Por primera vez en dos décadas, la oposición de izquierdas puede ganar unas elecciones presidenciales en El Salvador. En el año 1992, un acuerdo de paz puso fin a varios años de conflicto interno, una época de violencia donde ochenta mil salvadoreños perdieron la vida, entre ellos el obispo Oscar Arnulfo Romero, asesinado por un francotirador. El 85 % de las víctimas del conflicto fueron provocados por un estado militarizado y los grupos de ultraderecha.
Los años de lucha armada del Frente Farabundo Martí no consiguieron terminar con la desigualdad y las injusticias y dieron paso, al menos formalmente, a un proceso de “democratización” de la sociedad. Los procesos electorales realizados desde entonces han mantenido en el gobierno al partido derechista ARENA, una continuidad de los sectores políticos y sociales que han gobernado desde hace varias décadas el país centroamericano. Pero poco a poco, el Frente, entonces guerrillero y hoy convertido en fuerza política, ha ido avanzando electoralmente ganando alcaldías y diputaciones. Ese crecimiento se hizo más evidente en los comicios legislativos del pasado enero, cuando el movimiento izquierdista superó ligeramente en votos a la gobernante Alianza Republicana Nacionalista (ARENA).
En el acto de cierre de campaña, el ex jefe de la policía nacional Rodrigo Ávila, candidato presidencial del derechista ARENA reunió unas 70 mil personas en un estadio de fútbol de la capital. “Debemos ir a votar, exhortó, para defender a nuestra patria y a nuestros valores que son Dios, patria, familia, trabajo y libertad”. El acto contó con la presencia y el apoyo del actual presidente Antonio Saca, uno de los escasos incondicionales aliados que tuvo el presidente Bush en América Latina, al punto que llegó a enviar tropas salvadoreñas en apoyo de la invasión y ocupación de Irak.
Por su parte, el periodista Mauricio Funes, candidato del Frente Farabundo Martí por la Liberación Nacional, congregó en el cierre a unas 200.000 personas en una céntrica avenida salvadoreña. Este exhortó a sus partidarios a “cuidar y defender nuestro voto para que el cambio sea posible, para que no nos quiten la victoria”. Las encuestas apuntan ventaja para Funes de varios puntos, lo que decidió a los dirigentes de los otros dos partidos derechistas a retirar sus candidaturas para concentrar el voto en el ex jefe de policía Rodrigo Ávila. Su partido, ARENA, promueve una campaña fundada en el miedo, aunque las víctimas reales de la campaña han sido militantes del Frente, como el asesinato del ex coronel del ejército Edgar Tobar, miembro de un movimiento de apoyo al candidato Mauricio Funes. Al momento de cerrar esta crónica y sobre el final de la campaña electoral, todo indica que los votos favorecerán el cambio, pero se teme que la maquinaria de ARENA se emplee a fondo para impedirlo, aún contrariando la voluntad expresada en las urnas. En nuestro próximo Mirador, comentaremos lo sucedido en esta histórica jornada electoral que protagonizarán poco más de 4 millones de ciudadanos salvadoreños convocados para elegir a su presidente.

Por Carlos Iaquinandi, Agencia SERPAL, Servicio de Prensa Alternativa. www.serpal.info