La conmemoración de este año del Día Internacional de
los Trabajadores en nuestra Argentina impone parar la pelota, ponerla bajo la
suela y tomarse un tiempo para reflexionar. Los actuales tiempos no son
auspiciosos para los trabajadores, en el marco de un modelo económico y social
que remeda los tiempos nefastos del neoliberalismo y los planes de ajustes
iniciados durante la dictadura cívico militar y continuados por los gobiernos
democráticos del menemismo y la Alianza. Programa socioeconómico este que tiene
la virtud de que todos los argentinos sabíamos que, alzada la Coalición
Cambiemos con el triunfo electoral en el mes de octubre del año pasado, no
demorarían un minuto en poner en funcionamiento. Y vaya si fueron eficaces para
la concreción inmediata de los postulados exigidos y compartidos por los dueños
del poder económico del país! Así, la sociedad argentina asistió anodadada
desde los primeros días de la gestión de Macri a la cesantía de miles y miles
de trabajadores estatales, recorte de áreas de impacto social en la estructura
del Estado nacional y su correlato provincial; la exención de impuestos a los
sectores agroexportadores y mineros; devaluación del 60% de la moneda,
permitiendo el enriquecimiento ilícito del sector financiero; inflación
exorbitante que ni siquiera se da a conocer porque el actual jefe del INDEC,
Jorge Todesca (quien elaboraba el Índice Congreso con el que mes a mes los
actuales cofrades de Cambiemos nos atormentaban, Jaime Linares incluido) ahora
manifiesta muy suelto de cuerpo que no puede medir el alza de precios y
servicios; expulsión de trabajadores de la actividad privada por merma y “enfriamiento”
de la actividad económica… En fin: todo este artículo podría completarse
solamente consignando las medidas de tremendo sesgo antipopular y antiobrero
que el Gobierno actual perpetra en perjuicio de los intereses y derechos de los
trabajadores.
Claro está que esta política favorecedora de los
grandes sectores concentrados de la economía es posible de llevar a cabo
mediante un formidable blindaje mediático como el que goza la actual gestión.
De no ser trágico, sería hasta cómico ver como los medios de comunicación
hegemónicos alientan a los consumidores a gozar de las bondades del aire de la
ventana para no gastar electricidad con el aire acondicionado, la caminata
hasta el laburo en reemplazo del auto o del transporte público y los beneficios
de una dieta diaria que deje la carne de lado (también los lácteos, el pollo y
las mollejas) para hincarle el diente a la soja o al arroz… Tal desfachatez y
desvergüenza de los medios de comunicación moverían a risa en cualquier otro
momento de nuestra historia pero no se puede perder de vista que son un vector
fundamental del sostenimiento de estas políticas públicas que desde el inicio
de su gestión ha provocado una brutal transferencia de ingresos desde el sector
asalariado hacia el sector de los actores hegemónicos de la economía. NO
OTRA COSA QUE ESA TRANSFERENCIA ES LA DEVALUACIÓN DE LA MONEDA LLEVANDO EL
DÓLAR A 15 MANGOS DESDE QUE A MACRI LE COLGARON LA BANDA. Obviamente, tal
transferencia de ingresos se corona y perfecciona con la reinstalación del
mecanismo de endeudamiento externo al que con tanta algarabía celebraron los
personeros de la dependencia. El método es simple y sencillo: se emite deuda en
títulos del Estado argentino para pagar a los acreedores que nos vuelven a
prestar a tasas internacionales para pagar a acreedores que… El cuento de la
buena pipa de nuestra niñez, vio? Y se equivoca feo quien piensa que estos
temas son solo pertinentes para los cráneos que manejan la economía o los
bancos: más temprano que tarde los trabajadores y los sectores populares
pagaremos, una vez más, los costos comprometidos por una caterva de
irresponsables y dañinos que, entre alegría y globitos de los cojones,
hipotecan el futuro colectivo de los que no tenemos ni tendremos cuentas off
shore en Panamá ni en ninguna guarida de piratas financieros.
Ante este panorama antipopular los trabajadores
debemos extremar los esfuerzos para enfrentar con convicción y templanza estos
planes. Será necesario recuperar estado atlético de lucha; venimos de 12 años
en los que, con sus más y sus menos y sus errores y aciertos, fuimos
protagonistas de nuestro presente y porvenir. Ciertamente, estos años de
bonanza con discusiones paritarias y obtención de derechos individuales y
colectivos elevaron la vara de nuestros anhelos: no nos conformamos con poco;
queremos lo que nos corresponde y estamos dispuestos a dar la batalla contra
los quieran arrebatarnos tales conquistas. En este escenario RESULTA
FUNDAMENTAL LA UNIDAD DE LOS TRABAJADORES; las discusiones políticas o
electorales, legítimas y valederas, deberán ser postergadas para cuando la
actual coyuntura, con su muestrario de despidos, bajos salarios y
desmejoramiento de las condiciones laborales, lo amerite. UNIDAD Y LUCHA,
ganando la calle, conversando en la fábrica, en la oficina, en el taller, en la
obra. Estatales, docentes, judiciales, mecánicos, metalúrgicos, bancarios,
camioneros, choferes, universitarios, debemos encontrar y construir
herramientas y escenarios que posibiliten encontrarnos, aún con nuestros
matices y diferencias, para detener este afán expoliador de los dueños del
capital y el dinero. No será fácil, pero tenemos la obligación moral y política
de intentarlo. Algunos compañeros van comprobando cual es el camino: la
reincorporación de los trabajadores bancarios despedidos luego de 60 días de
acampe frente al BCRA y dos paros contundentes, la movilización de la CGT en
ocasión de la visita a Bahía Blanca de la Gobernadora Vidal, la lucha de
judiciales, estatales y docentes… jalones todos de una lucha que está llamada a
triunfar, porque resulta inevitable el triunfo de la razón, la justicia y el
progreso. Y a poner las barbas en remojo porque este camino lo transitaremos
“con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes” como decía
Evita. Y va siendo hora que algunos que siempre están vayan rindiendo cuentas
de sus sempiternos acuerdos con el poder. Al que le quepa el sayo que se lo
ponga.

*Walter Larrea es Secretario Gral. Adj. de La Bancaria y abogado querellante en
juicios por delitos de Lesa Humanidad.