La Cooperativa de Trabajo Ecomedios, dialogó con tres merenderos en la ciudad para recordar las actividades que realizan cotidianamente y en particular lo que realizarán para este Día de las Infancias. La percepción del crecimiento de la necesidad es visible en cada uno de los espacios por diferentes circunstancias. Algunas mencionadas fueron: el aumento de personas que asisten, el crecimiento en el número de merenderos o la disminución de la colaboración de particulares.

Así como se manifiesta la crisis económica, también se ve reflejada en este sector de la ciudad, un movimiento que crece y se mantiene por el trabajo voluntario y las donaciones que realizan permanentemente personas de forma particular o como grupos privados y estatales.

Un mundo donde quepan todos los mundos

Con este lema, el equipo voluntario en el ‘Meren’ de Villa Talleres, brinda la merienda todos los sábados. Tienen una actividad de Huerta y otras propuestas didácticas. Además, en la semana hay apoyo escolar para primaria y para secundaria, que es un servicio en el que participa el Municipio.

Son alrededor de cincuenta personas cada sábado, quienes asisten tienen entre dos años, que van con sus mamás hasta los quince años. “Cuando comienzan la adolescencia ya no nos quieren más los peques”, bromeó la coordinadora del Meren, Selva Cuppari.

“En el Meren, no se siente un incremento en la participación, pero sí que notamos cambios. Gente que va y viene. Y vemos en aumento el número de merenderos”, analizó Cuppari, y evaluó que podría ser una razón de que antes las personas llegaban de más lejos y hoy pueden eligen asistir a otro merendero más cercano.

“Más allá de que sea el mes de las infancias, valoramos el compartir, la merienda es simbólica. Tenemos una comunidad en el día a día, siempre estamos en contacto, aunque nos veamos los sábados, en la semana también nos ayudamos entre nosotras, tenemos un grupo de mamás Merendísticas”, argumentó.

Equipo

Son seis personas estables, entre las que se encuentra María Elena, que vive en el barrio y es la “que más le pone el pecho”, afirmó la coordinadora. También contó que están trabajando para tener personería jurídica.

Las donaciones de alimentos las consiguen de diferentes lugares. “A veces de la Municipalidad, del Banco de Alimentos tuvimos dos veces y de particulares. Tratamos de organizar colectas o donaciones y las vamos a buscar. Muy de vez en cuando la llevan al merendero”, relató.

El estar de las mamás es importante: “Participan mucho, acompañan en la merienda, preparan la leche o las galletitas y a veces tenemos facturas o pan de la panadería Kairós que colabora hace varios años”, agregó la referente.

El Meren, ubicado en Magallanes 1121, recibe todo tipo de donaciones, en ocasiones trabajan en conjunto con otras organizaciones que realizan actividades a beneficio. “Entregamos donaciones de todo lo que recibimos, sea frazadas, colchones, sillas, muebles, comida principalmente. Y además hay organizaciones o grupos particulares que nos dicen vamos a hacer un evento a beneficio del merendero”, ejemplificó.

El Día de la Niñez lo festejan el 18 de agosto y para esa ocasión, el Centro de Estudiantes de Agronomía de la Universidad Nacional del Sur realizó un bingo a beneficio y con lo recaudado se compró mercadería para las familias del barrio.

“Elijo esto porque amo a les niñes, son a quienes debemos brindarle amor y nuestro tiempo para construir infancias felices o, por lo menos, intentar aportar hacia ese camino. Por otro lado, me brindan algo hermoso que es el cariño de elles, sus sonrisas, alegrías e inquietudes que me hacen entenderlos y aprender junto a elles. Me llevan a lugares maravillosos con sus salidas y ocurrencias, y eso es parte de compartir y vivir en esta hermosa comunidad merendistica. Por último, como soy agrónoma, disfruto mucho compartir y habitar con elles el espacio de huerta que construimos entre todes”, fundamentó Cuppari en relación a la motivación de coordinar este voluntariado.

Estimular la educación

El Merendero Membrillitos de Villa Arias hace siete años que tienen la propuesta de merienda los miércoles después de las 17.30 hs. y comedor los sábados de 10.30 a 15 hs., con actividades deportivas y otras actividades lúdicas. Cuentan con cinco jóvenes que están haciendo las prácticas de magisterio y se suman a brindar su aporte en educación y hay otro grupo que también colabora.

“Las edades son desde que dejan los pañales, de cuatro años, aproximadamente, a 17. Hay un promedio de 90 a 95 personas”, especifico uno de los referentes, Gabriel Ávalos.

“Si bien la necesidad existe y se siente que llegan chicos de bajos recursos, también asisten chicos que se acercan por el juego”, ejemplificó, dejando ver que las infancias pueden vincularse sin distinción de clases.

Muchas manos

Son seis equipos de cocina con cinco o seis integrantes, que participan de forma voluntaria. “A cada grupo le toca un sábado y se organiza con lo que se consigue, con la mercadería que hay para cocinar”, explicó Ávalos.

El espacio no cuenta con ayuda del Estado, pero sí reciben donaciones de la Fundación Alimentos Solidarios y de privados. El resto del dinero lo consiguen a través de venta de bonos, rifas, o diversos proyectos.

Membrillitos tiene un salón propio que lo construyeron hace tres años, con cuatro baños, una cancha de fútbol 5 y pileta de natación, lo cual les permite tener actividades todo el año. Además, organizan salidas al cine, al teatro y una vez al año hacen un campamento.

Como equipo una de las reflexiones que expresaron fue que “la única forma de salir de la pobreza es con la cultura y la educación”, por eso tienen a fin de año premios estímulos para los mejores boletines.

“El pago de este servicio es emocional. Ponemos nuestro tiempo por un beneficio espiritual, moral, por haber ayudado a otros sin ningún tipo de interés”, puntualizó.

El festejo por el día de las infancias será el 24 de agosto con una choripaneada y campeonato de fútbol 5.

“Que no pasen necesidad”

En el Merendero Juntos por los Necesitados del Barrio Noroeste, ubicado en Roca 1652, las familias llegan de diferentes lugares y “mientras tenga algo, las asisto”, expresó la dueña de casa y referente, Stella Maris Correa.

Ella es quien lleva adelante el lugar, junto a dos mamás, y mediante la ayuda de la comunidad y amigas: “Tratamos de comprar las verduras con mis amigas y gente que colabora, porque el Municipio me da para treinta familias, y cada vez son más las que concurren por ayuda”, lamentó.

Actualmente, preparan viandas para 18 abuelos y abuelas, en la semana se asisten con alimentos a 87 familias. “Lo que llega de donación se reparte. Los sábados se el almuerzo a 35 chiquitos. También tenemos apoyo escolar, Taller de Memoria y Roperito comunitario”, detalló.

Ante la situación económica y las donaciones, resaltó que “ahora está complicado por la falta de trabajo y las subas de precios en todo. A nadie le gusta salir a pedir, pero la circunstancia obliga. En este mes de la infancia desearía que cada niño tenga algo para comer, que no pasen necesidad y puedan pensar sólo en estudiar y jugar”, deseó.

Autor: Redacción Ecodías