JÓVENES POR LOS JÓVENES
Las deudas de una gestión

Allá por el año 2004 la Secretaría de Políticas Sociales y Desarrollo
Humano del Ministerio de Desarrollo Social, cuyo titular es Daniel Arroyo,
y la Municipalidad de Bahía Blanca, representada por su entonces intendente
Rodolfo Lopes, firmaron un convenio enmarcado en la apuesta a la promoción
de emprendimientos productivos y proyectos comunitarios.

Este convenio apoyaba al proyecto que se dio en llamar Jóvenes por los
Jóvenes, que se encuadró en el Plan de Desarrollo Local, a través de la
línea de Fortalecimiento Institucional.
Se quiso con este programa abordar la problemática de adolescentes y
jóvenes en situación de vulnerabilidad social, muchas veces en una real
situación de calle y brindarles las herramientas necesarias para que logren
insertarse en un trabajo “socialmente aceptable”.
Eran para Bahía Blanca épocas del furor de los chicos limpiavidrios,
que inquietaban a quienes querían una ciudad “sin gente vagando en las
calles…”.

¿En qué consistía el acuerdo?
Se implementaría el proyecto Jóvenes por los Jóvenes que beneficiaría a
220 jóvenes de entre 18 y 21 años. Y sus respectivas familias.
El proyecto presentado consistía en el desarrollo de una capacitación
en distintos oficios y actividades. Luego de esto los jóvenes -siempre en
los papeles- prestarían servicios a la comunidad de acuerdo a sus
conocimientos. Para esto se implementaría en la oficina de Juventud una
bolsa de trabajo.

Sueños…
Los jóvenes serían incorporados a este programa para ser capacitados, y
luego serían agentes multiplicadores de los conocimientos que habrían
adquirido. Dos áreas eran las propuestas:
– Área de educación vial
– Área de talleres de capacitación en oficios, como ser: mecánica
liviana y pesada, herrería, soldadura en estructura metálica, electricidad,
carpintería, marroquinería tapicería, artesanías, repostería, pintura,
mantenimiento de parques, plazas y viveros.

Recordemos…
De este espacio, de este proyecto Jóvenes por los Jóvenes, es que
surgen los limpiavidrios devenidos en educadores viales, que poblaron las
calles del centro bahiense en la época en que se fueron incorporando a los
jóvenes -y no tanto- que realizaban tareas de limpiavidrios en las calles
de Bahía.
En aquella época Lopes y su gente firmó en el convenio para que se
realicen una suerte de tutorías para estos “Educadores Viales” con la
participación de los chicos en diversas actividades que incluían encuentros
de reflexión, charlas talleres sobre temas relacionados con salud, trabajo,
así como también clases de inglés y computación y espacios de campamentos.
También se acordó la conformación de un equipo técnico de psicólogas, que
se encargarían de realizar el seguimiento de cada joven y evaluar su
desempeño en el programa y de asistentes sociales que se ocuparían de la
asistencia material individual y familiar… Todo esto con tiempos ya
pautados.

Recuadro de una columna
La plata
A su vez la Nación se comprometía a transferir un monto total de $
84.999, 92 para la realización de este proyecto durante doce meses,
discriminados de la siguiente manera: $ 37.409,76 para los 5 capacitadores
por 12 meses. ($ 519, 58 por cada uno); $ 10.800 para tres maestros
(marroquinero, tapicero y carpintero) por 12 meses por 80 horas cátedras
cada uno; $ 3.254, 40 para maquinarias (soldadoras, amoladora, bordadora,
etc.); $ 11.010, 80 para financiar la adquisición de herramientas; $ 19.398
para materias primas por mes; y $ 3.126, 60 para gastos de financiamiento
de adquisición de materiales de promoción para la capacitación.
Fin del recuadro de una columna

Los limpiavidrios devenidos en educadores viales tuvieron poca vida y
lo acordado por parte de nuestra Municipalidad con el Jóvenes por los
Jóvenes no recorrió los caminos que se habían convenido con la Nación.
Lamentablemente, los talleres de oficios se transformaron en talleres de
actividades casi recreativas (tango, murga, etc.) que aportan a la vida
pero que no responden a lo acordado en noviembre del 2004.
Un proyecto interesante en los papeles pero que al parecer no se pudo
afrontar. Con la firma del convenio en el 2004 Lopes se comprometió a
“garantizar y facilitar la sustentabilidad del proyecto en el tiempo”, cosa
que parecería ser no se cumplió.
Existía la posibilidad de presentar desde la Municipalidad los cambios
que se fueran realizando en el caminar del proyecto y así lograr que a
través de evaluaciones y aprobaciones al mismo por parte de Nación se
pudieran tomar otros rumbos. Eso tampoco se hizo.
Actualmente el Jóvenes por los Jóvenes se encuentra en un momento
decisivo. Le toca a la gestión en funciones, a la Secretaría de Sandra
Reñones en particular, tratar de convalidar las actividades realizadas y
hacer las presentaciones necesarias y obligatorias para informar sobre lo
ejecutado y las proyecciones del programa.
Cabe aclarar que con la firma de Lopes en noviembre del 2004, su
gestión se comprometió no sólo con firmas en papeles: en el medio estaban
-y siguen estando todavía hoy- personas, en este caso jóvenes, que como
muchos otros creyeron que se los incluía en un proyecto para mejorar sus
vidas.