La plasticidad del cooperativismo es lo que explica su capacidad para responder
a todo tipo de necesidades económicas, sociales y culturales, en todo tiempo y
lugar, cualidad que diversas disciplinas analizan cada vez con mayor interés.
Frente a una Revolución Industrial que entronizó al egoísmo y la competencia
como motores de la economía, hacia mediados del siglo XIX muchas personas, en
diversos países y de un modo espontáneo, democrático e inclusivo, se
auto-organizaron según la necesidad dominante. Así nacieron las cooperativas de
consumo en Inglaterra, las agrarias en Dinamarca, las de crédito rural y urbano
en Alemania e Italia, las de trabajo en Francia.
En la actualidad, una crisis económica mundial que permanece sin resolverse
llevó a millones de seres humanos a una dolorosa y angustiante desocupación,
que ha encontrado en la formación de cooperativas de trabajo una de las vías de
solución. En otros casos, como en nuestro país, mientras el Estado impulsaba
las denominadas “cooperativas sociales” para contener a personas en situación
de vulnerabilidad socioeconómica, se dio el fenómeno de las “empresas
recuperadas” por sus trabajadores mediante la fórmula cooperativa.
La legislación nacional está en deuda con este tipo de entidades desde que en
1973 fue vetado el artículo de la ley 20.337 que señalaba la inexistencia en
ellas de relación de dependencia, circunstancia que las sumió no sólo en la
inseguridad jurídica sino también las expuso en algunos casos al tenebroso
campo del fraude laboral, con sensible mora de los órganos oficiales de control
para combatirlo adecuadamente.
Las cooperativas de trabajo, que constituyen la figura de mayor crecimiento en
número entre las cooperativas de la Argentina y de otros países de un mundo en
crisis, han sido convalidadas por las Naciones Unidas, la Organización
Internacional del Trabajo, la Alianza Cooperativa Internacional y el propio
Papa Francisco con elogiosos conceptos.
Por ello esperamos que el actual proceso de revisión de nuestra legislación
cooperativa dedique un capítulo especial al cooperativismo de trabajo,
contribuyendo a alumbrar y despejar el camino hacia un futuro más justo,
fraterno y solidario.

Fuente: Editorial de revista Familia Cooperativa, julio de 2015