La coalición Frente Amplio obtuvo casi 19 puntos porcentuales de ventaja sobre su inmediato seguidor, el Partido Nacional. Pero al no haber sobrepasado el 50 por ciento del total de votos emitidos, deberá realizarse una segunda vuelta electoral el próximo 29 de noviembre.
El candidato presidencial vencedor el domingo 25 es el ex dirigente “tupamaro” José “Pepe” Mujica, que ha sido senador y ministro del actual gobierno de Tabaré Vázquez. Hombre sencillo y campechano, sigue viviendo en una modesta chacra desde donde se trasladó al centro de Montevideo poco antes de conocerse los resultados. En su primer mensaje llamó a trabajar para la segunda vuelta, y reiteró su propósito de tener en cuenta a “todos los uruguayos, a los que nos votaron y a los que no”. “Si somos gobierno, habrá que gobernar para todos”.
“En cualquier parte del mundo un partido con el 47% gana las elecciones. En Uruguay, no», añadió Mujica. El vencedor de la primera vuelta lamentó algunas características del sistema electoral uruguayo, recordando que la reforma que hicieron blancos y colorados en su día fue concebida para “cerrarle el paso” al Frente Amplio.

En noviembre: Mujica-Lacalle
La segunda vuelta enfrentará las dos candidaturas más votadas, la de José Mujica, que obtuvo algo más del 47 por ciento, y la del conservador Luis Alberto Lacalle que rozó el 28 por ciento. El tercer lugar en las preferencias, fue para el Partido Colorado, que se aproximó al 17%, superando las expectativas que le otorgaban las encuestas. Los “blancos”, como también se conoce a los militantes del Partido Nacional, celebraron el resultado, a pesar de que obtuvieron menos votos de los previsibles (las encuestas le otorgaban entre el 32 y el 35%). Confían en que los votantes de los partidos tradicionales (Blancos y Colorados), sumarán sus votos para impedir que gane el Frente Amplio. Eso no parece tan fácil, porque si Mujica logra movilizar a quienes lo votaron en primera vuelta, sólo le faltará sumar apenas un dos por ciento más de votos para ganar.
La ley que estableció el sistema de doble vuelta electoral, con la exigencia de que el vencedor tiene que tener más del 50% de los votos en la primera vuelta, fue precisamente un acuerdo que adoptaron en 1986 los partidos tradicionales ante los avances electorales que lograba la coalición izquierdista. En primera instancia les funcionó, cuando en segunda vuelta lograron impedir la victoria de Tabaré Vázquez en su primera candidatura. Pero años más tarde, fue insuficiente para impedir el primer gobierno frenteamplista en la historia del Uruguay.
Ahora, en la segunda vuelta, hay grandes posibilidades de que los votos consagren presidente a “Pepe” Mujica, quien promete una continuidad en las políticas sociales y de apoyo a los sectores más empobrecidos. Pero habrá que esperar el resultado de la votación del último domingo de noviembre. En cuanto al Parlamento, tanto en Diputados como en Senadores habrá que recontar hasta el último voto para definir si el Frente Amplio consigue mayoría absoluta ya que la diferencia puede ser de solamente una banca.

Los plebiscitos
En paralelo a la elección presidencial y legislativa, los uruguayos tenían posibilidad de votar en el plebiscito para anular la amnistía encubierta que implica la denominada “Ley de Caducidad”. Y lo hicieron positivamente algo más del 47 por ciento de los votantes. Pero la ley exigía que se superara el 50% de los votos emitidos, incluyendo blancos y anulados. Por tanto, no se alcanzó ese objetivo que proponían casi todas las corrientes internas del Frente y los organismos de Derechos Humanos.
Días antes, la Corte Suprema había declarado inconstitucional aspectos de la Ley en relación con una de las causas por la represión durante la dictadura. Es la segunda vez que un sector de la sociedad uruguaya intenta anular la vigencia de esa ley que impide el enjuiciamiento por los crímenes cometidos por la dictadura que gobernó Uruguay entre 1973 y 1985. En este caso, se habían logrado más de 300 mil firmas para avalar la petición del referéndum.
Otra cuestión que se votó en forma de plebiscito, es el derecho a voto epistolar de los uruguayos que residen en el exterior. Al no alcanzarse el 50% exigido por la legislación, ese derecho -por el momento- quedará postergado. Se estima que hay más de medio millón de uruguayos residiendo en distintos países, principalmente europeos y en Australia y EEUU. La mayoría de ellos debieron salir de su país por persecución política, o por causas económicas. Pero se mantienen siempre muy ligados a su país, al punto que en este caso, como en votaciones anteriores, miles de ellos hicieron un esfuerzo para trasladarse al país a fin de participar activamente en los comicios.
Es posible que si Mujica obtiene la presidencia y cumple con la convocatoria de una Asamblea Constituyente, la cláusula de voto consular para los residentes en el exterior sea incorporada a la nueva norma, como ocurrió en Bolivia y en Ecuador. Pero para ello, primero «Pepe» Mujica tendrá que ganar la segunda vuelta frente a la entente de Blancos y Colorados, las dos fuerzas tradicionales.

Por Carlos Iaquinandi, Agencia SERPAL, Servicio de Prensa Alternativa. www.serpal.info