CONTROLES BROMATOLÓGICOS EN PILETAS
¡Al agua pato!
Se acerca el verano, comienzan a funcionar las piletas y todos queremos
meternos al agua. Pero más allá de lo linda que pueda verse la piscina,
dentro del agua hay mucho que a simple vista no se percibe, pero puede
dañar la salud si no se sigue un tratamiento adecuado.
El área de Bromatología de la Municipalidad al mando de la Dra. Ana
Maria Reimers, realiza inspecciones en las más de 40 piletas habilitadas
que hay en nuestra ciudad.
“Los controles los hacemos cuando comienzan a funcionar las piletas,
aunque las piletas cerradas tienen un control durante todo el año, como la
del club Olimpo o la del Batallón. Ahora en esta temporada comienzan las
abiertas, son donde apuntamos más”, explicó la doctora.
Los controles, pautas, requisitos de funcionamiento y exigencias para
la habilitación de un natatorio están enmarcados dentro del Decreto
4030/75. Este ordenamiento provincial le otorga a la Dirección de
Bromatología, las facultades para asesorar y controlar las aguas de
natatorios, el cloro, el PH y hacer un análisis microbiológico.
“Una de las condiciones fundamentales es que el agua de la pileta debe
ser potable; sino debe potabilizarse. El decreto establece cómo se deben
tomar las muestras, con qué frecuencia, cuáles son los valores permitidos y
qué niveles de cloro y PH deben mantener”, detalló Reimers.
Cada pileta debe realizar un control de cloro y PH varias veces al día,
en distintos horarios, así cuando los inspectores asisten al natatorio
chequean los registros y hacen su propio análisis. También se hacen las
muestras para los análisis microbiológicos, que son los parámetros
poliformes, poliformes fecales y estreptococos fecales.
“Tengamos en cuenta que el agua está en contacto con la piel y puede
ingresar al cuerpo: estas bacterias entran y pueden generar una infección
en el organismo”.
Los controles se hacen a la mañana y sobre todo a la tarde, porque “en
el verano a veces no se refuerza el cloro en las piletas, como debería
hacerse al mediodía, para que los bañistas de la tarde estén protegidos, o
a veces la cantidad de bañistas se excede y el cloro no alcanza para todos,
por eso hay que clorar el agua para mantener los niveles permitidos”.
También los excesos son peligrosos, porque en caso de elevar los niveles
permitidos, puede irritar los ojos y las vías respiratorias.
No sólo el agua está bajo la lupa de las inspecciones de piletas, sino
también la presencia de un bañero registrado en la Cruz Roja, estar
inscriptos en un servicio de emergencias y realizar una revisación médica a
cada persona antes de ingresar a la piscina.
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