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Se aplican las nuevas medidas de ayuda social

El presidente Evo Morales considera que ha cumplido una parte importante de sus compromisos con el pueblo boliviano. En un discurso pronunciado en el departamento de Oruro afirmó: “misión cumplida con la niñez y con las personas de la tercera edad”, que han sido directamente beneficiadas con medidas sociales impulsadas por su gobierno. Añadió que esas medidas “ya son del pueblo” y las consideró irreversibles. “Continuaremos, agregó, si no nos tumban”. Estas afirmaciones del presidente boliviano se producen pocas horas después que se iniciara el pago de la renta Dignidad con recursos del Impuesto Directo a los Hidrocarburos. Esta medida fue uno de los ejes de la confrontación con algunas prefecturas del país, las que que tienen recursos petrolíferos o gasíferos en el subsuelo y pretenden la exclusividad o una gran parte de los beneficios para sus propios territorios. Eso los llevó incluso, como en el caso de Santa Cruz de la Sierra a amenazar con una secesión a través de un estatuto de Autonomía. Morales afirmó que tanto el Bono “Juancito Pinto” para los escolares como la renta Dignidad para los ancianos, son imposibles de cambiar, “son parte de una revolución social”. Las prefecturas de Santa Cruz, Pando, Beni y Tarija insisten en que este pago debería hacerse con otros recursos. Esta posición es considerada egoísta por el gobierno, criterio que comparten también muchos bolivianos que consideran una medida justa que beneficia a los sectores más desprotegidos de la sociedad. Pero los prefectos siguen lanzando proclamas demagógicas dirigidas a sus propias poblaciones y vuelven a insinuar que si no se renegocian las formas de financiación de estas ayudas sociales, retomarán el camino de la confrontación. Evo afirmó que estos grupos “no plantean propuestas, solo los mueven intenciones políticas“. “Buscan el enfrentamiento y desde siempre están ligadas a los partidos neoliberales.” Recordó que desde el mes de setiembre pasado grupos conservadores han planificado sacarle por la fuerza del gobierno. Aquella denuncia fue avalada por el Servicio Nacional de Inteligencia que confirmó un plan y la circulación de panfletos que mencionaban acciones para – textualmente – “tumbar al indio de mierda”. Señalaba incluso como impulsora del plan a la denominada “Nación Camba”, una corriente ultraderechista con tintes racistas con sede en Santa Cruz.


El gobierno salvadoreño
“a la orden” de los EEUU

El Salvador sigue siendo uno de los aliados incondicionales de la política exterior norteamericana. El presidente Antonio Saca, considerado por la oposición como un “títere” del gobierno de los Estados Unidos, despidió al décimo relevo de las tropas salvadoreñas que intervienen en Irak. Es evidente que ese grupo de 280 hombres no resulta decisivo para el bloque operacional que componen más de cien mil soldados norteamericanos desplegados en la región. Pero sí ayuda a que Washington siga calificando como “fuerza multinacional” a la expedición que invadió y ocupó militarmente a ese país hace ya casi cinco años. En la despedida a los militares salvadoreños que “irán a desarrollar labores humanitarias y de reconstrucción”, indicó que ese aporte irá reduciéndose gradualmente, pero no hizo referencia a si habrá o no una undécima misión a Irak. Por su parte la oposición del (FMLN) Frente Farabundo Martí por la Liberación Nacional, rechazó una vez más la participación salvadoreña. “El Salvador no puede seguir siendo complaciente y compartir las políticas del ocupante norteamericano”, afirmó el diputado Humberto Centeno. Recordó que es el único país latinoamericano con presencia en territorio iraquí, y que ha sufrido ya cinco bajas y una veintena de heridos. En varias oportunidades se ha denunciado que pese a su reducido número, los salvadoreños han estado con frecuencia situados en posiciones de riesgo en Irak. Hace un mes, el jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, almirante James Savridis, entregó una placa de reconocimiento al ejército salvadoreño. En esta oportunidad, el ex jefe de la Fuerza Armada, Otto Alejandro Romero, afirmó que “históricamente Estados Unidos ha sido nuestro aliado, y es justo reconocer el apoyo que nos proporcionaron durante la lucha contra el comunismo internacional”. Durante esa guerra interna, entre 1980 y 1992 fueron muertos más de 70.000 civiles, y otros diez mil resultaron “desaparecidos”, la casi totalidad de ellos, a raíz de las operaciones represivas del ejército salvadoreño.

Por Carlos Iaquinandi, Agencia SERPAL, Servicio de Prensa Alternativa. www.serpal.info

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2008-02-08 23:00:00
Etiquetas: Internacionales.
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