La tercera semana de diciembre se reunirán en un balneario próximo a Salvador de Bahía, Brasil, los gobernantes de los 33 países de toda Latinoamérica y el Caribe.
El canciller del país anfitrión, Celso Amorin, precisó que “será la primera vez en la historia que los presidentes del área se reunirán por iniciativa propia para debatir sobre la integración. Antes lo habían hecho, pero en citas convocadas por Estados Unidos o la Unión Europea”. Durante el desarrollo de la cumbre, se tratará la forma de articular una mayor cooperación entre los diversos mecanismos regionales de integración.
Entre los invitados figuran los secretarios ejecutivos de varios pactos y acuerdos que abarcan diversas áreas del continente, entre ellos los del Mercosur, Comunidad Andina, el Sistema de Integración Centroamericano y la Unión de Naciones Sudamericanas. La predisposición de los gobiernos continentales es favorable, más aún ante la necesidad de prepararse para el impacto de la caída del precio de las materias primas y la posible reducción de exportaciones a raíz de la crisis financiera internacional.

Obstáculo
La única sombra para el ambicioso temario puede ser el recelo de algunos gobiernos ante la pretensión de liderazgo de Lula Da Silva. Ecuador y Paraguay, por ejemplo, tienen en este momento diferencias importantes con las autoridades brasileñas por temas bilaterales.
Ecuador impugnó ante una corte internacional de arbitraje la deuda de 243 millones de dólares contraída por su país con el Banco Brasileño de Fomento por la financiación de la presa hidroeléctrica de San Francisco, construida en territorio ecuatoriano por la empresa Odebrecht. La presa dejó de funcionar en junio pasado por fallos estructurales importantes en la obra. La brasileña Odebrecht fue expulsada de Ecuador por el gobierno de Rafael Correa, acusada de corrupta e ineficiente.
Lula reaccionó llamando a consulta a su embajador en Quito y amenazó con revisar una treintena de proyectos de cooperación con Ecuador, algunos de los cuales ya fueron suspendidos. Correa se disculpó por no haber comunicado previamente sus decisiones por vía diplomática, pero ratificó el derecho ecuatoriano ante el incumplimiento de la compañía privada brasileña.
Por su parte, Paraguay, a través del nuevo gobierno de Fernando Lugo, ha planteado reconsiderar el acuerdo bilateral sobre la presa de Itaipú, ya que Brasil está obteniendo a precios muy bajos la energía que no utiliza Paraguay.
Bolivia y Venezuela cuestionan su propia deuda externa con Brasil, y hace unos días el presidente Chávez anunció la creación de un proceso de auditoria.

El regreso de Cuba a la OEA
Algunos observadores consideran que estas pueden ser “tormentas pasajeras”, propias de la desconfianza a la tradicional política exterior brasileña, a la que asignan un sesgo expansionista. La verdad es que la oportunidad para comenzar a tratar a fondo la integración continental es demasiado importante para que fracase por estas cuestiones bilaterales.
Como hechos destacables sobre otros asuntos de la Cumbre, hay que mencionar el anuncio del presidente Evo Morales de que lanzará en Brasil la propuesta de que Cuba regrese a la Organización de Estados Americanos, de lo contrario pedirá la fundación de un organismo similar, pero sin la presencia de los Estados Unidos. Y añadir, por último, que la Cumbre será escenario de la primera salida al exterior de Raúl Castro desde que asumió de manera provisional la presidencia de Cuba en julio del 2006, por la convalecencia de su hermano Fidel, a quien reemplazó definitivamente el pasado 24 de febrero. Todo ello aumenta el interés en la cumbre latinoamericana que se realizará estos días en Brasil.

Por Carlos Iaquinandi, Agencia SERPAL, Servicio de Prensa Alternativa. www.serpal.info