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Cambio histórico

El periodista Mauricio Funes, candidato del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, será el próximo presidente de El Salvador. Termina así la continuidad de mandatos de la derechista ARENA, Alianza Renovadora Nacional, que llevaba casi 20 años gobernando el país, tras los acuerdos de paz firmados en 1992.
Fracasó la “propaganda del miedo” con la que ARENA intentó retener el poder. En especial en los últimos dias de campaña, los principales medios de comunicación insistían en titulares donde anunciaban las desgracias que podrían suceder “si ganaban los comunistas”. Lo que ocurre es que esta derecha hasta ahora gobernante, es heredera de los regímenes oligárquicos y muchos de sus dirigentes descienden de aquellos que no dudaron en señalar también como “comunista” al obispo Arnulfo Romero a fines de los años 70, porque reclamaba justicia para los pobres y pedía al ejército que no disparara contra su pueblo.
En honor a la verdad, el Farabundo Martí, otrora fuerza guerrillera que combatió al régimen durante 12 años en un trágica confrontación interna que dejó un saldo de más de 80.000 muertos (más de un 90% de ellos, civiles) se ha reconvertido en un movimiento democrático que aspira a realizar reformas que permitan un desarrollo más igualitario y que termine con la corrupción enquistada en el poder. Así lo anunció una vez más el presidente electo en su primer mensaje tras la confirmación de su victoria, apostando por la moderación, el
diálogo y la unidad nacional para luchar contra la crisis económica y la inseguridad que sufre el país. “Este triunfo es de la ciudadanía que creyó en la esperanza y venció el miedo”, dijo Funes, mientras la multitud que le escuchaba coreaba: “Y sí se pudo”, “Y sí se pudo”, haciendo alusión a una victoria que parecía imposible de alcanzar ante el aparato gubernamental.
Los observadores internacionales, entre ellos los de la OEA, habían apuntado que “la utilización de los medios de comunicación era muy desproporcionada y no guardaba la equidad necesaria”. Una forma diplomática de no callar el abuso de ARENA en la utilización de los medios de difusión y propaganda.

El cambio esperado
Antiguos militantes del FMLN lloraban y sonreían al mismo tiempo, saboreando una victoria que tiene historia. La historia, por ejemplo, de muchísimas víctimas que ya no podrán ver el tiempo nuevo que iniciará El Salvador o la de miles de mutilados por heridas de granada o la explosión de minas. O la del obispo Monseñor Arnulfo Romero, muerto en 1980 por el balazo de un sicario contratado por el líder de la ultraderecha, Roberto D’Aubuisson, a la vez fundador de ARENA. Millares de salvadoreños estuvieron recorriendo las calles de la capital y de ciudades del interior, celebrando el cambio que se avecina. El presidente electo y su partido deberán afrontar una situación económica muy grave y un problema de violencia criminal extendido por todo el país. Y además, deberá intentar sanear el aparato estatal carcomido por la corrupción. La economía presenta indicadores inquietantes, y además es vulnerable por su ligazón con Estados Unidos.
Recordemos que los gobiernos de ARENA han mantenido una subordinación total a los dictados de Washington, particularmente su último presidente Antonio Saca, en relación con George Bush. El Salvador fue uno de los escasos países del continente que envió tropas para apoyar la invasión a Irak, colaborando en dar una ficticia imagen de “fuerza multinacional” a los ejércitos ocupantes de los EE.UU y Reino Unido. La crisis del país del norte, pone en riesgo a las vitales exportaciones y a eso se suma la caída de las remesas de los más de dos millones de salvadoreños que viven en Estados Unidos, que hasta ahora enviaban más de 3.500 millones de dólares anuales a su país, el equivalente al 17% del Producto Bruto Interno.
Por último, la cuestión de las “maras”, las bandas violentas integradas por salvadoreños jóvenes que fueron deportados de los Estados Unidos, y que han adquirido una fuerza y unos medios a través de los cuales controlan barrios y sectores urbanos. Su violencia aportó una parte sustancial de los más de 3.700 homicidios que se produjeron durante el 2008. Pero Funes sabe que no podrá hacer cambios si no cuenta con apoyos parlamentarios y un cierto consenso con otros sectores políticos y sociales. Dispondrá de 35 diputados en un parlamento de 84 escaños. Por eso anunció que convocará a un Gran Pacto Nacional para “que todos juntos saquemos adelante a El Salvador”.
 Será difícil, pero es indispensable que lo intente. Por lo menos, tiene la certeza de que una mayoría de los salvadoreños quiere que así sea, y ha recobrado la esperanza con esa victoria que parecía inalcanzable.

Por Carlos Iaquinandi, Agencia SERPAL, Servicio de Prensa Alternativa. www.serpal.info

 

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2009-03-21 00:00:00
Etiquetas: Internacionales.
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