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El desmonte que mata
Categoría: Ecología

La actual coyuntura de sequía extrema en los distritos del sur de la Provincia de Buenos Aires reaviva la preocupación por la realidad medioambiental. La falta de regulación en el desmonte configura uno de los problemas centrales para sus habitantes. A ello se sumaba, hasta la reciente aprobación de una nueva normativa, el tratamiento indiscriminado que el gobierno provincial daba a la zona del sudoeste bonaerense, radicalmente distinta a la pampa húmeda del centro de la provincia.
EcoDias dialogó con Hugo Giorgetti, de la Chacra Experimental de Patagones, que depende del Ministerio de Asuntos Agrarios bonaerense.
 
La sequía que hoy vive gran parte de la región del sudoeste bonaerense se hace aún más extrema conforme se viaja más al sur, hasta desarrollar características que la hace prácticamente estructural en cercanías al Río Negro que separa Carmen de Patagones de Viedma. “Estamos en un proceso de una sequía prolongada, que ha potenciado la degradación de los suelos y las imágenes que se muestran solamente recorriendo la ruta son abrumadoras”, reconoce el ingeniero Hugo Giorgetti, de la Chacra Experimental de Patagones, dependiente del Ministerio de Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos Aires.
En diálogo con EcoDias, Giorgetti se encargó de dejar en claro que la situación surge a partir de una sumatoria de factores, que incluyen los bajos milimetrajes caídos en los últimos meses y años, la mala distribución de la escasa cantidad de agua caída, y por supuesto la mano del hombre, que determina el excesivo desmonte y el uso de herramientas inadecuadas. Entre ellas, “diría que la mano del hombre es que la tiene más peso en este proceso”, indica. A causa de la motivación de la rentabilidad, el desmonte “no es racional ni criterioso, ni tiene en cuenta si había lomas o no, ni si eran zonas arenosas”, ejemplifica. A los suelos con pocos nutrientes que presenta la región, se suman así el factor climático y las prácticas humanas, cuyas raíces históricas pudieran buscarse acaso en que “mucha gente que se instaló en sus comienzos acá, eran agricultores y trasladaron prácticas de zonas más húmedas que la nuestra, marginal en ese aspecto”.
“Esto ha generado a nivel local un agotamiento de recursos por parte de los productores, que debieron liquidar hacienda y las cosechas de los que intentaron sembrar fracasaron”, detalla. “Nosotros siempre planteamos que tenemos un problema productivo, económico y social en la región. Hoy eso se ha invertido, yo diría -opina- que es primero social, luego económico y por último productivo”.
 
El desmonte, problema central
Enclavado dentro de la región fitogeográfica que lo define, el monte del distrito más sureño de la provincia llega a abarcar una pequeña parte de la región de espinal maragata. Su particular conformación arbustiva lo hace un buen escenario para el establecimiento de hacienda. A pesar de ello, un estudio comparativo reseña que de las 911.000 hectáreas de monte que detalla un estudio de la Universidad Nacional del Sur de 1975 -sobre poco menos de un millón y medio del total- sólo quedan hoy unas 410.000. Más del 50 por ciento del monte de la subregión bonaerense ha desparecido en 35 años, aunque el período de mayor desmonte puede ubicarse en “un pico muy marcado, a partir del año 1997 y hasta el 2004, en los que los buenos niveles de precipitación estimularon la intensificación”, historia Giorgetti a EcoDias.
La situación descripta sugiere la necesidad de una regulación del proceso de desmonte en el territorio, que aún espera la sanción del Congreso bonaerense sito en La Plata. El anteproyecto de ley ya fue elevado a la Cámara de Diputados de la Provincia, tras “una coincidencia entre la entidad de los productores, el poder político del Concejo Deliberante y el Ejecutivo y las entidades tecnológicas”, con lo que se intentó “avanzar en esta problemática y ver la posibilidad de regular el desmonte”, llegándose finalmente a “un buen producto, ya que hubo buenas discusiones y buenas aportes”, reseña el profesional. Las medidas previstas en el anteproyecto elevado a Diputados no incluían la prohibición total, pero iban en procura de conseguir una regulación tal que estipulara formas y porcentajes como tope al proceso.
 
(recuadro)
Quemeros
También en esa línea, el fuego aparece como un problema central y se constituye en objeto de estudio para los responsables de la estación experimental que orienta Giorgetti. Producido por causas naturales, se produce en la región cuando se combinan una serie de factores: altas temperaturas, baja humedad y fuertes vientos, fundamentalmente en época estival. “Eso hace que se generen incendios que son devastadores”, explica. Los siniestros sufridos han producido pérdidas materiales, naturales e inclusive de vidas humanas.
“A partir de ahí, lo que tratamos de ver es si a ese hecho que se da naturalmente lo podíamos transformar en una herramienta que fuera de uso y permitiera atenuar sus efectos negativos y ver qué efectos positivos se podían sacar de los mismos”, dice.
Fruto de estas inquietudes resultan los intentos de quemas controladas efectuados bajo supervisión de técnicos del INTA y la UNS en la estación experimental. En marzo de 2004 se quemaron ocho potreros que quedaron como casos testigo sobre los cuales se realizó un seguimiento. Entre las variables que se miden se incluyen el estado posterior de la vegetación y el suelo del lugar, además de establecer qué es lo que sucede con los animales que se insertan allí. Los primeros resultados sobre el fuego bautismal de 2004 permiten aventurar que en tres años tienden a estabilizarse todos los parámetros y que algunos de los efectos no resultan perjudiciales a posteriori, tal el caso del manejo de hacienda, favorecido por la escasez de obstáculos.
Para el año venidero se preveía realizar una nueva quema controlada, pero las condiciones climáticas se sequía hacen que resulte difícil contar con material apto para la combustión, por lo cual se duda acerca de su efectiva realización.
 
Divide y reinaremos
 Por la constitución de sus suelos, la provincia de Buenos Aires demuestra una fragmentación en dos regiones: una, la de la pampa húmeda; otra, la configurada por un sector que comprende zonas áridas, semiáridas y semihúmedas a secas. Es el caso del sudoeste bonaerense que integran, entre otros, los distritos de Puan, Bahía Blanca, Saavedra, Guaminí, Tornquist, Villarino y Patagones.
Esta realidad no se encontraba reflejada en la legislación vigente, hasta la aprobación de le ley 13.647. “Esta ley es el resultado de un trabajo que se vino haciendo a partir de que la región venía sufriendo estados de emergencia en forma recurrente”, explica el ingeniero Giorgetti a “EcoDias y la Región”, el programa de las tardes de Radio Nacional Bahía Blanca. “No puede ser que una región esté siempre en emergencia: lo que habrá que hacer es buscar otros sistemas de producción”, apunta.
En la elaboración del anteproyecto se insertaron los talleres abiertos realizados en distintas localidades, de los que surgió el espíritu central de la nueva legislación: buscar sistemas productivos alternativos, que resultasen más adecuados a las características ecológicas regionales. A la vez, se establecieron parámetros a tener en cuenta en cada caso y se caracterizó a la región del sudoeste, hasta el momento considerada como parte de un todo que abarcaba a la provincia entera. “Lo que se planteó fue llegar a un reconocimiento de esta región como diferente al resto de la provincia, lo que implicaba medidas económicas, tecnológicas y fiscales diferentes”, resume Giorgetti.
Hasta el momento, la efectiva instrumentación de la legislación se ve demorada por la sequía. Sin embargo, es dable resaltar que contempla a su vez la distinción entre las subregiones de la propia región del sudoeste, al que dividió en cuatro sectores según las características propias: una subhúmeda a seca, una semiárida, una de riego y la restante, la anteriormente descripta de Patagones. “Creo que el valor de este trabajo es la red institucional que se ha sabido crear”, puntualiza Giorgetti, que enumera entre los actores intervinientes a cinco ministerios del gobierno bonaerense, las entidades de la patronal agraria CONINAGRO, Federación Agraria y CARBAP, el INTA, la Universidad Nacional del Sur y la Universidad Provincial del Sudoeste, entre otros.

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2009-12-05 00:00:00
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