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Más allá de la muerte

Casi nadie se anima a nombrarla aunque es el destino de todos: la muerte.
El dolor, la tristeza, las emociones descontroladas. Hasta el tiempo parece detenerse.
Pero el tiempo no se detiene y ante la muerte de alguien es necesario realizar trámites y conocer elementos y servicios de los que nadie nos habla, ni nos informa hasta ese momento en que muchas veces el sentido dolor y las emociones nos juegan en contra al momento de tomar decisiones con las que otros hacen negocio. Porque cada paso que se da ante el fallecimiento de alguien tiene que ver con un servicio prestado por una empresa determinada.
Sólo algunos previsores y organizados dejan directivas precisas a sus deudos de lo que desean para sus restos y las características para el velorio y posterior ubicación final.
Dentro de los sucesos en la vida de las personas, la muerte de alguien cercano y los eventos posteriores que la rodean son tema del que pocos hablan.
Palabras como velorio, sepelio, coches fúnebres, ataúd, nicho, son evitadas. Lo que no podemos evitar es pagar cuando esas palabras estén presentes en la despedida de alguien que fallece.

¿Quién no ha vivido la experiencia de tener que juntar los fondos para pagar un velorio y un sepelio? ¿Quién no tiene una familia conocida que no se haya endeudado tratando de brindar la mejor despedida a un ser querido?
EcoDias quiere acercar a sus lectores la información básica sobre estas cuestiones en las que las esferas de lo público y lo privado se enmarañan de tal manera que queda una red donde deudos, familias, quedan atrapados muchas veces por desconocer y aceptar precios exorbitantes y financiaciones eternas e inmorales. Y en el medio, el dolor.

Quisimos conocer qué previsiones y consultas de precios y servicios puede lograr tener una persona común para estos casos. Lamentablemente, las dos empresas locales dedicadas a este tipo de servicios son reacias a brindar datos concretos. Así, la idea de que los precios de los servicios fúnebres son a medida de quien los solicita tomó fuerte impulso.
Hay que aclarar en principio que la toma de decisiones empieza desde el momento en que queremos trasladar a una persona fallecida. Nadie que no esté legalmente autorizado puede realizar el traslado: en la ciudad de Bahía Blanca están autorizadas las empresas Ferrandi, Bonacorssi y las ambulancias de los hospitales.
Este dato es esencial para comprender luego la organización de los servicios anexos.

Empresas
Según una consulta realizada de manera particular a las empresas antes mencionadas la conducción directa de una persona fallecida rondaría los $ 3.800, sin incluir el velatorio. Es sólo el envío de la ambulancia al lugar donde se encuentra el fallecido, el traslado del mismo a la empresa para su disposición en ataúd y desde allí el traslado al cementerio.
Testimonios de quienes tuvieron que contratar velatorios dan cuenta que el velatorio más simple tiene un costo que oscilaría entre los $ 5.000 y $ 6.900, y un tope posible es $ 40.000.
El servicio simple incluiría el furgón sanitario para retiro del cuerpo, ataúd, la sala velatoria, carroza fúnebre, portacorona, remis para traslado de familiares y servicio de cafetería, y “lacayo”, denominación brindada a la persona destinada a la atención.
Este monto varía de acuerdo a los adicionales que se soliciten como ser: tipo de ataúd, aviso en el diario local, coronas de flores, cantidad de remises.
Los testimonios recogidos refieren a la escasa oferta de servicios más económicos, o que incluso los servicios considerados intermedios se disparan a los $ 15.000 y ninguno varía para aquellos que por ejemplo no quieran utilizar la sala velatoria.
Con estos datos como base decidimos conocer cuáles son los precios de mercado de servicios que se anexan al velatorio y las características en cada caso.

Ataúdes
Existe en la ciudad una fábrica ataúdes, perteneciente a la firma González Pietta S.C.A. Comercializa sus productos a nivel local y nacional. Creada en el año 1950, posee en sus talleres áreas de carpintería, lustrado, tapicería, fundición de herrajes y hojalatería, con robotización de alta tecnología en parte.
EcoDias visitó el predio ubicado en calle Don Bosco para conocer el proceso de fabricación de los ataúdes.
Quién nos recibió fue Claudio Dumrauf, subgerente de la firma, quien detalló el proceso de fabricación y características de varios de los productos: “El proceso de fabricación es largo, el primer paso es secar la madera con lo que se llama desflamamiento, que es sacarle la humedad para que no se mueva, no se doble ni de deforme. El siguiente paso es el secado dentro del horno para bajarle la humedad al 10%”. Las maderas que se utilizan son álamo, pino, paraíso, waica, cedro y roble.
Una vez preparadas las partes -y cortadas con las medidas ya estipuladas- se procede al cepillado y encolado del cajón. Le sigue el moldeado según el tipo de cajón.
La calidad de ataúd depende de la madera que se utilice, la cantidad de molduras, el proceso de lustre que se le realice, la forma, la mano de obra, el tapizado, y también el destino: si es para tierra o para nicho, bóveda o panteón.

Nos comenta Dunmrauf que el ataúd más básico es el tipo “Hospital”, que es el más económico. Consta de herrajes, bolsa protectora de líquidos, la tapa lisa, clavija para cerrado, pero sin molduras.
El siguiente modelo es el “Baulito” (anteriormente llamado “Pami” porque era el usado por esa institución para sus beneficiarios).
A partir de estos dos modelos básicos comienzan a agregárseles paneles de molduras, herrajes, bovedillas y encastres.
“Ya después viene el París, que es tipo copa, con una tapa recortada y moldeados, ahora ya empiezan a cambiar las tapas. Los que le siguen son los ataúdes finos, redondos, donde la característica principal es que son de madera de cedro de dos pulgadas de espesor”.
Entre los mejores modelos se encuentran el cofre común o el presidencial, con herrajes de bronce. El cofre tiene tapizado en las dos partes internas del ataúd, cuenta con manijas, imagen de Cristo, chimaza (herrajes en forma de laureles) y tiene bisagras, por lo que la tapa no se separa. El presidencial es de cedro de dos pulgadas de espesor, tiene tapizado interior en el bajo y en la tapa y tiene muchos herrajes y cuenta con una imagen de un Cristo más grande, todo de bronce.
Nos comenta que “hay una diferencia entre los cajones que van a tierra y los que se destinan nicho, bóveda o panteón. Los primeros se fabrican con la madera, la bolsa de contención de 150 micrones y el tapizado de tafeta y puntilla. La madera en pocos años se consume y degrada, por lo que no se coloca más que la protección básica”.
Los otros tienen un sistema confeccionado en chapa galvanizada pintada con pintura asfáltica, que contiene el cadáver y lo aísla del exterior para evitar el ingreso de agentes externos y el escape de los gases que emana el cuerpo en el proceso de descomposición.
“Los cajones de nicho cuentan con un sistema de purificación, a través de una válvula que trabaja con un litro de formol. A través de un sistema de caños, los gases hacen presión desde adentro y la válvula se autorregula, abriendo y cerrando para evitar el ingreso de cuerpos extraños y permitir la salida de los gases”, explicó Dumrauf.
Por último, con procesos similares, se fabrican urnas para cenizas y para reducción de restos.

Sobre precios desde la firma prefirieron no dar datos ya que al ser precios para empresas presentarían importantes diferencias con lo que luego es cobrado a la persona que contrate un servicio en las empresas.
Consultadas fuentes cercanas al mundo de los sepelios se pudo conocer que el precio de costo de un ataúd básico sería de $ 400.

Flores
Una de las maneras tradicionales de homenajear a la persona fallecida es enviar coronas, ramos, palmas, cruces o corazones de flores, que se exhiben en la sala velatoria y se colocan en la tierra cuando se le da sepultura al cuerpo. Las flores también tienen un costo elevado, sobre todo cuando están arregladas para eventos de este tipo.
Consultamos con algunas florerías entre las cuales se encuentran algunas cercanas a las casas de velatorios.
Los costos de los arreglos florales varían según las flores utilizadas para el armado.
En el caso de las coronas, oscilan entre los $ 300 y $ 500. Las palmas rondan desde los $ 200 a $ 350 y las cruces de mano al igual que los corazones, de claveles y crisantemos, cuestan $ 80. Otra opción son los ramos de crisantemos y gladiolos que oscilan entre $ 75 a $ 100.

Avisos fúnebres
Hacer partícipe a los familiares, amigos, conocidos, acompañar al compañero de trabajo, al amigo o simplemente homenajear al familiar a través del diario local, también significa un dinero.
En relación a los avisos fúnebres, éstos tienen costos variables dependiendo de quienes los publiquen. Si se trata de familia o empresas, el costo de la participación sería de $ 52, y si se trata de un grupo de personas, el monto ascendería a $ 72 sumando el 10% por cada uno que se agrega.
En el caso de los recordatorios en recuadro con foto de la persona, si se publica un día de semana el costo sería de $ 125 y los domingos la suma se incrementa, llegando a $ 180.

Destino final
El costo del cementerio también forma parte de los gastos que hay que conocer. A medida que avance la lectura, la sorpresa por los montos ínfimos se devela en que son servicios que presta el estado municipal, y no una empresa privada.
La inhumación, o la ocupación de la tierra, tiene un costo -en el caso de adultos- de $ 46,70 por año, que si se paga por cinco años se reduce a un total de $ 119,70. En el caso de menores el monto es $ 32,40 anuales y de $ 101,20 por cinco años.
Cuando la tierra es compartida por la familia -puede haber hasta 14 reducciones en una parcela- el costo desciende a $ 31,45 por año. Hay que mencionar que para compartir el terreno el plazo entre una inhumación y otra es de cinco años. Si es necesaria la ocupación antes de ese lapso, se realiza la verificación del cadáver para saber si se puede reducir. De no poder, el destino del reciente fallecido tiene que ser en tierra nueva.
La reducción de restos en caja tiene un valor de $ 16 ya sea de tierra, nicho, bóveda (casitas) o panteón (edificio privado dentro del cementerio). La sepultura en tierra de las reducciones es de $ 7,15.
Cabe aclarar la diferencia entre restos y cadáver. El primero son los huesos y el segundo, el cuerpo todavía integro.
Otro servicio es la introducción de restos de otro cementerio al cementerio local. Si se trata de cenizas o restos, el costo es de $ 12,20. Cuando son menores de menos de cinco años, $ 17,20 y en caso de mayores, $ 28,53.
La cremación es una opción que también ofrece el cementerio. Cuando son cadáveres el servicio tiene un valor de $ 358 y la cremación de restos, $ 179. Las cenizas pueden tener el destino que la familia crea conveniente.
Los traslados de nicho a tierra cuestan para los mayores $ 17,40, y para los menores $ 12,20.
Las tareas de inhumación y exhumación de cadáveres y restos están a cargo de personal municipal del cementerio, mientras que las tareas de construcción de veredas y monumentos y de apertura de tumbas, son realizadas por un grupo de albañiles que trabajan en forma privada y están habilitados para hacerlo dentro del predio. Estos trabajos rondarían los $ 250.
Finalmente, las declaraciones de monumentos cuestan $ 25,20 y la de las veredas, $ 6,60, ambas por única vez. Las declaraciones se hacen a fin de que conste la construcción, sobre todo en el caso de existir roturas o faltas.

Monumentos
Otras cuestiones a tener en cuenta es la posible construcción de un monumento de mármol en caso de ser ubicado en tierra, o la tapa del nicho del mismo material.
Según empresas del rubro consultadas, el monumento de mármol más económico rondaría los $ 2.000, mientras que la tapa para los nichos, en caso de ser fija, sería de $ 700, y si es móvil $ 1.300. Esta última permite colocar flores, fotos y limpiar el nicho en las visitas.
Una de las diferencias entre tierra y nicho radica en el costo del ataúd, que para la segunda opción se encarece puesto que necesita un revestimiento interno metálico, que aumenta el valor.
Respecto a las placas, la más grande con el nombre de la persona y la familia, oscila entre los $ 130 y los $ 160. Las placas de aniversario o de participaciones, entre $ 80 y $ 100.

Cuando no hay recursos
¿Qué ocurre si se trata de un indigente, de una persona que vive en al calle o simplemente de una familia que no tiene los recursos para pagar ningún servicio?
Consultamos a Diana Díaz, subsecretaria de Promoción Social de la Municipalidad de Bahía Blanca, para conocer detalles de cómo se responde frente al fallecimiento de una persona que no puede afrontar los altos valores que insume un fallecimiento.
“Servicio funerario no hay, lo que es velatorio todavía no forma parte de la asistencia de la Municipalidad. Lo que tenemos desde Servicio Social de la Municipalidad, en conjunto con el cementerio, es el tema del traslado, el ataúd y el sepelio en la tierra pública que son gratuitas de por vida para la familia. De esta manera, se traslada el cuerpo hasta el cementerio y se le da tierra en las tierras municipales, obviamente no tiene ningún tipo de velatorio para la familia”.
Sin despedida, el cuerpo se traslada para darle sepultura, siempre a cargo de una empresa local: “Quien nos da una mano en el tema del traslado es la empresa Bonacorsi, porque son los únicos habilitados para hacerlo, porque a una persona fallecida no lo puede trasladar nadie que no esté autorizado para el traslado, las autorizadas son las ambulancias de los hospitales y las dos empresas funerarias. Trabajamos con la empresa Bonacorsi desde hace mucho tiempo, cuyo servicio de traslado no tiene costo para la comuna”.
Todo depende del lugar donde se muere la persona. Si esto ocurre en el Hospital Penna o en el Municipal -siempre hablando de familias carentes de recursos-, interviene el servicio social de la institución de salud y las trabajadoras sociales hacen el contacto directo con el cementerio para tramitar el sepelio.
Si la persona fallece en la casa o en la calle, a través de una llamada al 911, interviene la guardia del servicio social municipal, pero no es tan sencillo.
El 911 concurre al lugar del hecho, pero no hace el certificado de la causa de la muerte: la única constancia es el certificado de óbito que no especifica el motivo, y que no es el legalmente válido.
Entonces, estas complicaciones retrasan la gestión, porque la familia tiene que llamar a la comisaría, y la comisaría tiene que llamar al forense. Tengamos en cuenta que para toda la ciudad y la zona de influencia sólo se cuenta con un profesional forense. Dependiendo donde se encuentre y el día de la semana, ha llegado a tardar hasta 6 horas.
“Una vez que se tiene el certificado de defunción, la trabajadora social se comunica con la empresa que lo retira y lo lleva al cementerio. Desde la Secretaría nos encargamos más que nada de los casos que nos llegan desde el 911”.
Cuando una persona indigente fallece en la calle, el proceso es casi el mismo, con la diferencia que se necesita un testigo que certifique que la persona fue encontrada en la calle. Se llama al 911 y se sigue el mismo camino que cuando la persona fallece en la casa. Policía, forense, trabajadoras sociales, y cementerio: “Para todos estos casos, el cajón lo provee el cementerio y la tierra donde se da sepultura a la persona es parte de los espacios públicos municipales destinados a personas sin recursos”.
Y puntualiza: “Los casos tomados en cuenta como indigentes son analizados porque en este tema no existe una norma rígida porque hablamos de personas. Cada caso es particular, si bien podemos tener un perfil socioeconómico o laboral, puede ser que tengan trabajo pero en negro, cobrando poco y con una enfermedad en la familia, cada caso es distinto y es evaluado por el (trabajador) social. Hace un tiempo venimos trabajando con abuelos del PAMI que cobran su jubilación con moratoria, que su ingreso es menor, tienen obra social pero no les alcanza, más tomando en cuenta que el reintegro de los $ 1.000 es al mes”.
Por todo esto, y ante la carencia de poder despedir al ser querido con un velatorio como lo marca la tradición, la comuna está tratando una ordenanza para comenzar a darle la posibilidad a las personas que no tiene recursos, de tener una horas de velatorio, organizado por la empresa Bonacorsi, con costas a cargo de la comuna. Por ahora, no se puede hablar de montos, ni de servicios que se prestarían para las familias, puesto que la ordenanza se encuentra en la etapa de proyecto, siendo revisada por los funcionarios de Promoción Social.

Subsidio de contención familiar
Los valores de los servicios funerarios varían según la cobertura social y la edad que tenga el fallecido.
En caso de ser beneficiarios de PAMI, la familia recibe un subsidio de $ 1.000.
Cuando es el afiliado directo, el ANSES cubre el monto, y si se trata de un familiar a cargo del jubilado, es el PAMI quien absorbe el gasto.
Además de aportar estos datos, Diego Palomo, director ejecutivo de la UGL V Pami explicó que “si el fallecido es titular, la familia se tiene que dirigir directamente a ANSES y se le entregan los $ 1.000. Si el fallecido es un familiar a cargo, entonces se dirige a PAMI con el DNI, recibo de sueldo y constancia de familiar a cargo y los $ 1.000 se le tramitan ahí. En ambos casos se acredita directamente en el recibo de sueldo, no se le entrega en la mano”.

En el caso de ANSES, consultamos a Oscar Berterreix, el jefe de la Unidad de Atención Integral (UDAI) Bahía Blanca. Nos indica que la UDAI es integral porque abarca tanto a activos (persona en actividad) como jubilados: “Atendemos a una persona desde que nace hasta que fallece. Pagamos nacimientos, enfermedad matrimonio, jubilación y el subsidio que se llama ‘contención familiar’.”.
Este monto de $ 1.000 lo paga el ANSES al titular y para acceder a ese importe, el trámite se realiza en las oficinas de Brown 180. Se completan cinco formularios y “en 60 o 70 días recibe el subsidio la persona que abona el servicio”.
“Si el afiliado no tiene los medios para cubrir el monto del servicio, es un problema que escapa a ANSES, porque el aporte es de $ 1.000, más allá del costo del servicio”, aclaró Berterreix.

Pétalos de vida
Una tradición en la ciudad que tiene un fundamento solidario es la opción del envío del llamado “Pétalos de Vida”, una tarjeta de condolencia cuyo costo es destinado a la Cooperadora del Hospital Municipal.
Los pétalos son tarjetas adornadas con un clavel, donde se escriben los nombres de las personas, grupos, familias o empresas que acompañan a los deudos y se ubican en el ingreso de las salas velatorias. Hay tres tipos: las blancas, las plateadas y las doradas.
Los costos de estas tarjetas varían dependiendo de los emisores del pésame. En caso de ser una familia, las blancas cuestan $ 29, las plateadas $ 45 y las doradas $ 80.
Cuando se trata de un grupo de personas, la serie cambia el valor a $ 45, $ 60 y $ 80. Y en el caso de empresas hay dos opciones, la plateada por $ 60 y las doradas $ 80.
Teléfono de Pétalos de Vida 454-666

Cualquier similitud con la realidad…
Había llegado el momento de afrontar el tema. Un fallecimiento cercano y había que contratar un servicio, organizar todo.
Supongamos este momento.
Nos podríamos dirigir a cualquiera de las variadas empresas locales, supongamos que fuesen dos y que los precios sorprendentemente fuesen similares, como si estuvieran acordados, no habría casi diferencias. Elegiremos una de todas esas dos y nos sentaríamos frente a un empleado a escoger un servicio a la medida (de mi bolsillo) que rondaría entre los $ 5.000 y los $ 40.000. Nuestro bolsillo da la medida de un servicio más bien básico de $ 6.900 que constaría de un cajón -ataúd-, sala de velorio, el retiro del cuerpo, la carroza, uno o dos autos para ir al cementerio, el servicios de cafetería (infusión y unas facturas a la mañana siguiente), una persona que le dicen “lacayo”.
Somos curiosos y queremos saber qué otra opción podemos tener un poco más arriba de los $ 6.900 y nos parece que escuchamos $ 16.000. O sea, no existe nada entre esos montos. Como sólo somos curiosos, nos quedaríamos con el monto menor. Previo a todo nos harían firmar unos papeles como aseguro por los valores esos, que reza -por ejemplo- “pagaré sin protesto”.
Pero si somos negociadores, buenos, querríamos regatear -esta palabra en este contexto queda medio desubicada- ¿un descuentito? ¿Qué precio me hace si en vez de estas mil cuotas con intereses que me quieren hacer firmar yo quisiera que me hagan “el mejor precio de contado?”. Ahí tal vez, sólo tal vez, los dedos del empleado y su calculadora reduciría al precio entre $ 600 y $ 900, se evitarían algunos adicionales, tal vez por eso baje así de rápido. Con ese logro bajo el brazo, que beneficiaría a nuestros bolsillos, querríamos terminar con esto más rápido y pediríamos el cierre de la transacción porque hay muchos trámites más por hacer. Terrible sorpresa sería la nuestra al ver la factura que nos dieron y la diferencia que se habrían olvidado de facturar, incluso no estaríamos seguros de si no nos dieron otro papel como factura que no parece configurada como lo pide la AFIP.
Pero estaría yo con ganas de sacarme todos estos temas de arriba, tendría tantos trámites para hacer que se me olvidaría, tal vez, hacer la correspondiente denuncia.

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2009-04-11 00:00:00
Etiquetas: Bahía Blanca.
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