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Un acto de memoria

En el marco de esta iniciativa del gobierno colombiano de ceder territorio para la instalación de bases militares norteamericanas, consideramos de interés reeditar “Diálogo en Buenos Aires, 1987”, publicado por Yuri Gvozdev en el impreso “El bolivarismo contra la doctrina Monroe”.
Los hechos referidos son reales y tienen la plena vigencia de la política exterior de Estados Unidos desde mucho antes de 1987 hasta la fecha. Se podrían modificar los nombres y el “Diálogo de Buenos Aires, 1987” bien podría ser “Diálogo de Bogotá, 2009” o “Diálogo de Tegucigalpa, 2009” o “Diálogo de Bariloche, 2009”.

Los interlocutores: el presidente del Consejo de Defensa Centroamericano (CONDECA), teniente general John Ballantyne, subayudante del secretario de Estado de EE.UU. para asuntos interamericanos Robert Gelbard y parlamentarios argentinos.
Tte. general. John Ballantyne: EE.UU. exige comprensión y respaldo de los amigos latinoamericanos en la “cruzada” que libra en defensa de la democracia y de nuestro modo de vida cristiano. Si los luchadores por la libertad llegan a ser derrotados, caerán bajo el dominio de los comunistas no sólo Nicaragua, sino también Honduras y El Salvador, toda la América Central. Luego llegaría la hora de México, y cuando cayese bajo la bota de los rojos, también nos veríamos amenazados nosotros, puesto que el comunismo estaría en las puertas de EE.UU. No creo necesario explicarles que luego llegaría el turno al resto de América Latina. Y esto no lo podemos consentir…
Balbino Zubiri, diputado radical: Si nos remitimos a la postura antiargentina de EE.UU. durante la Guerra de las Malvinas, nos parecerá muy dudoso que el CONDECA sea la organización idónea para defender los intereses de América Latina. Ud. olvida el tradicional respeto de la Argentina por los principios de autodeterminación y de soberanía de las naciones. ¿No cree que se pasa de la raya cuando nos indica cómo proceder? Porque Argentina, igual que Nicaragua, es un estado independiente…
Tte. general. John Ballantyne: ¡Pero qué saben uds., los argentinos, en cuestiones militares! ¡No entienden nada! Deben prestar oído a lo que dicen los militares, respaldar a los “contras”. Ellos son los verdaderos patriotas, y puede hacerse mucho por ellos. La situación en Nicaragua es tan seria que debemos movernos. ¿Acaso es serio defender ideales ingenuos y románticos?
Guillermo Sarquis, diputado radical (acaloradamente): Pero, general, ¡cómo puede decir cosas tan instigadoras siendo presidente del CONDECA y coordinador del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR)! ¿Está Ud. enterado que los países del continente se pronuncian en frente cerrado contra la intervención en Nicaragua y respaldan las acciones del Grupo de Contadora?
Tte. general. John Ballantyne (casi histérico): ¡Absurdo! ¡Lo que Ud. dice no tiene sentido! Eso lo afirman sólo los comunistas. Son sus argumentos. ¡Son ellos los que se inmiscuyen en los asuntos de Nicaragua, y no nosotros! EE.UU. lo que hace es ayudar a los patriotas que luchan contra el peligro comunista. Yo les aconsejaré cómo hacerlo mejor…
Robert Gelbard: Nicaragua es un títere soviético-cubano. ¡Pobre democracia, la amenzada por los sandinistas! ¡Ellos atentan contra los vecinos, con la Iglesia, contra todos! ¡Y en lo que se refuere a Contadora, es absolutamente inútil!
Adolfo Gass, senador radical: Si los esfuerzos de Contadora han resultado insuficientes, se debe a que Estados Unidos no le ha prestado el apoyo necesario. Es bien sabido que cada vez que Contadpra estaba casi a punto de llegar a un acuerdo, siempre había algún país (Costa Rica, Honduras o El Salvador) que lo eludía bajo distintos pretextos. Estamos convencidos de que el principal osbstáculo para la normalización es la Administración Reagan. Contrariamente a los objetivos “humanos” que señalaban, ustedes facilitan las ametralladoras, los fusiles, los tanques y los aviones para agredir a un país, con el que siguen manteniendo relaciones diplomáticas. Ese país no les ha causado ningún mal, y lo que más necesita es la paz. Su agresión ha sido condenada por la Corte Internacional, la ha condenado la ONU y la Organización de Estados Americanos. Entonces, ¿quién agrede a quién?
Robert Gelbard: ¡Considero cínica esa declaración!
Senador Gass (fríamente): No le permito que me hable en tales términos. Está hablando con un senador de Argentina, y no con un lacayo. ¡Los senadores argentinos son libres para decidir y pensar, a diferencia de ustedes! Pueden no compartir lo que digo, pero estoy convencido de que el que arma precisamente a los estados americanos, el que da   millones de dólares a los mercenarios, es el que contribuye a destruir la democracia.

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2009-09-05 00:00:00
Etiquetas: Internacionales.
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