En la semana del Día del Maestro los docentes se movilizaron en medio del plan de lucha que reclama mejoras salariales y rechaza el proyecto del gobierno provincial de utilizar fondos del Instituto de Previsión Social (IPS) para cubrir cuentas deficitarias e intervenciones similares en el IOMA.

El miércoles, mientras el gobernador Daniel Scioli descartaba la renuncia del director general de Cultura y Educación, Mario Oporto, los maestros realizaron un nuevo paro y denunciaron los aprietes de la Dirección de Escuelas.
Por la mañana se reunieron en asamblea en la sede gremial de Chiclana 369, según informó el secretario adjunto Raúl López, “para evaluar la situación de un plan de lucha donde la realidad es muy dinámica y en un marco donde los aprietes de la Dirección de Escuelas están tratando de minar la fuerza de los docentes o amedrentarnos para no realizar medidas de fuerza”.
Estas intimidaciones de las autoridades cumplieron “el rol inverso” porque lejos de asustar a los maestros “lo único que hace es incrementar su bronca y su decisión de seguir peleando”.
En el encuentro decidieron elevar el pedido a las cúpulas gremiales de nacionalizar los paros, participar de las asambleas convocadas por las seccionales opositoras a la conducción de Roberto Baradel, dirigirse a los padres de sus alumnos para invitarlos a acompañar el reclamo y profundizar el rechazo a los cambios en las cajas jubilatorias junto al resto de los sectores de trabajadores estatales movilizados.
El proyecto de Ley de Ordenamiento Financiero Previsional que está evaluándose en la Legislatura bonaerense, según manifiestan desde el sindicato, propone transformar los fondos de IPS en letras de tesorería -bonos- y así convertir al Estado provincial en deudor de los propios docentes.
El borrador menciona las leyes 25.235 y 25.400 del ex ministro de Economía, Domingo Cavallo, que dieron marco a un convenio firmado entre el ex gobernador Felipe Solá y el ex presidente Néstor Kirchner -en el año 2004- habilitando posteriores modificaciones de equiparación con la Nación a cambio del envío de dinero.
“El IPS está sufriendo ataques desde el Estado para convertirlo en caja negra política del gobierno de turno, o más que convertirlo legalizar esta situación que se está dando. Queremos ponernos al frente de una lucha que muchas veces nuestros dirigentes no encabezan”, afirmó López.
Ya al mediodía, se dirigieron al Concejo Deliberante para “hacerle saber a nuestros representantes políticos la situación del IPS, de los docentes, y que tomen una postura ante este proyecto”.

Señores padres
Para el dirigente, el mensaje a los padres, aprobado por la asamblea, tiene que ver básicamente con la información: “Muchas veces los padres opinan a partir de frases hechas o de pensamientos que están instalados en la sociedad pero que nunca fueron explicados”.
En ese sentido, mencionó “las horas de trabajo, las vacaciones, la tarea que se hace solamente en la escuela, explicarles cuál es el tema, por qué peleamos y por qué necesitamos que nos apoyen. Acá no está en juego sólo el salario docente sino la educación pública toda”.
Otros aspectos a tener en cuenta de la realidad de los maestros son los gastos que les insume el desarrollo de la enseñanza, por ejemplo el transporte, sobre todo para los profesores que trabajan a lo largo de la semana en “entre siete y diez escuelas”.
“No solamente eso, porque muchos docentes tienen que cumplir el rol de atender a sus propios alumnos que no tienen quizás para sacar fotocopias, para comprar sus útiles elementales y además atender las necesidades de su propia escuela”, comentó López y destacó en cuanto a la comida “que la escuela les da en forma asistencialista a los chicos con un presupuesto que no alcanza el peso, muchas veces es el propio docente que para terminar de pagar la merienda o el almuerzo completo de su grupo para que algunos no se queden sin comer, tiene que ponerlo de su propio bolsillo”.

Descuentos y telegramas
Cuando conoció que los docentes no aceptaron su última oferta y frente a inminentes medidas de fuerza, el ministro Oporto tuvo la original idea de descontar los días de paro. La metodología incluyó la junta de firmas de notificación de la medida en todos los establecimientos provinciales.
Claudia Álvarez, profesora de cinco escuelas locales, dijo a EcoDias que vio en sus establecimientos “una psicosis, loca, total de las directoras para que firmaras”. El lunes pasado, recibió e hizo circular mensajes “diciendo que si firmábamos era en disconformidad. Me relajé, firmé donde soy titular y puse en disconformidad. Algo para resaltar es que todas la compañeras lo habían hecho así”.
Al día siguiente, encontró la misma situación en la Escuela Técnica 3 y al entregar unas planillas le comentaron: “A vos te andan buscando”.
“Ahí ya me sentí rara y pensé que debía algún papel. Me dijeron que no, que seguramente me habían mandado el telegrama y nada más. Así que me fui y no pregunté tampoco. Cuando bajo, la secretaria estaba pasando curso por curso para hacer firmar estas planillas. Le dije que me dejara poner en disconformidad y cuando llego a mi casa, a los pocos minutos, el correo me trae el telegrama que en principio me sonó bastante extraño, me sentí amedrentada mínimamente”, reconoció.
En ese sentido, manifestó que “un telegrama así molesta en la situación en que estamos, acostumbrados a que nos aprieten. Igual esto no lo logró como pretendían pero me pareció muy ridículo y un gasto de dinero innecesario”.
El telegrama sólo decía que la Dirección General de Escuelas iba a descontar los días de paro y su destinatario era la Escuela Técnica 3. Álvarez calificó la misiva como “un mensaje muy sutil”.

Malabares y creatividad
En cuanto a la propuesta salarial, la docente aseguró que “haciendo los cálculos, es irrisorio partiendo de la base de una inflación que si mi patrón no reconoce va a ser difícil que reconozca mi rechazo. Yo la veo en las compras para mí y para mis hijos”.
“Lo cierto es que el docente tiene gastos extra. Tengo que tomar colectivos para ir a todas las escuelas, si tuviera un auto sería interesante, pero con mi marido no llegamos ni a tener un préstamo. Otro gasto que particularmente controlo -y alguien se puede reír de mí- pero cuando ando de escuela en escuela tengo que alimentarme y no llego a volver a casa: ahora tengo en mi bolsa tres panes negros -esto no es una pose, es real- y mi botella de agua para evitar ese gasto que en un kiosco me puede significar tres pesos por día y me joroba”, detalló.
Por otra parte, y siempre limitándose a su realidad, cuando pide tizas generalmente no hay e incluso “una preceptora me dijo que me convendría comprarme una cajita y un buen borrador. Entonces se supone que yo también tengo que andar cargando las tizas y los borradores o usar unos trapos que a veces tienen el olor del baño que limpiaron. No me asqueo pero no está bien”.
“En la Escuela 18 pusieron unas pizarras magnéticas hermosas con el esfuerzo de unas docentes que vendieron facturas, pero hay que escribir con fibrones y yo no puedo acceder. Por eso está sin uso, seguimos con la tiza…”, concluyó.