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30 años de formación
El 2 de septiembre de 1988 se fundó el Centro de Formación Profesional dentro de la Unidad Penitenciaria N° 4, décadas abocadas a la preparación en oficios y trabajos que hoy celebra.
Categoría: Educación

El 2 de septiembre de 1988 se fundó el Centro de Formación Profesional dentro
de la Unidad Penitenciaria N° 4, décadas abocadas a la preparación en oficios y
trabajos que hoy celebra.

“Siempre que hay un aniversario se pone en funcionamiento el recuerdo de
las manos y las cabezas que se movieron para que esta institución esté
cumpliendo un rol fundamental en el contexto de encierro”, dijo Andrés
Contreras, regente del establecimiento en diálogo con EcoDias.

Números que califican
Si se buscan estadísticas para realizar balances, el Centro cuenta con
algunos números interesantes, dicta 40 cursos anuales, inscribe más de 500
personas por año y sus egresados ascienden a un promedio de 350. Los instructores
son 14 y los talleres con los que cuenta son: herrería, mantenimiento de
edificios, zapatería, informática desde operación de Pc, diseño y reparación,
carpintería, gastronomía, peluquería unisex, electricidad, seguridad e higiene,
mecánica, capacitación en ventas y administración, serigrafía y estampado,
huerta y jardinería, por nombrar algunos de los 36 cursos que se dictan. La
entidad formativa, en sus inicios, dependía de otro CFP N° 5, que existía en la
ciudad de Coronel Pringles, y poco a poco se fue consolidando y dependió de
otros centros, hasta que se instaura como anexo del CFP N° 401 de Ingeniero
White. La institución pertenece al ámbito educativo de la provincia de Buenos
Aires, “estamos dentro del ámbito de la Unidad Penal junto a las modalidades de
escuela Primaria y Secundaria de Adultos, algunas experiencias de la
Universidad Nacional del Sur, y completamos este escenario educativo con la
formación profesional”.
El establecimiento escolar funciona en un sector específico y cuenta con siete
aulas y una oficina administrativa destinado por el Servicio Penitenciario para
uso exclusivo de Formación Profesional; además tiene instalaciones de Talleres
de la Unidad donde se realizan prácticas de mayor envergadura. Los
equipamientos son aportados por el Servicio Penitenciario, y en gran medida por
los propios instructores. Se cuenta con una Asociación Cooperadora, único caso
en la provincia, y también está apadrinada, por lo cual cuenta con un
sostenimiento más en la medida de las posibilidades. Algunos cursos marcan un
vínculo fuerte con la comunidad, para la cual se realizan trabajos sin fines de
lucro. “En los últimos años se ha fortalecido mucho por la incorporación de
maquinarias, herramientas e insumos como capital humano capacitado es un Centro
que está a la altura de los que están fuera de los muros”, explicó.

Educar dentro
La educación en contexto de privación de libertad es
la modalidad del sistema educativo destinada a garantizar el derecho a la
educación de todas las personas privadas de libertad para promover su formación
integral y desarrollo pleno.
El ejercicio de este
derecho no admite limitación ni discriminación alguna vinculada a la situación
de encierro, y será puesto en conocimiento de todas las personas privadas de
libertad, en forma fehaciente, desde el momento de su ingreso a la
institución”, por eso al Centro asiste el 30% de la población del penal.

Cada curso plantea sus propios saberes, prácticas y aplicaciones, sin embargo,
comparten la idea de realizar trabajos comunitarios, algunos de ellos dentro
del propio lugar, como fue la instalación de la red de gas natural en el sector
escuelas y en los pabellones, iniciativa del taller de Gasista Instalador.
También se construyó el pabellón para los internos drogodependientes desde
Albañilería y la instalación de la red cloacal gracias a Cloaquista Instalador.
La más reciente modificación se logró el año pasado, con una reforma en la
instalación de la Dirección del Centro, “con el curso de Mantenimiento de
edificios se inició la construcción de un espacio para alojar la Dirección,
liberando el espacio de la oficina de dirección actual para su funcionamiento
como pañol. La incorporación de equipos e insumos generaron la necesidad de un
lugar específico que permita mayor seguridad y eficiencia en el uso de los
recursos. Con el instructor Gustavo Sánchez los alumnos realizan la práctica de
construcciones, instalaciones, pinturas, herrería”.
Una nueva experiencia de 6 meses de duración se puso en marcha, “brindamos el
curso de Poda de árboles, que permite la salida de los internos que está cerca
del cumplimiento de su condena, y fuera de los muros hacen su práctica”. Este
proyecto de prácticas profesionalizantes tiene un régimen de salidas
autorizadas judicialmente. “Este proyecto busca lograr un primer contacto con
el mundo exterior vinculando al alumno con el mercado laboral, socializar con
distintos actores del mundo del trabajo como posibles dadores de empleo,
reforzar conductas sociales, fortalecer valores a partir de trabajos
comunitarios y poner en valor ante la sociedad el compromiso de las
instituciones en lograr la reinserción plena de los egresados a la comunidad”.
La novedad también reside en el Centro y llega de la mano de la producción de hongos
comestibles. En el mes de abril, en el marco del Día del Micólogo, el docente
Ramiro González Matute, perteneciente al Centro, dictó una charla en la Casa
Coleman sobre “Los hongos como herramienta para la inclusión social”. Los
cursos y prácticas dictadas durante 8 años han producido un panorama con vista
a la reinserción laboral de los internos, “pertenecer a un circuito productivo
valorado socialmente, el cultivo de gírgolas apunta al uso terapéutico y la
generación de empleo”.

Celebración
El acto festejo estuvo marcado por un recorrido por el lugar, incluyó una
muestra de los trabajos de los estudiantes, y contó con la presencia de
autoridades educativas, municipales, docentes y alumnado. Contreras aseguró que
“el oficio se está aprendiendo muy bien, por lo tanto, ahora tenemos que
trabajar con la realidad extramuros, tendiendo redes para que la sociedad y la
comunidad de una mano para la reinserción”, el esfuerzo compromete a la
ciudadanía, las organizaciones y las empresas para que las oportunidades
laborales sean realidades para quienes ya pagaron su condena. “El Centro de
Formación trabaja codo a codo con el Servicio Penitenciario, si bien somos
instituciones con lógicas distintas hemos podido centrarnos en el único
objetivo, que es dar oportunidades a los que egresan de la Unidad Penitenciaria
sino también de las diferentes instituciones educativas”.

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2018-09-18 00:00:00
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