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Un camino de exploración interior
Categoría: Interés general

Conocernos un poco más a nosotros mismos, hurgar en nuestro interior, darnos cuenta de cómo nos comportamos frente a los otros. Nada más y nada menos.

Hay que ser bastante valientes para animarse a recorrer un camino hacia nuestro interior, porque en esta búsqueda pueden aparecer cosas que no nos gustan o que simplemente no estamos preparados para aceptar.
Y parece que en nuestra ciudad hay muchos valientes, ya que son muchas las personas que han asistido a los talleres de psicodrama que se vienen dictando desde hace diez años en la Secretaría de Cultura y Extensión Universitaria, en Colón 80.
“El psicodrama te permite conectarte con las emociones y esto es muy movilizante. Para algunos, tal vez demasiado. Es por eso que la deserción es bastante grande. Puede pasar, por ejemplo, que se anoten treinta personas, y que terminen siendo sólo quince los que continúen hasta fin de año”, nos explica la licenciada en Psicología y psicodramatista Carolina Goldman, que se encarga de coordinar estos cursos.

¿Qué es?
El psicodrama es un método que consiste en que el individuo interprete durante una representación teatral improvisada uno o más papeles relacionados con sus problemas existenciales, conflictos actuales o pasados, síntomas o fantasías.
Introducido por Jacobo Levy Moreno a finales de la década de 1920 como terapia de grupo, con fines principalmente catárticos, es decir, de liberación de la expresividad y de las emociones, el psicodrama ha sido practicado en numerosas versiones, destacándose por su difusión, el asociado al psicoanálisis el denominado “psicodrama analítico”.
La sesión psicodramática prevé:
un escenario (espacio en el que se desarrolla la acción).
un protagonista (paciente que elige el tema a dramatizar y que interpreta el papel principal).
un psicodramaturgo (terapeuta que dirige la sesión).
uno o más auxiliares (otros terapeutas que ayudan al psicodramaturgo a interpretar los papeles previstos en la representación).
el público (que ayuda al protagonista actuando como “caja de resonancia“, al manifestar determinadas reacciones y observaciones de forma espontánea).

Recuperar la creatividad
Cuando somos niños, tenemos la capacidad de actuar sin pudor, sin vergüenza, sin pensar tanto en lo que debemos o no debemos hacer. Pero cuando crecemos, esta capacidad se va perdiendo y nos volvemos cada vez más “acartonados”. El psicodrama intenta reconectarnos con esa creatividad, con ese espacio lúdico que teníamos antes.

Puede decirse entonces que el psicodrama consta de tres pilares fundamentales:
La creatividad.
El juego infantil olvidado.
La espontaneidad.
En el transcurso de los años el psicodrama ha sido utilizado como tratamiento para todo tipo de personas que sufren algún trastorno mental, así como para niños, ancianos y adolescentes inadaptados, además de ser empleado en programas de modificación de conducta. Actualmente, el psicodrama ya no se usa para producir reacciones catárticas, sino como instrumento para favorecer el contacto, especialmente vivo y directo con las emociones, los sentimientos y las fantasías del sujeto, gracias a las posibilidades de expresivas que brinda la representación escénica. Con este fin comienzan a desarrollarse los talleres de psicodrama.

Talleres de psicodrama de la UNS
“En los talleres se recrean escenas usando diferentes técnicas tales como la inversión de roles y el doblaje, por ejemplo. En este sentido se asemeja bastante a una sesión de psicoterapia. La diferencia radica en que en los cursos que yo coordino no se tratan de profundizar tanto en los conflictos, ya que no es el lugar adecuado para hacerlo”, señala la lic. Goldman.
Se trata de un espacio propio para poder jugar, para estar con otros y, a través de las relaciones y las consignas dadas por el coordinador, poder “desempolvar” lo que por ahí tenemos “adormecido” o “silenciado”.
Algunos de los objetivos que persigue el taller son: pasarla bien, aflojar el cuerpo y desarrollar la creatividad. Para poder alcanzarlos, muchas veces se trabaja con música, revistas, objetos, collage, etc.
Estos cursos son abiertos para toda la comunidad, y los estudiantes universitarios pueden asistir en forma gratuita (aunque hay cupos limitados). Pueden concurrir personas de cualquier edad y no es necesario cumplir con ningún requisito específico para poder hacerlo.
El taller que comenzó en abril ya tiene su cupo completo, pero probablemente se inicie otro en agosto, que duraría hasta fin de año.

La importancia del “como si” en el psicodrama:
“En el taller jugamos por un rato a imaginar “como si” fuéramos otra persona o un animal. Pero se debe tener bien en claro que es un rol que estamos representando por un breve espacio de tiempo y después volveremos a ser nosotros mismos”, explica la psicodramatista.
El juego adquiere también una función preponderante dentro del psicodrama, porque cuando los talleristas “juegan”, demuestran su sentir, su pensar y su hacer, reflejando así diversos aspectos de su personalidad. “A veces puede resultar un tanto fuerte, porque con los juegos se aprecia fácilmente la forma de ser de cada uno: si sos competitivo, sumiso, introvertido o ‘jodido’, por ejemplo. Y si vos no te das cuenta, los demás te lo hacen notar enseguida”, aclara al respecto la lic. Goldman.

Es interesante el psicodrama como una herramienta de exploración interna, pero también adquiere cierta relevancia en distintas aplicaciones que puede tener, por ejemplo: en educación.
Como nos contaba la psicodramatista, muchos docentes se acercan a los talleres para después volcar esa experiencia en las aulas. También a ella la han llamado de diferentes escuelas para que realice allí cursos de psicodrama, con el fin de aliviar tensiones entre los docentes o para crear un espacio de encuentro e integración entre ellos.

Historia del psicodrama en la Argentina
Habitualmente, cuando se habla del nacimiento del psicodrama en la Argentina, éste queda fijado en el año 1963. Pero revisando la historia, dicha fecha sólo consigna el comienzo de la institucionalización del psicodrama en nuestro país a partir de la creación de la Asociación Argentina de Psicodrama y Psicoterapia de Grupo en Buenos Aires, llevada a cabo por María Rosa Glasserman, Carlos Martínez Bouquet, Eduardo Pavlovsky y Jaime Rojas Bermúdez.
La búsqueda prosigue: es hacia fines de 1957 cuando se realizan las primeras sesiones psicodramáticas en un medio hospitalario con un grupo de niños. Experiencias llevadas a cabo por el dr. Salas Subirat y la dra. Giuliana Smolensky en la Sala de Pediatría del Hospital Británico. Las ideas de Moreno eran conocidas en el país desde los albores de la psicoterapia grupal argentina. Las experiencias iniciales quedan fundamentadas por una parte en la bibliografía internacional, y por la otra, a través de aquellos «pioneros» que tuvieron ocasión de trabajar con psicodramatistas en el extranjero. El desarrollo del psicodrama psicoanalítico de la Francia de 1950 y su próspera bibliografía ofrece una particular influencia sobre los psicodramatistas argentinos. Y al respecto, cabe destacar que los primeros profesionales interesados en el psicodrama en nuestro medio eran, en su mayoría, psicoanalistas y terapeutas de niños que buscaban una técnica grupal más creativa pare su trabajo con ellos.
En el Hospital Neuropsiquiátrico se logró desarrollar una técnica especializada para la tarea con psicóticos: técnica del objeto intermediario, a partir de la Teoría del núcleo del Yo (Rojas). Esta experiencia fue coordinada por Rojas Bermúdez con la utilización de títeres. A posteriori de un exhaustivo trabajo dramático con los títeres, se pudieron -en algunos casos- arribar a dramatizaciones simples directas. Tales logros fueron posibles por mérito del equipo de profesionales al que habrá de añadirse la sensibilidad y arte de uno de nuestros mejores titiriteros, Ariel Bufano, por entonces yo-auxiliar de la Asociación, que es un rol de acompañante de quién es el protagonista en las dramatizaciones.
En el año 1963, a partir de la fundación de la Asociación de Psicodrama y Psicoterapia de Grupo, comienza una sistematización en la formación de psicodramatistas y yo-auxiliares y diversas tareas referidas a la difusión del psicodrama como asimismo, sus perspectivas de asistencia institucional. La Asociación comienza con una orientación psicoanalítica, pero con el correr del tiempo se produce una escisión: Glasserman, Martínez Bouquet y Pavlovsky se desvinculan de dicha institución. Esta se vuelca cada vez más hacia una orientación moreniana hasta abandonar totalmente el psicodrama psicoanalítico. En cambio Martínez Bouquet y Pavlovsky pasan a convertirse en los padres del psicodrama psicoanalítico en nuestro país.

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2009-07-24 00:00:00
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