Todo comenzó hace dos años, por iniciativa de la profesora de yoga Marita Romero, quien se dedicó a marcar un norte en lo referido a acciones solidarias. De esta manera, un grupo de mujeres se organizó y comenzó a gestionar donaciones para varios merenderos de la ciudad.

Actualmente, son catorce mujeres que se distribuyen las tareas, de acuerdo a sus posibilidades: “Algunas colaboran difundiendo por teléfono, otras tejiendo, otras juntando cosas en su hogar, otras con movilidad, y otras nos juntamos una vez por semana para entregar donaciones”, indicó la referente del grupo.

“No tenemos asistencia Municipal ni política. Lo único que tenemos es, una vez por mes, el grupo Nutrimás que nos entrega lo que les viene en cantidad. Eso repartimos y asistimos, y generamos rifas y eventos para poder recaudar para lo que es principal, que son las meriendas”, puntualizó. En ese sentido, contó que lo que más se necesita es leche, azúcar, zucoa, harina, fideos, salsa de tomate, caldos, y otros insumos para poder preparar viandas.

En esa línea, se refirió a que todo lo que se genera es a través de colaboradoras que acercan mercadería o efectivo y que no renuncian a la idea de formarse como una ONG, pero que por el momento prefieren seguir con la misma dinámica: “No alcanza, pero nada nos es imposible, ese es nuestro lema. Trabajamos de lunes a lunes, de enero a enero. Y la voluntad es lo que más nos caracteriza”.

Manos en acción

Entre las intervenciones y tareas que el grupo desarrolló, se encuentra la asistencia a quince merenderos de los barrios Grumbein, Punta Blanca, Portal del Este, Villa Delfina, y Harding Green, de forma semanal y respondiendo a sus necesidades puntuales, y organizando festivales para las fechas significativas.

Además, han prestado asistencia al grupo Mamá y yo que trabaja con madres adolescentes; al Cotolengo; a escuelas rurales; realizan entrega de colchones, mantas, medicamentos o materiales de salud; una colaboradora recupera vestidos para fiestas; y responden a emergencias particulares o solicitadas por los hospitales locales.

“Cada una de las integrantes ha trabajado en diferentes lugares, siempre ayudando, y con experiencias de vida muy fuertes. Y buscamos que todo lo que hacíamos por fuera, podamos hacerlo juntas. Empezamos a buscar merenderos, uno llevó a otro, con diferentes realidades: Cocinando Ilusiones que ayuda a las mujeres en situación de violencia de género; Pancitas Llenas que trabaja con la problemática de la droga; Envión Harding Green donde hacen actividades para jóvenes. Merenderos que dan viandas, otros que dan bolsones, otros, ropa. Lo bueno de esto es que siempre hemos tenido una comunicación muy fluida, de igual a igual. Nos indican qué es lo que necesitan, y podemos cubrir las necesidades y no dar por dar. De esa forma nos ayudamos”, afirmó Romero.

Como hito dentro de la organización, en noviembre del 2023, lograron concretar un viaje a Monte Hermoso con 33 niños y niñas y 13 personas adultas del merendero Pancitas llenas.

Dejar huella

Como premisa de Resolidarias, su trabajo está orientado únicamente a colaborar con entidades barriales o instituciones, y no con personas particulares.

Al respecto, la impulsora del proyecto explicó que “no podemos. Si es una emergencia por la pérdida de una vivienda, lo evaluamos. No es por no querer, sino porque no tenemos los insumos. Por ejemplo, hasta el año pasado comprábamos pañales descartables. Hoy, si tenemos que elegir, preferimos comprar leche para treinta chicos, a pañales para uno solo”.

“Intentamos difundir que todo se puede, nada es imposible. Solamente hay que buscar la forma de compartir. Y hasta ahora, el trabajo fue muy activo y fluido, coordinado y organizado, todo consensuado. En ese aspecto somos bastante bendecidas”, agregó.

Sobre las realidades que se viven en los barrios de la periferia de la ciudad, y el apoyo que reciben de la comunidad, opinó: “Hay muchísima necesidad. La necesidad está. La gente recorre los merenderos. Hay asistencia municipal. El tema es que, por ahí, asisten a la Sociedad de Fomento, pero no a los merenderos, que son más multitudinarios. Y muchas veces la gente, aunque es solidaria, no confía en que las donaciones lleguen. Es algo para trabajar”.

Autor: Redacción Ecodías