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La defensa de la libertad de mentir y manipular

La cuestión del rol que juegan los grandes medios de comunicación en una sociedad, excede las fronteras argentinas, y se ha convertido en un tema de América Latina que en estos días comenzó también a ganar espacio en los diarios y noticieros europeos.

Que en Argentina la presunta independencia de los medios de comunicación sea un tema de reflexión y de debate, ya es en sí una buena noticia. Aun cuando sea el resultado de los aullidos lastimeros de los grupos que hasta ahora depredaban fácilmente en el territorio alfombrado por la vigente legislación de la dictadura del 76.
Eso sí: cabe recordar que a fines de 1989 y bajo el primer gobierno de Carlos Menem, el entonces ministro de Obras Públicas dr. Roberto Dromi, “mejoró” aquella norma, derogando el art. 45 inc. e de la Ley de Radiodifusión que prohibía a las empresas periodísticas gráficas el acceso a la radio y a la TV. Nacía entonces la era de los “grupos multimedios” y la concentración en muy pocas manos de la información, el análisis y hasta de las pautas de “entretenimiento”. De eso conocen bastante los bahienses.

Cambios peligrosos… para ellos
Los quejidos de los grupos que tienden al monopolio y al control, han llegado esta semana a Europa y se han instalado en los grandes medios españoles. Les preocupa la posibilidad del cambio de legislación en Argentina, pero también temen que eso suceda en otros países donde soplan aires de cambio que pueden afectar sus intereses. Y cuando escribo “intereses” no me refiero únicamente a la posible disminución de beneficios al reducirse la cuota de acceso y dominio de medios, sino a sus objetivos de poder e influencia.
Porque los grupos multimedios son factorías donde se moldea la opinión pública a base de machacar a lectores, oyentes o televidentes con las mismas noticias, convenientemente orientadas y maquilladas para que cumplan los fines previstos. Y por supuesto, donde también se ocultan otras informaciones, y otros puntos de vista.
Me explico con ejemplos: el diario español El País que pertenece al Grupo Prisa, ha publicado en 48 horas dos artículos referidos a la situación de la prensa latinoamericana. Desde sus titulares: “La prensa estorba al eje bolivariano”, el diario El País no deja mucho espacio para el libre discurrir del lector. El pasado domingo “explicó” el debate en Argentina sobre la reforma de la ley de medios de la dictadura bajo estos titulares: “El matrimonio presidencial argentino maniobra para controlar los medios” y “la guerra al grupo Clarín deriva en una batalla contra todo el sector”. En realidad, lo que está defendiendo ese diario madrileño es el acceso que tienen multinacionales de matriz española para ejercer el control de medios de los países latinoamericanos, como ya lo hizo en Argentina la empresa Telefónica, con su participación en Radio Continental, La Red, FM Hits, Telefé y diversos canales del interior.
Suponiendo que lo que definen como “la guerra contra Clarín”, en realidad fuera el único objetivo de la nueva legislación, PRISA, como grupo multimedios, también se siente “en guerra” y actúa en consecuencia. Y al día siguiente, el diario argentino recogió los ecos españoles de sus propios lamentos de monopolio herido, y citó que “el diario El País de España, uno de los más importantes de Europa, le dedicó en su edición de ayer la tapa y sus dos primeras páginas a la ley de medios kirchnerista y a la relación con la prensa de lo que llama el ‘eje bolivariano’ a lo que hizo duros cuestionamientos.” Y añade más adelante: “Otro diario de la península ibérica, Público, señaló ayer en su tapa ‘La ley de los Kirchner contra la prensa libre’”. Con todo, Clarín omitió un pequeño detalle: que ese texto en el diario español lo firmaba Miguel Wiñaski, director de la escuela de periodismo de Clarín. Esa es la objetividad y la “libertad de prensa” que predican.

El País y su “cruzada” antibolivariana
Pero la campaña del diario español, al igual que sus intereses, tiene alcance continental. El País asegura que «el acoso contra los medios se agrava en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua». En Bolivia desde el diario La Razón, que pertenece al Grupo Prisa, se ejerce una constante prédica contra el gobierno popular, con lo cual pasa a formar parte del “coro mediático” que integran otros medios gráficos, radiales y televisivos que responden a los intereses de los grupos de poder económico locales. Y cuando suman “agresiones” contra el periodismo, incluyen a los periodistas atacados y golpeados en Santa Cruz por las bandas fascistas de la Unión Juvenil Cruceñista, o a los fotógrafos reprimidos por los matones de los terratenientes en Tarija.
Por supuesto, El País, en su particular combate contra “el eje bolilvariano”, también denuncia un día sí y otro también “las violaciones a la libertad de prensa” del gobierno de Venezuela. El cierre de emisoras de radio por no cumplir la legislación o por vencer el plazo de las licencias, lo definen como “clausura”. No mencionan que más del 90 por ciento de los medios privados de comunicación venezolanos son de hecho una red opositora que utiliza diariamente todo tipo de descalificaciones contra el gobierno y el presidente constitucional. Y que durante el intento golpista del 2002 muchos de ellos se sumaron abiertamente al efímero gobierno de facto.

¿SIP o PIS?
 El País y otros medios españoles cuentan en su prédica contra los gobiernos populares latinoamericanos con el respaldo de aquella vieja conocida de los argentinos, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), esa superestructura patronal montada en 1950 en Nueva York por los dueños de los grandes medios, que durante las dictaduras militares de los años 70 y 80, no tuvieron dificultades en confraternizar con los represores y aceptar todas sus normas y arbitrarias restricciones.
Uno de sus principales impulsores fue Jules Dubois, coronel de la inteligencia militar norteamericana. Su presidente actual, Enrique Santos, para disculpar a los diarios que ejercen una recalcitrante oposición a los gobiernos populares, apeló a una frase desafortunada y que trae dolorosas reminiscencias para los argentinos. “Claro que hay errores y excesos”, afirmó el titular de la SIP, pero son parte de la “lucha de opinión”. La SIP mantiene en un segundo plano la censura de prensa y la destrucción de equipos de los medios independientes en Honduras, que son parte de la represión ejercida por los golpistas hondureños.
Por último, hagamos memoria: desde 1965 a 1980 integró la Junta de Directores de la SIP la recientemente fallecida directora del diario bahiense La Nueva Provincia. Entre 2000 y 2001 el presidente de la entidad fue Danilo Arbilla, ex director de prensa durante la dictadura militar uruguaya, que cerró 173 medios de comunicación en ese país hermano. La SIP es la “columna democrática” que avala la campaña contra el “eje bolivariano” que quita el sueño a las oligarquías del continente.

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2009-09-12 00:00:00
Etiquetas: Internacionales.
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