El informe muestra que un 28% de la población, aproximadamente 82.400 personas, habita en hogares en pobreza multidimensional de intensa a severa. Esta medición evidencia a través de diferentes indicadores, que en esos hogares no se logran satisfacer las necesidades básicas o acceder a determinados derechos. De ese total, un 12% vive en pobreza severa y 14.000 son menores de edad.

Fue una muestra representativa, incluyendo los barrios más vulnerables y efectuando preguntas específicas que permitieron hacer una medición sobre la pobreza multidimensional. Las dimensiones de análisis fueron: la vivienda, los servicios, la salud y seguridad alimentaria, la educación y empleo y seguridad social.

Mediciones

“Se miró si el hogar tenía una vivienda adecuada, los materiales de construcción, si accede a saneamiento, si hay chicos en edad escolar. En el análisis se empezó a ver que varios de esos indicadores no llegaban a los valores mínimos, no era sólo una privación aislada, sino son varios al mismo tiempo, a eso llamamos pobreza multidimensional”, ejemplificó la licenciada y doctora en Economía, integrante del equipo autor del informe, María Emma Santos. Los datos fueron difundidos en el ciclo de charlas de la Plataforma Inclusión de la Universidad Tecnológica Nacional filial Bahía Blanca, bajo el título Marginalidad y pobreza. Las perspectivas, los sujetos y los contextos.

La selección de barrios vulnerables estuvo basada en la información de la Secretaría de Estadísticas Sociales del Municipio, que establecieron una nómina de acuerdo a la dificultad de acceso a servicios. La incidencia de la pobreza es de un 55% en los barrios vulnerables, contra un 21% en los barrios no vulnerables. “No es un sólo sector, en algunos lugares está más oculta, es un desafío para las políticas aplicables”, estimó Santos.

Políticas de estado

Santos afirmó que “el problema es complejo, lleva tiempo y hay que empezar por la primera infancia, está demostrado que cuánto más temprano se implementan políticas de cuidado de la vida de la persona, mayor es el impacto, eso da un orden de prioridad”.

Para ello, es necesaria la implementación de políticas a largo plazo y no de un gobierno de turno. “Para que se conviertan en políticas de estado es importante evaluar, porque si se dan resultados de impacto positivo, hace que trascienda el color político, en Argentina no hay experiencia en el ejercicio de evaluación de políticas públicas”, lamentó.

Además, la intervención tiene que ser coordinada y las familias acompañadas. “No se resuelve el problema con un bolsón de alimentos, las personas que viven situaciones tan extremas, están con un cuadro de estrés permanente y necesitan un acompañamiento para encauzar las decisiones sobre lo que tienen y qué se puede hacer, ofreciéndoles algunas herramientas”, explicó.

La profesional adelantó que se realizó el pedido a la Municipalidad para trabajar en políticas focalizadas que contribuyan a potenciar lo hecho o sumar lo que falte. El informe completo se encuentra en el portal digital del Departamento de Economía de la Universidad Nacional del Sur.

Proyecto comunitario

Por su parte, el psicólogo social y ex referente del grupo Envión en el barrio Saladero, Jorge Cascallar, puso de relieve otra perspectiva, que tiene que ver con la pobreza como construcción social. “Hay que entender que es una injusticia creada por nosotros mismos, la exclusión es parte del mismo sistema que lo construye como proyecto comunitario, que culpa a aquellos que habitan la pobreza, y esa es una visión absolutista que se siente muchísimo en los barrios de alta vulnerabilidad” aseguró.

Cascallar remarcó que “desde la formación profesional se nos prepara para vincularnos con el otro desde un lugar de poder, sin embargo, trabajar en red significa juntarnos para definir consensos mínimos, esto no elimina la confrontación, es un paso necesario para generar vínculos que sostengan el proyecto en conjunto”.

Asimismo, reconoció que esta construcción tiene un límite, que es la garantía del estado en determinadas cuestiones, por ejemplo, “una escuela que está en una calle sin número, no está legitimada, por eso se sienten que no están en Bahía, simbólicamente no forman parte”.

Cambiar la mirada

La referente del comedor Una ilusión del Barrio Tierras Argentinas, Soledad Costa, hace diez años que inició este espacio de acompañamiento principalmente para los niños, niñas y adolescentes. “Trato de que disfruten lo que tenemos, que encuentren un lugar lindo para compartir”, contó.

Desde su experiencia resaltó: “La mirada hacia ellos es violenta, no hay empatía, ni respeto, falta una mirada de amor y contención para poder cambiarles la vida”. Al comedor llegan personas de todas las edades, hay un equipo de mujeres y un papá que corta el pasto. “Estas familias saben lo que quieren, pero no tuvieron las posibilidades”, afirmó.

Resaltó el acompañamiento de entidades que la apadrinan y apoyan en este proyecto. Algunas dificultades enumeradas por la referente respecto al barrio son la lejanía de la escuela, que está a 35 cuadras y la falta de agua.

CONSTRUIR UNA VISIÓN GLOBAL
El concepto de pobreza multidimensional surge en el año 2000. “La pobreza no es sólo falta de ingresos, hay diferentes indicadores”, detalló la doctora Santos. En 2010, se introdujo el índice de Pobreza Multidimensional Global, que se mide en los países en desarrollo, en el programa de Naciones Unidas para el Desarrollo Humano.
En relación a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por las Naciones Unidas en 2015 como metas para el 2030, los primeros dos son: Fin de la Pobreza y Hambre Cero. “Antes de la pandemia, el mundo estaba lejos del logro de la reducción de la pobreza extrema medida en términos monetarios, ahora se estima que se aparta aún más, pero esto no significa que se deje de trabajar en ello”, sentenció.

Autor: Redacción Ecodías