Analisis del costo de vida
La familia metalúrgica

Un cuidado informe realizado por el Centro de Estudios para el Desarrollo
de Políticas Regionales (Cedpre) revela información necesaria para la
discusión salarial.

Una familia metalúrgica compuesta por cuatro integrantes, para no ser pobre
en Bahía Blanca en noviembre pasado, debió obtener un ingreso mensual
superior a 1562 pesos, en tanto que para no caer bajo la línea de la
indigencia esa suma tuvo que ser mayor a los 710 pesos.
La tarea estuvo a cargo del lic. en Economía Luciano Rusciti, e incluyó
como ciudades de referencia a la Capital Federal y General Roca, donde los
resultados fueron aún más elevados: 1672 pesos para no estar bajo la línea
de la pobreza y 760 para no ser indigente en el primer caso, y 1601 y 728
pesos respectivamente en la localidad rionegrina.
“Tomamos la base de datos que tiene la Uom y calculamos cómo está
conformada una familia promedio”, dijo Rusciti a EcoDias y agregó que ese
núcleo estaría compuesto por una pareja de entre 30 y 60 años de edad con
un par de hijos o hijas de entre 8 y 13. Por lo cual, la información
“también le serviría a todas aquellas familias con esa configuración”.
La familia metalúrgica muestra estas características particulares pero “lo
que uno ve, sobre todo con datos del Censo 2001 -que es lo último que hay
en términos demográficos a nivel censal- y los trabajos sobre población que
hace el Indec o las direcciones de estadística provinciales, es que de
acuerdo a cada localidad en el resto del país, la conformación de una
familia promedio -que surgiría de tomar el total poblacional y dividir por
la cantidad de hogares- varía mucho. Hay lugares donde una familia promedio
tiene tres, otros dos, entonces para ser pobres va a cambiar”.
Para la investigación se utilizó la metodología del Indec, eligiendo la
misma canasta de alimentos para un “adulto equivalente” con sus necesidades
energéticas, se relevaron precios propios pero “restando lo que consumiría
una adulto equivalente según lo que establece el Indec y otras metodologías
utilizadas en el mundo que son compatibles”.
“De esta manera llegamos a estos números que indican 1500 pesos por mes
aproximadamente. Para no ser pobre, una familia de Bahía Blanca de cuatro
integrantes debería tener un ingreso familiar superior a esa cifra. En
General Roca y Capital Federal da números más arriba”, detalló el
economista y aclaró que los mayores costos que se observan en la ciudad
porteña, responden a la mayor demanda de los productos generada de su gran
densidad poblacional mayor.

Pobreza e indigencia
Rusciti explicó que el análisis de la línea de pobreza “tiene que ver con
los gastos totales que hace una familia que recibe alimentación,
vestimenta, educación, salud, tiempo de ocio, el mantenimiento de un auto o
el alquiler de una casa”.
“Mientras que se considera que una familia es indigente cuando directamente
no supera los gastos en alimentación, es una situación más grave. En ese
caso dio aproximadamente 700 pesos, por lo cual sería indigente si no llega
a ese valor porque no puede ni siquiera comer los alimentos básicos”,
afirmó entre las conclusiones de este estudio realizado a pedido de la
Unión Obrera Metalúrgica de Bahía Blanca.
Para la línea de indigencia se consideran 27 artículos entre los que
figuran el pan, las carnes, las frutas y verduras básicas, arroz, harina de
maíz, y el resto de los alimentos que conforman la canasta básica
alimentaria.
Por lo tanto, aproximadamente la mitad de los 1500 pesos mínimos para no
caer en la pobreza corresponden al gasto en alimentación, “entre un 45 y
50% de ese total y para el resto de los casos quedaría la diferencia”.

Estudio continuo
La intención de la UOM es que el Cedpre continúe con relevamientos directos
de datos de manera semestral y trimestralmente se concrete una
“aproximación o ajuste” de los datos obtenidos sin relevamiento.
Según manifestó el profesional, se estudiará “en base a una metodología de
estimación para tener una idea de la performance que van teniendo las
líneas de la pobreza y la indigencia para una familia metalúrgica y
compararla con el salario mínimo de un metalúrgico para ir sondeando sobre
todo, la calidad de vida y si llegan a satisfacer sus necesidades”.
Asimismo, calificó la medición como “una foto”, en esta ocasión tomada en
noviembre último, que brindará los próximos datos en febrero de 2009
“cuando haremos una estimación ajustando estos datos a la evolución que
tienen los precios y ver si hay un incremento -que con la inercia
inflacionaria obviamente esperamos desde el punto de vista teórico- y a su
vez comparar con la evolución del salario observando la posición relativa
del ‘salario real’ que es el nominal de bolsillo dividido por un índice de
costo de vida”.