El conflicto que se inició el pasado 6 de agosto en la estatal Universidad de San Carlos, lejos de diluirse parece extenderse hacia otras sensibilidades sociales, y algunos analistas destacan que no queda en un acontecimiento meramente estudiantil. Mientras la prensa guatemalteca, salvo contadas excepciones, omite o diluye toda información sobre la situación interna del histórico centro de estudios, los alumnos agrupados en el colectivo Estudiantes por la Autonomía (EPA), van logrando apoyos y también repercusión internacional de sus reivindicaciones. La oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, pidió “un diálogo fructífero” para resolver el conflicto que comenzó cuando los estudiantes decidieron cerrar el acceso a la Universidad estatal de San Carlos. El analista Sergio Tischler apunta en la web de Rebelión que “para entender el actual conflicto en la Universidad guatemalteca es necesario establecer de entrada que el mismo no se reduce a la confrontación de grupos, unos que controlan los órganos de dirección de la institución, y otros que adversan la forma en que se ejerce el poder en la misma”. Y añade: “para nadie es un secreto, que una de las consecuencias de la política de terrorismo de estado durante los años del conflicto armado fue la de golpear a las fuerzas sociales que durante décadas constituyeron el núcleo de una cultura crítica, heredera de la revolución democrática del 44-54, y que eran el corazón de la autonomía universitaria”. Para quienes tengan interés, su artículo completo -no muy extenso- se puede encontrar en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=113370.

Por Carlos Iaquinandi, Agencia SERPAL, Servicio de Prensa Alternativa. www.serpal.info.