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MIRADOR LATINOAMERICANO

MIRADOR LATINOAMERICANO
Por Carlos Iaquinandi
Agencia SERPAL, Servicio de Prensa Alternativa
www.serpal.info
 
Los que saben abrazar
Hay días en que los acontecimientos que suceden en el mundo, relegan a
un segundo plano nuestras preocupaciones cotidianas. Es por eso, que con el
permiso de los lectores de EcoDias, haré una pausa en nuestra semanal
mirada hacia América Latina, para contarles unas vivencias más próximas a
mi entorno.
Desde que comenzó el verano europeo, llegan diariamente a las costas
del sur de España (Andalucía) y a las Islas Canarias, endebles
embarcaciones en las que suelen viajar hacinados decenas de norteafricanos.
Muchas veces hacen recorridos insólitos de cientos de Km. bordeando el
perfil continental en su intento de llegar a las costas europeas en busca
de un futuro que no tienen en sus países de origen.
Esta migración africana no es nueva, lleva ya años, y es imposible
cuantificar los desheredados que han quedado en el mar. La precariedad de
las “pateras” o “cayucos”, que son como grandes canoas artesanales, hace
que muchas veces naufraguen antes de llegar a destino. Los gobiernos
europeos llevan mucho tiempo analizando “el problema”. Y las “soluciones”
han sido generalmente policiales o de control: vallas de seis metros, más
aviones y barcos de vigilancia, pagos en dinero o en especie a gobiernos
africanos para que controlen policialmente sus costas e impidan las
migraciones, o cuando ya no hay otra salida, disparar las armas contra los
que intentan cruzar, como ya ocurrió en Ceuta y Melilla. 
Por supuesto, aquí -a nivel oficial- nadie reconoce que la miseria
africana de hoy es consecuencia del sostenido y brutal expolio que los
países europeos ejercieron durante los siglos XIX y XX sobre ese
territorios, apoderándose de sus riquezas naturales. Bélgica, Francia,
Holanda, España, Alemania, Reino Unido, tuvieron o tienen colonias o
“protectorados” de los cuales se apropiaron de sus mejores recursos y
riquezas a través de la coacción y la violencia, sin importarles la vida o
el futuro de sus habitantes. Todos ellos contribuyeron en mayor o menor
medida en cercenar los procesos de independencia a mediados del siglo XX y
se encargaron de dejar como “capataces” dictadores siniestros y crueles con
sus propios pueblos, pero dóciles con las metrópolis. 
Aquí la inmigración es un “problema” para Europa, y a veces cuando los
ministros hablan parece que se refieren a una plaga que hay que detener.
Nadie hace ejercicio de memoria. Nadie tiene la más mínima capacidad
autocrítica para reconocer que lo que ahora deben afrontar, no es más que
la herencia de sus políticas en África.

El sopapo de la realidad
Cuando la miseria o la guerra están lejos de nuestras vidas cotidianas,
muchos pensamos que “eso” sólo le pasa “a los otros”. Y nos cuesta sentir
ese dolor ajeno como propio. Y más aún, nos cuesta implicarnos para que eso
no suceda, para que haya más justicia, más equilibrio en este descarriado
planeta.
A veces, la realidad nos “sopapea” y de golpe comprobamos que la línea
que nos separa de los que sufren es tenue y frágil. Así ocurrió con los
turistas europeos y los libaneses de origen español que se vieron
sorprendidos en Líbano por los bombardeos de la aviación israelí contra el
aeropuerto de Beirut, contra carreteras y puentes, contra barrios poblados.
Hay que escuchar lo que decían cuando llegaban a sus “seguros” aeropuertos.
Habían hecho un curso acelerado e intensivo de “comprensión del
mundo”. Utilizaban los más duros adjetivos para calificar los ataques, para
describir las muertes, la destrucción. Y para enjuiciar a sus responsables.

Buscando el futuro
Algo así se repitió ayer en Tenerife, una de las Islas Canarias. Llegó
hasta sus costas una barcaza con poco menos de un centenar de agotados
inmigrantes. Con el resto de escasas fuerzas, alcanzaron a salir y tirarse
en la orilla. Otros debieron ser auxiliados.
Lo insólito es que esta vez llegaron a una playa que estaba llena de
veraneantes, con sus heladeras portátiles, sus celulares, sus tiendas o
sombrillas, sus gafas de sol, sus cremas protectoras….Y al levantar la
vista, el sopapo de la realidad: decenas de seres humanos que huyen de la
miseria, del hambre, de la falta absoluta de futuro, poniendo en riesgo
total sus vidas. Cuerpos exhaustos cuyos ojos tienen sin embargo el brillo
de la esperanza.
Ya había sucedido otras veces en playas con turistas, generalmente
extranjeros y se había criticado que la mayoría había permanecido
disfrutando del sol, sin moverse de sus lugares, y dejando esa tarea de
rescate y ayuda a la Guardia Civil y a la Cruz Roja. Esta vez fue distinto.
La mayoría de las personas que se encontraban en la playa, eran de Tenerife
o al menos turistas españoles. Casi todos reaccionaron inmediatamente con
plena solidaridad. Trajeron agua, prestaron sus toallas, colocaron sus
sombrillas, ofrecieron fruta, y sobre todo, en muchos casos los cobijaron
en sus propios brazos, que posiblemente sea lo que más sintieron y lo que
más agradecerán estos hermanos africanos. Ese abrazo, es un idioma
universal. Es la expresión humana de afecto, de amparo, de solidaridad. Y
esas actitudes, nos reconcilian con la humanidad. O al menos con parte de
ella. Porque no podemos olvidar que mientras tanto, hay otros que en sus
despachos están planificando bombardeos, están urdiendo cómo apoderarse de
territorios y de riquezas ajenas.
Y otros, en diversas partes del planeta, estarán diseñando políticas
para aumentar sus ganancias, no importa a costa de qué.
Unos y otros, sembradores de miseria, dolor y muerte. Mientras, la
gente común, la que sólo aspira a vivir en paz y con dignidad, como en
Tenerife, sabe sentir y expresar su solidaridad como seres humanos.
Apuestan por la Vida.

Recuadro dentro de la nota
LA NOTICIA
Llega un cayuco a Tenerife

Los inmigrantes son atendidos por los bañistas. En total han llegado a
Tenerife hoy más de 200 inmigrantes.

(Santa Cruz de Tenerife, Agencia EFE) – Un total de 88 inmigrantes,
entre los que se encuentran dos mujeres y un menor, viajaban en la barcaza
que hoy arribó a la playa de La Tejita (sur de Tenerife) y que fueron
socorridos en un primer momento por los bañistas, según informó la
Delegación del Gobierno.
Fuentes de la Cruz Roja señalaron que ocho de los inmigrantes tuvieron
que ser trasladados a centros sanitarios; seis al Hospital Nuestra Señora
de La Candelaria y dos al Hospital Universitario de Canarias (HUC) por
problemas de hipotermia y deshidratación, aunque ninguno reviste gravedad.
El tercer cayuco, de 30 metros de eslora, que hoy arribó a las costas de
Tenerife lo hizo a las 15.30 hora local por sus propios medios y ante el
asombro de los bañistas que se encontraban en la playa.
Según testigos presenciales consultados por EFE, los bañistas
auxiliaron a los “sin papeles” a salir de agua y algunos utilizaron sus
propios vehículos todo terreno para trasladarlos hasta la carretera donde
se encontraban efectivos de la Cruz Roja, Guardia Civil y Policía Nacional.

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2011-10-25 10:11:13
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