día Mundial del Medio Ambiente (4 de junio), nos invitan a una reflexión sobre nuestros hábitos de consumo.

Actualmente, existen cada vez más emprendimientos que eligen seguir una senda sustentable; espacios en ferias de moda circular, que buscan darle continuidad al ciclo de vida de las prendas; empresas que contemplan los indicadores de impacto ambiental para lograr una producción más responsable; vecinos y vecinas que se preocupan por separar sus residuos, que a la vez generan trabajo a recuperadores y recuperadoras urbanos.

En un mundo frenético, individual y de plástico, virar a un proceso colectivo de transformación, en sintonía con la naturaleza, basado en el respeto por la vida propia y ajena, se torna una decisión que debemos tomar cada día.

Autor: Redacción Ecodías