El Parque Cultural ex Cárcel en el puerto chileno de Valparaíso albergó durante 8 años las más variadas expresiones creativas de la ciudad-puerto. Allí se desarrollaron espectáculos diversos, y el espacio remodelado sirvió también para ensayos y prácticas de malabaristas, actores, saltimbanquis, cuentacuentos, payasos, intérpretes, bailarines… Fue el modo que modo que escogieron estos componentes de la cultura chilena para reivindicar ese predio de triste recuerdo y poder utilizarlo para que los pobladores humildes de los cerros pudieran disfrutar de espectáculos de circo, una buena función de teatro, o una “tokata de solidaridad” interpretada por músicos con sus diferentes instrumentos. Eso fue hasta el pasado 21 de marzo, día en que una persona designada por el gobierno regional y respaldada por un piquete de policías y guardias de seguridad, desalojó a las personas que se encontraban en el lugar y que preventivamente residían allí, después de haber sufrido siete atentados incendiarios. El procedimiento fue calificado como irregular y arbitrario por el grupo de artistas. Muchos de ellos se acercaron al lugar, lo mismo que vecinos del Parque Cultural. La respuesta oficial fue reforzar la fuerza policial de ocupación, con fuerzas especiales de Carabineros. Ahora, creadores y vecinos temen que los atentados y esta “ocupación” oficial del espacio cultural, formen parte de un proyecto que termine adjudicando el predio a intereses inmobiliarios. Y por eso afirman que “ningún proyecto urbanístico debiera hacerse pasando por encima del entorno, la memoria social y menos, por encima de quienes hacen cultura desde el seno de la comunidad”. Califican su proyecto cultural autónomo y autogestionado como «una isla de resistencia en ese mar insaciable de utilidades, corrupción y enjuagues» en el que consideran inmerso al gobierno de la Concertación.

Por Carlos Iaquinandi, Agencia SERPAL, Servicio de Prensa Alternativa. www.serpal.info