Pasadas las nueve de la mañana del martes 17 de abril comenzó en el tercer piso del Palacio de Tribunales, en el Juzgado Correccional Nº 1 a cargo del dr. José Luis Ares, la primera jornada del juicio por calumnias e injurias impulsado por el presidente de la Cámara Federal, dr. Néstor Luis Montezanti, contra el ex estudiante de la Universidad Nacional del Sur, Alberto Rodríguez.
Este último advirtió durante una reunión del Consejo Superior de la UNS en 2002 que el ex docente habría sido “partícipe de la Alianza Anticomunista Argentina”, “miembro de la Misión Ivanisevich” y “cómplice” de crímenes cometidos en el ámbito universitario. Cabe destacar que Rodríguez es uno de los testigos directos del asesinato de su compañero David “Watu” Cilleruelo el 3 de abril de 1975 dentro de la Universidad Nacional del Sur, en el ala de Ingeniería.
 
Con unas cincuenta personas en la sala (máximo permitido), la defensa (compuesta por el actor, su letrado Jorge Sayago -defensor oficial- y un ayudante de éste) ubicada a la derecha del juez Ares y la parte querellante (dres. Montezanti y Hugo Sierra) a su izquierda, la asamblea inició -tras la aceptación como prueba de la edición Nº 191 de EcoDias que contenía declaraciones de Juan Pedro Tunessi que más tarde serían motivo de su citación- con el testimonio del periodista Carlos Quiroga, quien se limitó a responder acerca de la autenticidad del video del hecho que dio lugar a la denuncia.

Inquisidor y desaforado
Luego fue el turno del delegado local de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y ex rector de la UNS en 1973, dr. Víctor Benamo, quien alabó al camarista, reconoció “sus estudios revisionistas en las filas del nacionalismo” e invitó a Rodríguez a “probar si con C o con Z”.
Además, Montezanti ofreció como testigos a Raúl Hernando (ex empleado de la UOM) y al abogado Miguel Asad quien recordó la defensa de Dardo Cado a cargo de Montezanti en 1966 tras el desvió de un avión comercial hacia Malvinas por un comando peronista en lo que se conoció como “Operativo Cóndor”.
Durante las declaraciones de los testigos ofrecidos por Rodríguez, Montezanti se mostró inquisidor, cumpliendo el papel de su abogado, y fue perdiendo los estribos llegando a calificar a un declarante de “mentiroso y farsante” y ordenar a los gritos “cállense, patoteros baratos” dirigiéndose -claro, está- al público.

Testimonios de la defensa
A pedido de la defensa testimoniaron Miguel Pereira (ex compañero de Rodríguez en la UNS y testigo de la muerte de “Watu”), Marcos Canova, José Patrignani y Juan Larrea: todos coincidieron en haber visto a Montezanti en medio de la patota armada que en 1974 ocupó la UTN para impedir el ingreso de estudiantes que cuestionaban al interventor Emilio Garófoli. Entre estos hombres, que actuaban por orden del titular de la CGT Rodolfo Ponce, se encontraba Jorge Argibay, custodio de Remus Tetu, interventor de turno de la UNS y ex editorialista de La Nueva Provincia.
También por la defensa declararon Juan Pedro Tunessi, quien aseguró haber visto en 1984 en el estudio de Montezanti “un certificado o constancia de la Liga Anticomunista Argentina firmado por el general Suárez Mason”, y el cr. Oreste Retta, que manifestó saber que el camarista tenía “escudos nazis” en su despacho.