Sigue el conflicto con los pescadores artesanales. Están frescos los graves ataques por parte de las fuerzas de seguridad y la masiva movilización que se generó por las calles de Ingeniero White. En el medio, gestiones para mejorar la situación de los trabajadores y estudios que ratificarían la contaminación sospechada de la ría.

Los días de Nochebuena y Navidad, mucha gente suele ir a la iglesia. Inclusive, personas que no suelen concurrir en todo el año, lo hace en esos momentos por ser fechas especiales.
En el caso del 24 de diciembre en la iglesia de Ingeniero White hubo visitas inesperadas. El templo se vio invadido por uniformados de las fuerzas de seguridad que ingresaron y sacaron, violentamente, a los pescadores que allí se habían refugiado huyendo de la represión que sufrían afuera. Cabe recordar que hasta el cura párroco del lugar recibió golpes y su imagen, llorando, recorrió el país.
Los medios suelen decir que todo arrancó ese día 24 de diciembre de 2009 al no haber un acuerdo entre los pescadores artesanales y las autoridades. Sin embargo, la historia del conflicto tiene sus raíces en otros datos que a veces se diluyen en el tiempo: la contaminación de la ría, la falta del recurso para pescar, las promesas incumplidas y también la anterior represión sufrida en el puerto.
La brutal represión, con gases lacrimógenos, palazos, golpes, detenciones y destrozos, dejó una marca tan profunda como la acontecida un siglo atrás en White. Esta vez, violentando uno de los lugares simbólicos en el imaginario colectivo, como es un templo.
Ante tal escenario, no fueron pocos los que se solidarizaron con los trabajadores y condenaron la represión. Empezando por los mismos vecinos de Ingeniero White que salieron a la calle a manifestarse en contra de lo que estaba pasando. Es que la represión, vista como fue, ya no era hacia un grupo de trabajadores. La agresión fue contra toda la sociedad.

“Cuando hay hambre, a la gente no la parás”
Los pescadores artesanales han sido quienes en los últimos tiempos con más insistencia y pruebas contundentes han denunciado lo que la sociedad bahiense visualiza cada vez que levanta su mirada hacia el mar: las palpables responsabilidades empresariales y políticas respecto a la contaminación que no sólo sufre la ría sino la ciudad entera y que genera consecuencias a su paso.
El presidente de la cámara que nuclea a los pescadores artesanales, Pedro Santos, puso su voz en las manifestaciones en protesta contra la represión. Detenido el día 24, días después le respondía a EcoDias por las causas por las que se había llegado a esta instancia: “Por los políticos, así de cortito es. Mucho verso, mucho, mucho verso, muchas vueltas, nadie quería reconocer, cuando teníamos todo armado hubo un cambio de ministro, todo a foja cero. Es como cuando se va tirando la pelota para adelante y llegamos a lo que llegamos, adonde no se tendría que haber llegado”.
Santos se declaró enemigo de la violencia -“si viste los videos no estoy en ninguno agrediendo o en alguna cosa por el estilo sino tratando de parar la bronca”- pero entiende la desesperación de los trabajadores: “Soy enemigo de la violencia pero cuando hay hambre, a la gente, hermano, no la parás más, es muy fácil. Se trató de disfrazar con una plata que venía, 800 mil pesos, que teníamos que firmar como reconversión productiva, y yo como presidente dije que no la aceptaba porque eso no iba a ser como reconversión productiva, porque no era para ponerla en la embarcación sino que era para comer”.
Acerca de esa decisión, Santos dio más detalles: “No se lo aceptamos para que venga como un paliativo con su correspondiente número de documento. Se hizo lo más rápido posible porque tuvimos que armar con unas planillas viejas que teníamos y hablar por teléfono todo el día y toda la noche. Trabajamos desde las 8 de la noche hasta las 8 menos cuarto de la mañana, 11 personas como para armar un listado para que pudieran cobrar en el banco” los últimos días del año pasado.

Entre rezos e infiltrados
Que un 24 de diciembre se desate tal represión es todo un símbolo, y ese símbolo aumenta su tenor cuando uno ve que la represión se extiende hasta dentro de una iglesia: “Eso no pasa en ninguna parte del mundo, sólo en Argentina. No se puede entrar a una iglesia a los piedrazos, tirando tiros… ¿En qué país estamos viviendo? Cualquier católico, o así no sea católico, nadie va a permitir que se invada una iglesia en la forma en que se hizo. Entonces, ¿en qué estamos viviendo, tan grande es el poder que estamos descubriendo? ¿Tan grande es la suciedad escondida bajo la alfombra?”.
Santos planteó que “sin ninguna orden de allanamiento Prefectura invadió la cámara. Por lo que vimos a simple vista y por lo que algunos vieron, rompieron todo”.
Se habló mucho que en la protesta pesquera hubo varios infiltrados entre los manifestantes que nada tenían que ver con el conflicto y que habrían provocado destrozos. Santos lo confirmó: “Hubo muchos que no sabemos de donde aparecieron, yo mismo vi a uno cuando le saque el buzo y no era conocido. ¿Quién armó todo esto? ¿Cómo se libera, cómo sacan al grupo Albatros de acá de White, cómo van a dejar a esos pobres pibes de Prefectura, 20, 30, cómo los van a dejar sabiendo como estaba la gente de desesperada ante los momentos que se estaban viviendo?”.
Según el dirigente hay varias cuestiones que quedan pendientes para los trabajadores: “Los que empezamos esto fuimos los pescadores porque nos dimos cuenta que nos estaban contaminando. Bahía Blanca sabía de esto y todos callamos, por eso no fue buena la imagen que quedó de lo que pasó pero es a lo que se está acostumbrando la gente. Hay que buscar la raíz de por qué pasó esto, estamos trabajando para ver quiénes empezaron, por qué se liberó todo el puerto habiendo un conflicto tan grande… Hay cosas que no nos cierran…”.

Los días después
Finalmente, los pescadores recibieron un paliativo económico. Según Santos el mismo era para 197 trabajadores, sin embargo se terminó distribuyendo entre 220 que cobraron 4080 pesos: “Y quedaron sin cobrar diez u once que no participaron, lo cual se aclaró en asamblea: no se les dio nada porque no participaron de la lucha. Son aquellos que aparecieron quejándose en televisión y del montón ese, en asamblea, cuatro o cinco vinieron a disculparse, firmaron el aval a la cámara en apoyo a todas las gestiones de la cámara y han quedado dos o tres de los cuales hay uno o dos que ni siquiera son pescadores porque hace quince años que no aparecen por la pesca”.
A la vez, en estas últimas horas se esperaban los resultados oficiales de los estudios realizados en la ría para, así, buscar una solución definitiva al conflicto. Los mismos tendrían que haber estado para los primeros días de enero, sin embargo todavía no surgieron novedades desde el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible, encargado de realizar los estudios. Por ese mismo tema, según se pudo saber, se llevarían a cabo una serie de reuniones en la ciudad de La Plata entre los pescadores y las autoridades correspondientes.
Acerca de la situación actual que viven los trabajadores, Santos señaló: “Eso (el paliativo) prácticamente no da nada. Nosotros estamos esperando que el estudio ahora medianamente se complete. La solución va a tener que venir de fondo, no queremos paliativos pero si no se puede pescar, cada vez que necesitemos la plata, ¿vamos a entrar en una lucha? Si no se puede pescar a la gente hay que asignarle una cuota mensual y solucionarle el tema lo más rápido posible porque no es bueno para nadie, ni para las empresas ni para el pescador ni para el dueño de la lancha ni para nadie… Por eso estamos esperando que lleguen los resultados, los parciales más o menos los tenemos y son peor que hace seis meses atrás”.

Adhesiones: Basta de Represión
Inmediatamente después de conocidos los sucesos represivos en White, varias organizaciones y partidos políticos repudiaron la acción de las fuerzas de seguridad. Bajo el lema “Basta de represión. Trabajo, justicia y libertad para los pescadores”, la Central de Trabajadores Argentinos Regional Bahía Blanca – Dorrego, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, Asociación de Docentes de la UNS y la Asociación Argentina de Actores, emitieron un comunicado: “No son criminales los pescadores, son parte de un pueblo que ha sufrido y ha sido víctima de políticos y negocios que nunca tuvieron al ser humano y a la preservación del medio ambiente como preocupación central. Un pueblo al que le envenenaron la tierra, el aire y el agua pero no le doblegaron el alma. Un pueblo al que vaciaron del trabajo en los ferrocarriles, en la Junta Nacional de Granos y desde hace tiempo también en la pesca. Fue la contaminación de la ría producto del vertido de metales pesados, desechos industriales y líquidos cloacales lo que trajo hambre y desocupación a las familias de los pescadores y los responsables de ello son por todos conocidos. Han tenido mucha paciencia los pescadores, son años de escuchar a funcionarios políticos y grandes empresarios negando lo evidente y prometiendo lo que nunca cumplen. Hace rato que se acabó la paciencia y salieron a la lucha. Con las armas de la razón, con las manos del trabajo, con los pies en la tierra firme del derecho y con la dignidad de trabajadores del mar en la entrañas”.
En el texto también figuran críticas contra el intendente Cristian Breitenstein y el diario La Nueva Provincia: “Ahora sí escuchamos al intendente pedir que ‘actúe la justicia’, ahora sí políticos y cámaras empresariales salen a pedir una acción ‘inequívoca y eficiente’, un coro al que aporta cotidianamente el diario local gastando calificativos: ‘pescadores violentos, patoteros y extorsionadores’. No podemos aceptar los atropellos, las injusticias y la prepotencia. No podemos aceptar que se diga que los pescadores son delincuentes y que la justicia caiga sobre ellos, luego de sufrir en sus cuerpos la represión. Decimos claramente no a la criminalización de la protesta, justicia y trabajo para los pescadores, basta de represión, libertad a los presos por luchar”.