“Los mitos del amor romántico han propiciado la violencia de género”, la frase
apunta a derribar creencias sobre los vínculos de pareja, apostando a
relaciones saludables y sin violencia.
¿Cuál es la idea de un amor romántico que se vuelve tóxica y puede
propiciar la instauración de violencia en el noviazgo? ¿Solo el golpe es
violencia? ¿Por qué a una mujer le cuesta mucho salir del círculo de violencia?
Estas preguntas dirigieron el taller que NIDO, Centro de Prevención y
Asistencia de la violencia familiar, brindó en la Biblioteca Rivadavia a
principios del mes de noviembre. La charla apuntó a entender y comprender, con
mayor profundidad, los vínculos en el noviazgo, momento de constitución de la
pareja, y cómo alrededor de él giran creencias, sentidos instaurados social y
culturalmente, que favorecen relaciones violentas.
“Si logramos distinguir el amor de la violencia, vamos a poder prevenir los
malos tratos”, comenzó Ana Carolina Benavente, integrante de NIDO, a la hora de
iniciar el taller. El amor saludable dista bastante de una relación violenta,
sin embargo, alrededor del amor giran muchísimos mitos y creencias transmitidos
culturalmente. La información vuelve a ser el punto de partida para la
detección de la violencia, “será la forma de prevenir de estar o encontrarme en
una relación violenta”.
Cualquier persona puede encontrarse inmersa en una relación violenta, como así
también, nadie escapa a presenciar la violencia de una pareja, siendo alguno de
ellos pariente, amigo, compañera o compañero de trabajo. “La diferencia de este
riesgo es el límite que la mujer pueda poner y el ´no´ a tiempo, puedo recibir
un insulto, un maltrato o una agresión física, pero si reconozco que eso no es
algo natural y normal en una relación amorosa, entonces me voy a poder correr
de esa relación”. Sin embargo, no es tarea sencilla negarse a una relación por
descubrirla violenta, ya que circulan muchos discursos que justifican el
mantenimiento de estos vínculos. “Va a cambiar”, “es natural que sea así un
hombre”, “si me cela es porque le intereso”, estas frases son habituales en el
lenguaje de las parejas. Son parte de un pensamiento mágico, justificaciones
que dejan a las mujeres en una situación de vulnerabilidad porque invisibiliza
las actitudes violentas.
“La gran pregunta es si el amor se aprende o nacemos sabiendo amar”, interrogó
Benavente al público presente. “Las personas aprendemos a amar, esto no es algo
innato, no nacemos sabiendo amar. Es algo que vamos desarrollando y
construyendo a lo largo de nuestra vida”. Las instituciones y el entorno
familiar son fundamentales en la construcción de esta idea de amor,
“probablemente hay tantas definiciones de amor como personas en la sala”. La
familia a través de las personas adultas que se han encargado de la crianza, la
escuela como un gran socializador y constructor de sentido, las iglesias a
través del credo que se profese, el Estado, los medios de comunicación mediante
sus diversos formatos: el cine, las novelas, las publicidades, son todos
partícipes necesarios a la hora de construir ideas acerca de qué es el amor.
“Un papel preponderante ocupan las amistades, los cuentos que nos han relatado
durante la infancia y los juegos que jugamos, y los que nos decían que tenemos
que jugar, hay mucho de esto, de acuerdo al sexo que tenemos ha sido la
orientación hacia los juegos, la ropa, los colores, las actitudes y
comportamientos”. Los jóvenes y adolescentes plasman esta idea de amor en las
dinámicas de sus relaciones, “los mensajes ya están instalados y van generando
verdades, que pueden ser cuestionables o no, y estas se vuelven mitos,
creencias sin asidero científico, son construcciones fantasiosas para explicar
algo”. Estos discursos llegan a la vida de las personas en su cotidiano vivir,
reforzados por la tradición oral, “es muy fuerte, tanto que hace que se
perpetúen este tipo de relaciones violentas”.
El rol de la cultura
Una vez instalada la idea de amor, relacionada con estos discursos que
validan la violencia y el maltrato, la tarea de desandarlos es muy ardua. “La
cultura marca un camino, no se ama de la misma manera en Argentina que en
Arabia Saudita, hay culturas donde la poligamia está bien vista y hay culturas
donde la monogamia es la regla. No se ama de la misma manera a lo largo y lo
ancho de nuestra geografía mundial como tampoco se ama de la misma manera de
acuerdo a los tiempos históricos. No amamos de la misma manera hoy, 2018, que
en 1940”. El amor trasmuta, se modifica, por lo tanto, las ideas que giran alrededor
de él no son una cuestión cerrada, acabada, “es dinámico, es una construcción,
como cualquier concepto que se construye socialmente”.
Los talleres y las charlas de NIDO invitan a jóvenes y adolescentes a
cuestionarse las formas de amar, el modelo de amor que impera en nuestra
cultura. “Lo que tienen en común los modelos de amor vistos en novelas,
cuentos, películas y canciones, son la pasión desenfrenada, un hombre que salva
a la mujer, un drama, que contiene al principio una idea de que todo es de
color de rosa, en el medio hay infidelidades, malos entendidos, y los finales
suelen mostrar que se casaron y fueron felices”. La fantasía opera como un
ideal al que se aspira, y que a la hora de concretar en las relaciones reales
no se parece en absoluto a ese espejismo tantas veces repetidos, “por eso,
cuando hay conflictos entendemos que está bien, porque al final esto va a pasar
y vamos a ser felices, se entiende que son pruebas a superar”, las ideas de
sacrificio y tolerancia priman en esta imaginería. El debate de los
comportamientos naturalizados abre el camino a repensar los vínculos, prevenir
las situaciones de violencia, poner la duda como un gesto reflexivo que devenga
en amor saludable.
ANIDAR
La institución NIDO trabaja sobre dos áreas: Asistencia y Prevención. En la
asistencia se cuenta con el sector de admisión, abierta a las consultas del
público en general en forma gratuita, también se reciben consultas telefónicas
las 24 horas del día. Frente a personas que atraviesan o han atravesado
situaciones de violencia, funciona un grupo de autoayuda para mujeres, que está
coordinado por integrantes de la organización. La asistencia para las mujeres
está contenida en un acompañamiento de índole psicológico. En cuanto, a la
atención del agresor, NIDO otorga asistencia psicológica a quien se reconoce y
solicita ayuda; desde hace poco tiempo, también se organizó un dispositivo
grupal para varones que ejercen violencia. La asistencia legal es otorgada por
una abogada, las orientaciones apuntan a poner en conocimiento a las víctimas
de violencia de sus derechos.
La Prevención constituye otro de los eslabones de NIDO, “brindamos charlas en
escuelas, sociedades de fomento y en las instituciones que los soliciten; hemos
viajado a localidades de la zona para brindar estos espacios”. Los talleres son
una modalidad de concientización, año a año se van enriqueciendo de acuerdo a
las necesidades e interrogantes que plantean sus participantes. “Se presentan
familiares y amigos de personas que son víctimas de violencia que no saben cómo
ayudar, para ellos tenemos talleres gratuitos. Desde hace dos años funciona un
taller de reflexión para mujeres, donde se abordan diferentes aspectos y
temas”. Los talleres de prevención de la violencia en el noviazgo son producto
del trabajo con diversas instituciones: escuelas, bibliotecas populares,
sociedades de fomento, creando la oportunidad de un espacio abierto a la
charla, el debate y la desmitificación de los vínculos.
AGENDAR
El NIDO tiene su sede en Donado 151, local 2, sus teléfonos de contacto son
4566645 y 154069771. “El primer paso es poder darnos cuenta de lo que pasa y
pedir ayuda”, por lo tanto es importante saber que se puede realizar la
denuncia en la Comisaría de la mujer y la familia, Berutti 650 y se puede pedir
información en la Oficina de Violencia de Género, Vieytes 302, teléfono
4582436.
> Directora
Valeria Villagra
> Secretario de redacción
Pablo Bussetti
> Diseño gráfico
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> Difusión en redes sociales
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> Colaboradores
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