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Alta abstención y continuidad

Juan Manuel Santos, ex ministro de Defensa del gobierno de Álvaro Uribe, y uno de los artífices del acuerdo por el cual Colombia cedió siete bases militares para uso de las tropas norteamericanas, será el nuevo presidente del país a partir de agosto.

La segunda vuelta electoral tuvo el desenlace esperado: el candidato oficialista superó holgadamente a su oponente, Antanas Mockus, un inesperado rival que creció como opción en las últimas semanas de la campaña y que se presentó bajo las siglas del Partido Verde, una agrupación minoritaria. Nunca se sabrá hasta que punto su ascenso fue genuino, o si resultó producto de la manipulación de los medios. Lo cierto es que algunos llegaron a considerarlo posible vencedor en segunda vuelta.
En realidad, Mockus no difería de Santos en los aspectos fundamentales de sus propuestas. En las conversaciones previas a la segunda vuelta, Mockus no admitió ninguna de las propuestas de Gustavo Petro, del Polo Democrático, corriente de izquierda que condicionaba su apoyo a la inclusión de algunas sugerencias propias en el programa del Partido Verde. El Polo decidió entonces invitar a sus partidarios a votar en blanco.
De los más de 29 millones de colombianos en condiciones de votar, sólo lo hicieron poco más de 13 millones. Santos obtuvo algo más de nueve millones, poco menos del 70 por ciento de los votos emitidos. Mockus logró poco más de 3 millones y medio, un 27,52 por ciento. Entre blancos y anulados, hubo unos 600 mil. La prensa colombiana, la de América Latina y los medios internacionales destacaron la victoria de Santos, pero en general, ninguno hizo siquiera mención del alto nivel de abstención, ya que casi 6 de cada 10 colombianos no fueron a votar.

Más de lo mismo
Al confirmarse su amplia victoria, Santos ratificó los ejes de lo que será su gobierno y aunque dio a entender que ésta era también una victoria de Álvaro Uribe, de inmediato hizo anuncios con los que intenta marcar su propio perfil. Ratificó su intransigencia frente a las antiguas guerrillas que llevan más de 30 años en la insurgencia: “Terminó el tiempo de las FARC”.
Luego ratificó algunos de los aspectos que marcaron su campaña, todos ellos en una línea de continuidad con las políticas de su predecesor. Álvaro Uribe fue electo en el 2002 y reelecto en el 2006, tras modificarse la constitución. Intentó un tercer período pero la Corte Constitucional frustró su propósito al declararlo contrario a las normas. El sucesor casi natural era Santos, que dimitió a su cartera de Defensa para poder entrar en campaña. 
Tanto Santos como Mockus eludieron durante sus debates y propuestas, referencias a uno de los más graves problemas del país: la situación de más de cuatro millones y medio de desplazados. En particular, la de los pobladores de zonas campesinas que debieron marcharse en los últimos años de sus tierras amenazados por los narcotraficantes o los paramilitares, que recurrieron a coacciones, secuestros y matanzas para conseguir sus objetivos. Según los analistas, la mayoría de estos hechos no tiene un fondo político, sino que se trata de una deliberada política de confiscación de tierras y recursos, por la cual muchos terratenientes lograron agrandar sus campos y pertenencias.
En su discurso al ser elegido, Santos les dedicó breves segundos afirmando que “millones de colombianos saldrán de la pobreza y muchos podrán regresar a sus tierras”. Pocos creen que esta frase tenga más alcance que el de una frase retórica. Colombia es, después de Sudán y con escasa diferencia, el segundo país del mundo en número de refugiados. Muchos de ellos proceden de zonas ricas en recursos, de las cuales tuvieron que marcharse expulsados u obligados a vender sus tierras a bajo precio. Se calcula que sólo en la última década miles de humildes campesinos debieron abandonar seis millones de hectáreas.
La presunta “pacificación” alcanzada por Uribe a fuerza de represión y militarismo, entra en contradicción con las cifras de ACNUR, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, que indica que
cada día son más los que abandonan su casa por la violencia: en el año 2006 se contabilizaron 200.000 desplazados, 250.000 en 2007, más de 300.000 en 2008; y más de medio millón de colombianos huyeron a Venezuela y Ecuador.
En agosto asumirá Juan Manuel Santos un período de cuatro años de gobierno. En los meses siguientes veremos hasta que punto se cumplen sus compromisos de campaña.

Por Carlos Iaquinandi, Agencia SERPAL, Servicio de Prensa Alternativa. www.serpal.info

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2010-06-28 00:00:00
Etiquetas: Internacionales.
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