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La casa del lago

La casa del lago

Título original: The Lake House
Dirección: Alejandro Agreste
Guión: David Auburn, Ji-na Yeo
Fotografía: Alar Kivilo
Música: Rachel Portman
Origen: USA – 2006
Calificación: Apta para todo público
Intérpretes: Sandra Bullock, Keanu Reeves, Dyalan Walsh, Christopher
Plummer

Las buenas tramas románticas ambientadas en el presente son casi
inhallables. Tales tramas requieren un obstáculo -cuanto más grande mejor-
como condición esencial para que el espectador no desfallezca de
aburrimiento, y hoy no abundan aquellos viejos impedimentos morales,
religiosos, de clase, que daban maravillosos romances. Sin embargo, La casa
del lago recurre al mismísimo tiempo, que por fantástico no deja de ser
funcional.
La doctora Kate Foster (Sandra Bullock) vivió feliz en una bella y
apartada casa a orillas del lago, hasta que debió mudarse para trabajar en
un gran hospital de Chicago. Pero antes de irse deja un mensaje al nuevo
inquilino, pidiéndole que le reenvíe la correspondencia a su nombre.
El arquitecto Alex Wyler promete hacerlo, aunque rectifica la fecha:
para él no corre el año 2006, sino el 2004.
Este malentendido comenzará un intercambio de cartas, que primero les
revela que viven existencias paralelas, separadas por dos años y con un
buzón “mágico” como nexo. Y luego, que son el uno para el otro y no tienen
idea de cómo encontrarse.
Una mezcla de film epistolar al estilo de Nunca te vi siempre te ame
(David Hugh Jones; 1887) y fantástico -con fisura temporal incluida- al
estilo de Kate y Leopold (James Mangold; 2001), que supera con bastante
ingenio la posible morosidad del primer género y los defasajes
inverosímiles del segundo.
Sin demasiada ambición formal o temática, La casa del lago logra el
clima de melancolía y anhelo insatisfecho que el argumento requiere.
Gracias a que ciertas limitaciones expresivas de la pareja central, se
compensa con la “química” que habían conseguido en su anterior colaboración
en Alta velocidad (Jan de Bont; 2001). Al respaldo de secundarios como el
de Christopher Plummer, siempre solvente. Y a los paisajes -urbanos y de
los otros- bellamente aprovechados y fotografiados.
Un atractivo extra para cinéfilos argentinos lo aporta el director
Alejandro Agresti, filmando por primera vez en la industria cinematográfica
estadounidense.
Como casi todos los realizadores extranjeros no debe haber tenido
control total del material. De hecho, se trata de un encargo y la
adaptación del guión -del film coreano Il mare (Siworae/ Hyun-seung Lee;
2000)- no le pertenece; aunque ciertas elecciones estéticas, como la
inclusión de primeros planos para acercarse a la intimidad de los
protagonistas, y varias referencias literarias, tienen su impronta.
Un romance de solitarios, ideal para ver en una tarde lluviosa.

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2011-10-25 10:11:13
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