En el marco de «la semana de la lengua italiana» organizada por el consulado local, se realizó la presentación de la película «cómplices del silencio» de Stefano Incerti. Es una coproducción italiano-argentino-española, una ficción que en su desarrollo describe con mucha crudeza como se vivía en argentina y cual fue la dimensión del terrorismo de estado durante la dictadura.
El guionista es un italiano, Rocco Oppedisano, que pasó su infancia y parte de su juventud en Argentina, en Punta Alta y Bahía Blanca concretamente.
Para esta presentación el cónsul Pierre Luigi Ferraro, invitó a participar en esta presentación y poder dar un testimonio sobre la época a la compañera Diana Pizá, ex presa política cuya hermana está desaparecida. Al terminar un hombre, Enrique Bolognani, pide el micrófono y comienza diciendo: «esto va a volver a pasar porque, evidentemente, no se ha terminado…» y continuó con una apología al desempeño de las Fuerzas Armadas y “al mandato de la sociedad para eliminar a los terroristas”.
Tensa fue la situación que se vivió ya que las reacciones de asombro y bronca por parte de la mayoría. Luego tanto el guionista como el cónsul contradijeron los dichos de este oficial de marina, reafirmando la intencionalidad de la película y su proyección así como su repudio a los hechos ocurridos durante la dictadura cívico militar genocida.
Cuando se identificó Diana le pidió que le dijera dónde estaba su hermana, contestó que no tenía presente “esos detalles” y que se anteponían “dramones familiares” como el de la familia Pizá a la “verdad estratégica”.
Desde la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Bahía Blanca se nos recuerda sobre este personaje nefasto, “el marino apologista del genocidio de la dictadura que intentó en dos oportunidades treparse a la conducción de la Biblioteca Rivadavia. La primera como candidato a director en una de las elecciones por cambio de autoridades; fue detectado y junto a otros denunciamos públicamente este intento. En una segunda elección de autoridades volvió por más, pero esta vez mimetizado como vocal en la misma lista, pero para su fracaso nuevamente fue detectado y denunciado por lo que perdió nuevamente la posibilidad de llegar a manejar y manipular una biblioteca reconocida por bahienses de todo origen. La amnesia de esta Bahía del Silencio permite que suceda esto, hasta que estos mismos despreciables sujetos en su inevitable camino de intentar justificarse de los peores crímenes de la historia argentina dejan el anonimato como parte de su impunidad y se exponen así. Denunciarlos y mostrarlos es la mejor metodología en la búsqueda de memoria-verdad-justicia”.