Los carteles de la droga han rebasado la capacidad del gobierno mexicano para controlar la seguridad de sus propios ciudadanos. La capacidad organizativa, la extensión territorial y el poder de fuego de los narcotraficantes parecen dominar la escena mexicana.
Casi un centenar de muertos en un fin de semana revela que no hay barreras para sus operaciones de intimidación o de ajuste de cuentas. Pueden irrumpir en una fiesta de cumpleaños de jóvenes y dejar un saldo de 17 muertos y varios heridos, como emboscar a un funcionario de alto nivel que presuntamente no cedió a sus exigencias y dejarlo acribillado en una calle céntrica en pleno día. No parece haber límite para la acción de los sicarios.
Los acontecimientos del día, superan y hacen olvidar lo ocurrido en la jornada anterior. El secuestro de Diego Fernández de Cevallos, uno de los políticos más influyentes de México, lleva más de 60 días sin que los organismos de seguridad hayan logrado pistas sobre sus captores. Todo indica que se está negociando su liberación, lo que podría incluir una elevada suma de dinero, y la puesta en libertad de algunos “capos” del crimen organizado.
Pero las masacres diarias desplazan en la prensa a los casos no resueltos. En los últimos días, en la castigada Ciudad Juárez, los narcos utilizaron un nuevo elemento de destrucción: con un coche bomba causaron cuatro muertes (dos de ellos agentes federales). Desde la sociedad civil se enjuicia duramente lo que consideran ineficacia de la política de “guerra” contra el narcotráfico proclamada por el presidente Felipe Calderón.
El procurador general de la República, Arturo Chávez, admitió que “los barones de la droga han desarrollado un fuerte control territorial, cooptando y sobornando autoridades y acumulando poder, no sólo económico, también político”. Lo cierto es que desde que asumió Calderón se han producido casi 25 mil muertos, y sólo en lo que va del año 2010, han sido asesinadas 7.048 personas.

Por Carlos Iaquinandi, Agencia SERPAL, Servicio de Prensa Alternativa. www.serpal.info