El pozo petrolero submarino de la British Petroleum en el Golfo de México continuaba descontrolado al momento de redactar esta crónica para el Mirador y se convierte en la mayor catástrofe de la historia de los Estados Unidos. A pesar de las presiones del gobierno norteamericano, la compañía petrolera se ha mostrado incapaz de controlar la fuga de crudo que lleva semanas contaminando las aguas del Golfo, poniendo en riesgo la vida de todas las especies animales y vegetales.
Carol Browner, directora de la Oficina de Energía y Política de Cambio Climático de la Casa Blanca, confirmó que a más de 40 días de la explosión y hundimiento de la plataforma “Deepwater Horizon”, el crudo sigue manando del pozo siniestrado. La ingeniería de BP ha ensayado sin éxito diversos métodos para sellar la fuga, pero el petróleo sigue emanando. La dimensión de la catástrofe es visible desde la superficie, pero también puede apreciarse minuto a minuto desde la cámara que BP tiene instalada a 1.500 metros de profundidad, en la boca del pozo submarino.
Las estimaciones más conservadores estiman que 76 millones de litros de crudo pueden haber salido del pozo afectado, pero otras fuentes elevan esa cifra a 150 millones de litros. No obstante, estas son las estimaciones del gobierno norteamericano; muchos científicos advierten que las cifras de la catástrofe pueden ser mucho mayores. Lo que parece claro es que el vertido supera ya con creces el de 40 millones de litros del petrolero “Exxon Valdez” frente a la costa de Alaska en marzo de 1989. Este nuevo suceso se constituye así en la peor catástrofe ecológica en la historia de los Estados Unidos.

Por Carlos Iaquinandi, Agencia SERPAL, Servicio de Prensa Alternativa. www.serpal.info