Mientras poco a poco los mexicanos se acostumbran a convivir con la gripe H1N1, y comprueban que la propagación se ralentiza, los narcos dieron nuevas señales de su potencial criminal concretando un espectacular “rescate” de 53 de sus miembros que se hallaban recluidos en el penal de Zacatecas.
Para desarrollar el espectacular operativo utilizaron 80 sicarios con uniformes policiales de la Agencia Federal de Investigación, quienes sin disparar un solo tiro consiguieron liberar a 53 de sus compinches que pertenecen al Cartel del Golfo, una de las estructuras mafiosas que operan en México.
La operación habría sido realizada por Los Zetas, que es un grupo de pistoleros de élite que pertenecieron a las fuerzas armadas mexicanas y que ahora utilizan sus conocimientos y formación al servicio del crimen organizado. Llegaron al lugar en 17 camionetas semejantes a las que utiliza la policía, con sus sirenas y sus luces rojas giratorias. El grupo contó incluso con el apoyo de un helicóptero que supervisó desde el aire el desarrollo del fugaz operativo. Los sicarios portaban granadas, gases lacrimógenos, ametralladoras y rifles de asalto. Tras controlar la cárcel y retener al director de la prisión, lista en mano ordenaron que fueran abiertas las rejas de las celdas de máxima seguridad que fueron señalando. Se fueron por las mismas puertas por las que entraron, pero llevando consigo a los presos “rescatados”.
Los operativos policiales posteriores no dieron resultados. Las primeras investigaciones demuestran que hubo complicidad y “compra de voluntades” entre personal carcelario. Los narcos aumentan su control y su presión con varias “herramientas” fundamentales: su poder económico, su fuerza paramilitar y sus vínculos con sectores del poder político.

Por Carlos Iaquinandi, Agencia SERPAL, Servicio de Prensa Alternativa. www.serpal.info