HOMENAJES EN EL CONCEJO DELIBERANTE
En Astrada al 300

La sesión del Concejo Deliberante del jueves 4 de mayo, presidida por
Juan Leiva (por ausencia de Juan Pedro Tunessi), comenzó luego de
realizarse un minuto de silencio por el fallecimiento de Emilio Fernández,
quien fuera edil por el Partido Justicialista y presidente de la Casa de la
Amistad Argentino Cubana, entre otras actividades.
Sobre tablas fueron aprobados un pedido de informe de la concejala
Aloma Sartor al ejecutivo referido a la realización del estudio de impacto
ambiental de la planta depuradora de líquidos cloacales de la “Tercera
Cuenca”, y una minuta de comunicación firmada por Tunessi que pretende
indagar en los gastos efectuados por el municipio en la explotación de la
línea de colectivos 517.
Las manifestaciones por el Día del Trabajador estuvieron a cargo de
Saúl Figueroa (FPV) y Pablo Palacio (FPV-PJ). Ana Civitella tomó la palabra
para recordar el 87° aniversario del nacimiento de Eva Duarte.
En el recinto se hizo presente el director del Museo Histórico
Municipal, Guillermo David, en ocasión de la aprobación de la ordenanza que
impone el nombre de Carlos Astrada a una calle de la ciudad.
“Bahía Blanca, en los últimos años, ha homenajeado a ilustres
argentinos, muchas veces injustamente olvidados. Tenemos calles Jauretche,
Scalabrini Ortiz, Azucena Villaflor… Carlos Astrada se incluye en esta
larga lista de los ‘argentinos malditos’, como se los llamó en algún
momento”, dijo Julio Ruiz (FPV).
Astrada, si bien nació en Córdoba en 1894 y falleció en Buenos Aires el
23 de septiembre de 1970, tuvo un importante paso por la Universidad
Nacional del Sur. Algunos datos de la destacada vida de este filósofo
comprometido con lo nacional y los valores de la argentinidad, señalan que
fue docente en numerosas universidades nacionales e internacionales, autor
de una copiosa bibliografía, discípulo de Heidegger (entre otros grandes
pensadores del siglo pasado) y alma mater del Primer Congreso de Filosofía
de Mendoza en 1949. Cercano al peronismo, con la llegada de la Revolución
Libertadora emigró a la URSS, donde dictó cursos en Moscú. En 1957 llegó al
Instituto de Filosofía de Pekín donde mantuvo largas charlas filosóficas
con el líder Mao Tse Tung.