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Un negocio de monedas

El 18 de diciembre de 2000 el Concejo Deliberante autorizaba a suscribir a la Municipalidad de Bahía Blanca un convenio con la empresa Alta Tecnología S.E., conocida en los pagos bahienses como Altec. Ocho días después se suscribía entonces un “contrato de locación de equipos necesarios para el control del área de estacionamiento medido, su mantenimiento y el gerenciamiento de la operatoria” que incluiría también el servicio de transporte de vehículos en infracción, es decir, la famosa grúa.
La vigencia del contrato se estipulaba entre los días 1 de febrero de 2001 y 30 de noviembre de 2005, extensos 5 años en que las partes se someterían a esta relación contractual.
El locador, en este caso Altec, entregaba en concepto de equipos 104 parquímetros, 14 terminales portátiles de inspectores y supervisores, 35 terminales comerciales, 15 transceptores de comunicaciones con su respectiva base, y proveía un sistema central de control y procesamiento necesario para la operación de los equipos.
El contrato estipulaba que la Municipalidad de Bahía Blanca pagaría al locador un mínimo de $ 48 por cada vehículo transportado, es decir, el 80% de lo establecido en el código de penalidades municipales.
La lectura se torna interesante al llegar a la cláusula 19: se establece allí la suma fija de $ 93.000 + IVA por mes por todo servicio, pautando una bonificación de 7,5% para el primer año. Traducido: $ 112.530 mensuales (si bien el 2001 se pagaría casi $ 105.000), un millón trescientos cincuenta mil pesos ($1.350.360) anuales entregados a una empresa “bahiense”.

Recursos
El cálculo de Recursos y Presupuesto de Gastos de la Municipalidad de Bahía Blanca del año en curso, como ingreso de jurisdicción municipal, estimaba en $ 1.644.00 los correspondientes a estacionamiento tarifado, sobre la base del ingresado en noviembre de 2005.
Para tener una idea comparativa del significado de este monto, señalemos que dicho Presupuesto estimaba un ingreso de $ 1.480.000 por la tasa ambiental y de $ 5.100.000 por la tasa de salud, esa que aparece en la boleta de todos los vecinos bahienses junto a la tasa de alumbrado, limpieza y conservación de la vía pública.

¿A quién le favorece la privatización?
En su momento, allá por el año ’94, bajo la gestión de Jaime Linares, este sistema fue propuesto como lo mejor que le podía suceder a un tránsito caotizado como el bahiense. Una década después el análisis indica que este sistema no ha beneficiado al estado municipal que era quien lo necesitaba en primera instancia, ni tampoco a los usuarios.
Cualquier automovilista que haya hecho uso de este sistema de cospel puede dar cuenta de la aventura que significa: no encontrar una boca de expendio en condiciones normales (horario de comercio, sin carga en su máquina, con la máquina fuera de funcionamiento, y muchos etcéteras); cerrar el cospel en otro parquímetro (pérdida del crédito existente); olvidarse abierto el cospel; no encontrar la boca de expendio dentro de los 200 metros pautados en el contrato; tener que recurrir al único lugar de reclamo sito en calle Soler al 200 y pacientemente explicar qué sucedió, con la pérdida de tiempo que eso significa (para todos); entre otros.

Gestión local del sistema
Hoy por hoy todo el gasto lo realiza el estado. Basta ver en el abultado expediente 0-00011736/93 del Concejo Deliberante los expedientillos correspondientes a los pagos realizados por el municipio desde enero de 2001 a la fecha, para comprobar que pagamos hasta la energía eléctrica que utilizan los parquímetros.
En dicho expediente, en el anexo III, se detallan todas las tareas correspondientes al gerenciamiento del sistema. Amén de que varias tareas están tercerizadas (algunas de ellas realizadas por los inspectores municipales, cuyos sueldos paga el estado), la calificación general del sistema provoca la pregunta: ¿Qué pagamos cuando pagamos mensualmente $ 75.395,10 por el gerenciamiento del sistema?
En este 2006 -con un gobierno nacional que da señales de revisar las privatizaciones de los servicios públicos-, volver a plantear un contrato a tantos años genera en parte de nuestra sociedad la inquietud por el gerenciamiento propio del sistema de estacionamiento medido y pago.
Un ejemplo claro de repensar esta gestión es el actual sistema de leasing que permite la compra de todo el equipamiento necesario con el valor “elevado” de un alquiler, con el beneficio cierto de comprar para el estado bahiense.
Una experiencia innovadora en este sentido formaría parte del delineamiento de gestiones locales trascendentes, uniendo la resolución de las problemáticas del tránsito y el desempleo, proyectando un sistema que utilice de la mejor manera la tecnología en función de la generación intensiva de trabajo.

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2006-07-16 00:00:00
Etiquetas: Bahía Blanca.
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