Cuáles son las causas, consecuencias y la importancia de estar prevenidos ante periodos de sequía como el actual, así como también ante periodos de lluvia de importante calibre.

La zona de Bahía Blanca no se encuentra dentro de una zona de riesgos naturales importantes. No es una zona de sismos o vulcanismo como puede serlo el sector cordillerano o de tsunamis como los países con costa al Océano Pacífico. En el caso de tornados, éstos se dan con mayor intensidad al norte de la provincia de Buenos Aires o al sur de Santa Fe. Aquí pueden darse remolinos o vórtices producidos por inestabilidad del aire. Si bien se han producido algunos tornados, no es algo que ocurra permanentemente.
En cuanto a inundaciones, lo que actualmente se da es el anegamiento de diferentes calles y sectores bajos de la ciudad. El peligro de inundación producto del incremento del nivel del agua del arroyo Napostá, fue minimizado debido a las obras de infraestructura realizadas años atrás. Ello permitió que hasta la actualidad no se hayan producido desbordes.  

Se puede decir que estamos en una zona donde no  hay riesgos de que suceda algún desastre natural de importancia. Sin embargo, hay actualmente un problema que aqueja a muchos, al sector rural sobre todo, y es el tema de la sequía. Sequía que influye en cuanto a actividades agrícola ganaderas existentes en la región ya que se pierden cultivos, se muere ganado, entre otras consecuencias
¿Qué otros inconvenientes ocasiona? “Por ejemplo, el agua potable es un tema importante para la ciudad. La sequía prolongada que se está viviendo hace que los ríos no tengan agua, por ende que no llegue el agua, en nuestro caso, al Dique Paso Piedras. Esto sumado a la evaporación del agua del embalse hace que peligre el suministro de agua potable a la ciudad.  Si bien no es un desastre natural, sí está asociado a la escasa disponibilidad de agua producto de la sequía que atraviesa la región”, comenta la licenciada en Geografía Verónica Gil.

Fenómeno Niña – Niño
”Siempre se han dado periodos de sequía como este. Desde que se estudia el clima en Bahía tenemos periodos de sequía y periodos de lluvia, y así sucesivamente, es un clima que se caracteriza por su variabilidad en las precipitaciones”, cuenta la licenciada demostrando que aquí no hay un problema de intervención del hombre, acciones de gobiernos o demás, sino que el problema tiene que ver con ciertos fenómenos atmosféricos que suceden a nivel general: “Por caso, si nos encontramos en una situación a nivel global de Niña en nuestra zona tenemos sequía. Mientras que si las condiciones son de Niño en la zona se producen mayores lluvias. Entonces, esa disponibilidad o no de agua relacionado con esos periodos de Niña – Niño hacen que en esta zona se produzcan periodos donde tenemos probabilidades de inundación o sequía. Si hablamos de riesgos, esta variabilidad en la disponibilidad de agua es la que más se aproxima al tema y lo podríamos englobar dentro de lo que algunos autores llaman riesgos climáticos”.
La licenciada Gil explica que estudiando los periodos de sequía a través de los años, podemos encontrarnos con que los hubo iguales o aún más graves que el actual. Lo que sucede es que ahora hay más registros, y la gente está más atenta a estos fenómenos, y es más noticiable porque en este caso perjudica mucho a un determinado sector que confronta a nivel nacional las políticas del gobierno.
Incluso, muchos años atrás existió un período casi igual al de ahora en cuanto a las condiciones de sequía. Esta se puede medir con diferentes métodos pero siempre se hace referencia al valor medio de precipitaciones de un lugar. “Tenés una media anual para la región de 700 milímetros, si vos tuviste para varios años registros de precipitación de 350 o 500, estás dentro de un período de sequía. Si vos tenés un registro que sobrepasa esa media, estás en un periodo húmedo”.

Pensar hacia adelante
La licenciada insiste en que problemas como este no son nuevos, aunque no dejan de ser graves. Sin embargo, también hay que estar atentos ya que para el futuro, prevén los meteorólogos, va a haber un recrudecimiento de las condiciones de clima a nivel global: “O sea que si tenés sequía, ésta será mucho más intensa; si tenés periodos de lluvia también van a ser periodos mucho más intensos. Está relacionado con el cambio climático. Lo interesante es decir: preparemos a la sociedad. Tenemos la amenaza y tenemos la sociedad que es vulnerable a esa amenaza. Si nosotros podemos prevenir a la gente, informarla, estaríamos disminuyendo el riesgo”.
El tema es que la realidad muestra que deberíamos tener todo un sistema de prevención de riesgos que lamentablemente no tenemos a nivel país, y que cuando pasan las cosas, como en Tartagal, las consecuencias son gravísimas: “Generalmente, donde hay prevención de riesgos o sistemas de alerta temprano es porque tienen elevado peligro sísmico, volcánico y demás, caso de Ecuador, Perú, Colombia y países de América Central. Hay todo un sistema organizado con información periódica a la gente ya la sociedad misma sabe y sabe que está expuesta e igualmente suceden desastres naturales con grandes pérdidas económicas, sociales y culturales. Si bien existe un Instituto de Prevención Sísmica y están los sistemas de alerta de condiciones meteorológicas severas, a nivel país no estamos muy preparados para enfrentar desastres”.

En climatología se denomina El Niño a un síndrome climático, erráticamente cíclico, que incluye un cambio en los esquemas de movimientos de las masas de aire provocando, en consecuencia, un retraso en el cambio de las corrientes marinas «normales», desatando el calentamiento de las aguas; provoca estragos a escala mundial, afectando a América del Sur, Indonesia y Australia.
Tanto El Niño como La Niña, son las muestras más evidentes de las oscilaciones climáticas globales, siendo parte fundamental de un gran sistema de fluctuaciones climáticas. La Niña se caracteriza por temperaturas frías y perdurables, si se lo compara con El Niño, ya que éste se caracteriza por temperaturas oceánicas inusualmente calientes sobre el Océano Pacífico Ecuatorial.