El asesinato de tres diputados salvadoreños del parlamento centroamericano en Guatemala, ha provocado conmoción y desconcierto en los países del área. Aunque el procedimiento de los autores del múltiple crimen recuerda las épocas de las “guerras sucias” en la región, llama la atención que círculos próximos a las víctimas señalen la responsabilidad de “bandas del crimen organizado”.  El propio presidente salvadoreño Elías Antonio Saca, pidió prudencia a los miembros de su partido, ARENA, al cual pertenecían también las víctimas, William Pichinte, Eduardo d’Aubuisson y Ramón González. Al parecer fueron seguidos cuando circulaban en un vehículo en proximidades de la capital guatemalteca, luego interceptados y secuestrados cuando ya circulaban sin la custodia policial que les acompañó desde la frontera, para evitar asaltos.  Según el presidente salvadoreño, los cuerpos calcinados de los parlamentarios centroamericanos de su partido fueron encontrados en un descampado a 36 Km. de la ciudad de Guatemala. Una de las víctimas era hijo del fundador del partido que gobierna El Salvador, la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Roberto D’Abuisson, fallecido en 1992, señalado como responsable de gran parte de las matanzas de civiles que se produjeron durante la represión a la insurgencia del Frente Farabundo Martí en los años 80, y autor intelectual del asesinato del obispo Monseñor Romero. Los gobiernos de Guatemala y el Salvador, acordaron realizar investigaciones conjuntas para clarificar los asesinatos de los tres políticos y del conductor del vehículo. En El Salvador, hay quienes apuntan con sus sospechas a los miembros de la escolta policial, que 24 horas antes disponían de las matrículas de los vehículos y de los nombres de sus ocupantes. Sin embargo, la posibilidad de robo quedaría descartada si se confirma que junto a los cuerpos se encontraron elementos de valor que pertenecían a los diputados.

Por Carlos Iaquinandi, Agencia SERPAL, Servicio de Prensa Alternativa. www.serpal.info