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Estudiar en la cárcel

Desde el año 1992 en la Unidad Penal Nº 4 de Villa Floresta, los internos tienen la posibilidad de estudiar abogacía mientras cumplen su condena, con la colaboración de un grupo de voluntarios que los ayuda a prepararse para rendir los exámenes.
A la fecha este sistema ya está organizado y muchos de ellos están casi en la mitad de la carrera. La red de voluntarios, viene realizando una gran labor, asistiendo a la cárcel, prestando sus servicios a los internos, y hasta consiguiendo material y beneficios para los alumnos.
Uno de los primeros estudiantes que inició el voluntariado fue Santiago Garrido, quien se reunió con EcoDias para contarnos los inicios y alcances del programa “Educar para Reinsertar”.

Orígenes
La carrera de abogacía en la cárcel comenzó a través de una iniciativa propia de los internos en el año 1992, cuando un grupo de internos de la UP nº 4 de Villa Floresta decide organizarse para solicitarle a las autoridades del penal la posibilidad de iniciar estudios universitarios.
En ese momento no existía la carrera en la UNS, por lo que sus intentos fueron dirigidos al Centro de Estudiantes Libres de La Plata que estaba en Bahía Blanca, para iniciar la inscripción en La Plata. El problema era la distancia y el costo del traslado a esa ciudad para realizar los exámenes.
Hasta allí llegaron los primeros acercamientos que se concretaron en 1996 cuando la Universidad Nacional del Sur, trajo la carrera de derecho.
Aunque al principio no comenzó inmediatamente, sino hasta que se firmó un convenio en el 2001 entre el Servicio Penitenciario Bonaerense y la UNS para lograr el financiamiento de la provincia destinado al pago de los docentes para que den las clases en el penal. Cuestión que duró un mes, porque a pesar de que los docentes iban a dar clases, el dinero no llegó.
“Al principio eran 12 internos, con muchas ganas de estudiar, pero tuvieron que dejar todo. Para que siga el entusiasmo, uno de los profesores que siguió yendo un tiempo más, Ricardo Vicente López, me convocó para asistir a la cárcel para llevarles material, o darles una mano para que sigan teniendo ganas de estudiar. Así que empecé a ir solo y conocer a los internos que estudiaban y lo hacían con mucho entusiasmo. Así fue que surgió la idea de invitar a otros estudiantes porque cada vez era más la necesidad y el entusiasmo de los internos”, comenta Garrido.
Los internos que mantenían la inscripción en la UNS estudiaban con la modalidad de libres, y rendían los exámenes en el penal o en algunos casos en la Universidad a la cual son trasladados.
“Para impulsar el programa redactamos un convenio de voluntariado universitario que elevamos a la UNS y luego dos años fue aprobado. Este convenio implicaba que los alumnos se pudieran inscribir en la universidad y los docentes que quieran voluntariamente y desligando a la UNS de todo tipo de responsabilidad civil y penal, puedan entrar a la cárcel a dar clases o tomar exámenes. También incluían a los voluntarios, estudiantes avanzados de la carrera que colaboren en lo que se denomina coordinación de clases de estudio, dando apoyo a los internos con los textos de estudio. Hicimos convocatorias entre los estudiantes, hicimos un cronograma de materias, nos organizamos con los profesores, pusimos las fechas de exámenes, y así comenzaron a rendir hasta el punto que hay internos que llevan rendidos hasta 15 materias”

Metas puestas y cumplidas
El objetivo del voluntariado y el trabajo con los internos es mostrar resultados serios para demostrar que vale la pena invertir en educación en la cárcel, que la gente estudia, que son muchos, que rinden finales, se dedican a esto, trasforman su vida en la cárcel, porque cambia su rutina, no están ociosos, sino continuamente estudiando. “Los cambios son visibles, porque las mismas autoridades del penal lo empezaron a ver como un elemento muy interesante incluso para lograr bajar los niveles de agresión dentro del penal” explicó.
Así llegó el 2006 con distintos grupos de internos rindiendo finales, y siguiendo con los internos que si bien iban muy bien, tenían que hacer malabares para estudiar: “Teníamos un solo libro de cada materia, y la única opción que teníamos era acercar los libros de los voluntarios o de algún amigo”
La única manera de obtener el material, libros, el aula, y cosas necesarias para seguir con la actividad, era por medio de financiamiento del Ministerio de Educación de la Nación, que llegó y permitió construir las aulas, comprar sillas y bancos, y hasta contar con un aula de informática donde a partir de marzo se dictarán clases de operador de PC, con 16 computadoras. Incluso llegaron a obtener una fotocopiadora para el material de estudio.
Otro logro fue el hecho de tener clases mixtas y un centro de estudiantes: “Logramos tener clases mixtas, porque al principio era solo para hombres, pero con el tiempo las mujeres también querían participar de las clases, pero por una cuestión de organización era dificultoso armar todo el sistema de nuevo con mujeres, porque no se podía mezclar, pero pudimos tener las clases varones y mujeres juntos en el mismo aula. Tuvo tan buen efecto que ahora la secundaria también es mixta. Incluso constituimos un centro de estudiantes, donde democráticamente los internos eligen su presidente que coordina las necesidades de los internos y es el nexo con el grupo de los voluntarios para algunas cuestiones como la elección de materias y las fechas de exámenes finales”.

Aval académico
Si bien “Educar para Reinsertar” es un programa que nació de los estudiantes, cuenta con el aval del Departamento de Derecho, cuya secretaria académica, Dra. Pamela Tolosa también participó del encuentro con EcoDias para dar la visión de la UNS del voluntariado.
“Los chicos vienen trabajando hace mucho tiempo con los internos del penal, y tuvieron muchas idas y vueltas pero siguieron trabajando y nos demostraron que han formado un grupo de gente muy interesante y comprometida, y para nosotros es un orgullo como institución saber que la UNS presta este servicio con el objetivo social tan destacado. Sobre todo sabiendo que es una actividad que se hace todo a pulmón. Tuvieron muchos logros, como las clases mixtas, el centro de estudiantes, y haber conseguido tanto material de estudio”
Tolosa aclaró que los internos rinden en la modalidad libre, pero con los mismos exámenes que se dictan en la carrera para todos. Los voluntarios dan clases de apoyo en el penal, para que los internos lleguen de los exámenes, donde: “Tenemos que destacar la buena predisposición de los profesores, que a pesar de tener las limitaciones lógicas de una penal lo hacen, algunos lo hacen en la cárcel y otros prefieren el traslado del interno a la universidad, que también lo hemos hecho”.
Por ultimo, comentó el próximo lanzamiento de la carrera de abogacía en la Unidad Penal Nº 19 de Saavedra, donde las visitas de los voluntarios serán cada 15 días, con la posibilidad de trasladarlo a Bahía Blanca para favorecer el estudio en el contacto con sus pares, que si bien aun no está en funcionamiento, marcha decididamente hacia la concreción.

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2008-03-22 00:00:00
Etiquetas: Bahía Blanca.
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