En el Instituto de Custodia y Adaptación para Disminuidos Psicofísicos (INCUDI) viven 46 personas jóvenes y adultas con distintas discapacidades. “Vivir en un hogar les ofrece la posibilidad de ser bien atendidos y, sobre todo, la de compartir con pares momentos de esparcimiento y de crecimiento personal; de afianzar el vínculo con sus familias desde la individualidad que la adultez merece”, sostuvo la coordinadora general, Carolina Bostal.
Cuenta con dos centros de día, de jornada simple o doble, que busca mejorar la calidad de vida de personas jóvenes y adultas con discapacidad intelectual con o sin dificultades motoras o sensoriales. Con una metodología vinculada a la implementación de saberes y prácticas variadas y multidisciplinarias con el fin de acompañarlas a expresar su máximo potencial y autonomía en cada uno de los aspectos de la vida diaria.
Los hogares están destinados a aquellas personas con discapacidad que, por decisión familiar o de sus referentes vinculares, tienen necesidades de vivienda, alimentación, contención y esparcimiento. “El objetivo principal es dignificar y satisfacer las necesidades de los residentes, enmarcado en un ambiente placentero, para que puedan potenciar y sostener en el tiempo sus habilidades y, en consecuencia, desenvolverse acorde a sus características particulares sin dificultades”, definió Bostal.
Se trabaja la vinculación con los familiares y referentes afectivos de cada residente mediante las visitas, externaciones periódicas y diferentes actividades institucionales de inclusión.
Cuentan con la Escuela Especial en sus dos modalidades, en la sede y en proyectos de inclusión. “Siempre haciendo foco en desarrollar las capacidades de nuestros alumnos para acceder a las experiencias pedagógicas que favorezcan la inserción social”, explicó Bostal. Hay un equipo técnico abocado a acompañar la trayectoria educativa de cada persona con un abordaje integral en su desarrollo.
Vida diaria
Una nutricionista prepara un menú especialmente diseñado para las y los residentes. Cuentan con el apoyo de un equipo terapéutico interdisciplinario que acompaña para potenciar sus habilidades y desarrollar nuevos talentos, favoreciendo la autonomía dentro de las posibilidades de cada una y de cada uno. Quienes son más jóvenes y activos asisten de lunes a viernes al Centro de día donde se proponen dinámicas más desafiantes en grupos reducidos.
El resto de sus integrantes, permanecen en el hogar con tareas más pasivas acordes a sus intereses, siempre estimulados a mantener el autovalimiento y a llevar una vida plena.
EN BOCA DE SUS RESIDENTES
En el convencimiento de que “cuando se toma el tiempo de conocer de cerca a una persona con discapacidad se entiende que, en esencia, hay muchas más similitudes que diferencias”, la referente de la institución presentó algunas historias y experiencias:
Pinky, una mujer artesana. De 34 años. INCUDI es su hogar desde hace tres. “Extraño a mi hermana”, confiesa y agrega que vivir en este lugar le encanta. Aunque a veces las compañeras de cuarto le usan la ropa y charlan hasta la madrugada y le interrumpen el sueño. Como cualquier otra compañera de habitación. Le gusta pasear y andar en colectivo, aunque nunca dice que no, si vienen a buscarla en moto. Se agarra fuerte, y listo. Disfruta mucho las manualidades. Hacer pulseras, tejer. Encontró su talento y una forma productiva de calmar su ansiedad.
El “Negro” Héctor Mario, un hombre con identidad. Cumplió 50 años en 2022 y lo festejó a lo grande con su familia de INCUDI. Ante la pregunta: ¿Cómo te gusta que te digan: Héctor o Mario?”, responde “Héctor Mario”. Ante la pregunta; “Los dos. ¿Cómo en una telenovela venezolana?”, “claro, así”, concluyó. Confesó que la falta de canas en su cabellera no es para nada natural, la vanidad nos llama a todos. Una vez al mes, el acompañante le tiñe el pelo para poder seguir siendo el Negro con todas las letras. Vive en un departamento los fines de semana, cuando sale de parranda después de una semana intensa de actividades en el centro de día. El taller de cocina es su pasión. A veces solo por cocinar. La mayoría de las otras veces, por probar todo lo que cocinan de rico.
Yanina, la mujer feliz. Dice que tiene 28. Ante toda pregunta responde con una sonrisa repitiendo: Estoy feliz. De lejos se escucha la clase de música donde se adivinan boleros románticos, aunque ella no baila sino es música latina.
Marito, un bendecido. Lleva cinco años de sus 47 en INCUDI. Con una sonrisa que empieza en el borde una oreja y termina en la otra, emana una calidez. Se perfuma todas las mañanas, aprendió a dormirse aún con los ronquidos de sus compañeros -como casi todos en la vida- y de todo disfruta: las clases de música, cocina, básquet, fútbol, los talleres de carpintería y la pileta en el verano.
PARA AGENDAR
La administración de la institución se ubica en Mitre 291, y es posible comunicarse al 291-6464505 o 291-4552816 o a través de la página web www.incudi.com.ar.
Los centros de día se encuentran en Eduardo González 282 y Mitre 672. La Escuela Especial, en Paraguay 214, mientras que el Hogar de personas adultas mayores en De Angelis 225 y la Residencia para juventud y adultez, en Alvarado 2380.
Autor: Redacción Ecodías
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