El presidente colombiano está en gira europea, tratando de impedir cambios en el status de las FARC, Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, organización que figura como “terrorista” en las listas del gobierno norteamericano y de la mayoría de los europeos. A raíz de la intervención del presidente Chávez de Venezuela, y tras un intento fallido, se consiguió la libertad de dos de las mujeres retenidas por ese grupo armado, que desde hace más de 30 años enfrenta a los sucesivos gobiernos colombianos. Eso dio lugar a que Chávez solicitara que se reconociera estatus de “fuerza insurgente” en el marco de un conflicto armado, y por tanto esas circunstancias facilitaran futuros canjes humanitarios de prisioneros. Si bien nunca se precisan las cifras, se estima que varios cientos de personas, o quizás miles, permanecen retenidas por ambos bandos, tanto en cárceles estatales, como en refugios selváticos en el caso de las FARC. El español Javier Solana, “canciller” de la Unión Europea, ratificó el calificativo de “terroristas” para el grupo colombiano, otorgando la primera satisfacción al preocupado Uribe. Este propone como mediadora en cualquier negociación a la Iglesia Católica acompañada por tres países europeos. Pero horas más tarde, en París, el canciller francés Bernard Kouchner anunció que en febrero viajaría a Colombia y Venezuela. Argumentó que incluía a Caracas en esta gira porque Hugo Chávez “juega un papel importante en la negociación” y ya logró “desbloquear un cierto número de cosas”. Los cierto es que los observadores europeos independientes, no dudan en afirmar que la única salida al conflicto interno colombiano es negociada, porque no hay posibilidad inmediata de una victoria militar ni por parte del gobierno, ni por la guerrilla. Y mientras tanto, la población civil, en particular los campesinos, siguen padeciendo los efectos de la confrontación. También se denuncia la acción cómplice de paramilitares y narcotraficantes, que han logrado infiltrar el aparato del estado, incluyendo los propios organismos de seguridad. Por su parte Clara Rojas, una de las dos rehenes liberadas el pasado 10 de enero por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y también en gira europea, se pronunció en Madrid por la flexibilización de las posiciones de las partes en el conflicto colombiano.

Por Carlos Iaquinandi, Agencia SERPAL, Servicio de Prensa Alternativa. www.serpal.info