Nuevamente debemos ocuparnos de Bolivia, porque allí se suceden hechos importantes, trascendentes, y porque en ese territorio se debate en gran medida el futuro de una América emergente, la que integran millones de seres que en el continente han vivido marginados de las decisiones políticas. Una población que forman indígenas, campesinos y pobladores de los cinturones urbanos en las grandes ciudades. A pesar de las reiteradas convocatorias al diálogo formuladas por el presidente Evo Morales, los sectores de oposición liderados por el prefecto de Santa Cruz, Rubén Costas, siguen incrementando el uso de la violencia. Finalmente el gobierno decidió convocar un referéndum para que el pueblo decida con su voto el próximo 7 de diciembre si aprueba o desaprueba el texto aprobado por la Asamblea Constituyente.

“Collas de mierda”
Al conocerse la convocatoria, partidarios del Movimiento Al Socialismo salieron a las calles en Santa Cruz a expresar su adhesión a la medida. El festejo fue interrumpido por los grupos paramilitares de la Unión Juvenil Cruceñista, que agredieron con violencia a los manifestantes provocando decenas de heridos, uno de los cuales quedó en estado de coma. El odio racista y el desprecio de los violentos quedaron claramente reflejados en los gritos que proferían los agresores. Una televisora local difundió las imágenes y los sonidos. “Collas de mierda”. “Que se vayan a su tierra, indios de mierda”. “No queremos esta raza maldita”.
La violencia se extendió luego a las mujeres collas que -en muchos casos acompañadas por sus hijos- venden diversas mercancías en las calles de la ciudad. Varias de ellas aparecían en las imágenes golpeadas y con la cara ensangrentada. Los agresores pertenecen al llamado “Comité Cívico” que encabeza el latifundista Branco Marinkovic. Son los sectores que se autocalifican de “demócratas”. El vicepresidente Alvaro García Linera dijo que lo sucedido lo avergonzaba como boliviano y que “constituye un proceso de radicalización fascistoide y delictivo”

Visita nocturna y clandestina
Horas antes, otro hecho singular se había producido en Santa Cruz, en este caso amparado por la oscuridad, pero revelado públicamente por el canal Gigavisión. La cadena televisiva mostró imágenes en las que aparece el embajador norteamericano Philip Goldberg tanto al llegar como al salir de la residencia del prefecto Costas, en medio de una noche lluviosa y acompañado por otras personas. Ante la evidencia, el diplomático norteamericano intentó calificarla como una “visita pública”. Pero nada se había publicado en la prensa sobre esa “visita”.
El canciller boliviano David Choquehuanca pidió explicaciones y dijo no comprender que en un momento tan delicado como el que vive el país, el embajador norteamericano visite y se reúna con un prefecto que insulta al presidente de la república.

Por Carlos Iaquinandi, Agencia SERPAL, Servicio de Prensa Alternativa. www.serpal.info