Desde estas páginas venimos insistiendo en la necesidad de realizar acciones que mejoren nuestra calidad de vida, entendida en sentido amplio.
Si clasificamos los residuos en nuestros hogares -tal como se propone al pie de página- en papel, plástico y vidrio habremos iniciado de manera correcta el largo camino que recorrerán esos materiales hasta su restitución en nuevos productos. Sin dudas, esta práctica tiene efectos positivos desde lo social, lo ambiental y también lo económico.
Ahora bien, tenemos otra posibilidad en nuestras propias manos, que es la de comenzar a dar tratamiento de forma artesanal a los residuos orgánicos que generamos inevitablemente toda vez que debemos alimentarnos.
El ciclo de la vida
La naturaleza nos muestra el ciclo de la vida. Año tras año, restaura su crecimiento, como cuando en el bosque, en otoño, las hojas de los árboles caen al suelo, juntamente con trozos de ramas, excrementos de animales o hierbas, pasan a una fase de descomposición en la cual intervienen muchos elementos que cooperan en este proceso, como el sol, el agua, el calor, el frío y diferentes especies vivas (larvas, gusanos, caracoles, hongos, multitud de insectos…), que lo transforman todo en humus, esa tierra de color oscuro con un característico olor de tierra buena y una esponjosa textura.
Así, el humus contribuye a la continuidad del ciclo de la vida alimentando a las especies vegetales que, a su vez, alimentarán a las especies animales.
Abono natural vs. productos químicos
El compostado es una manera de reciclar que se convierte en una actividad lúdica estrechamente vinculada a la jardinería y se ha demostrado que las personas que deciden autocompostar no dejan de hacerlo nunca por numerosos motivos.
Al realizar compost en una casa se consigue autosuficiencia en nutrientes para el césped o las plantas del jardín. Además de la tranquilidad de saber que no hay productos químicos en la tierra y que se puede disfrutar de ella sin peligro para niños ni adultos.
El compost es un abono muy completo que aporta los minerales necesarios para las plantas. Los principales macronutrientes que aporta son el nitrógeno (N), el fósforo (P) y el potasio (K), pero también aporta micronutrientes y mejora la estructura de la tierra, así como la capacidad de retención de agua. Al ser un producto totalmente natural, se puede aplicar a cualquier planta, ya sea de interior o de exterior, de jardín, huerto, frutales, macetas, jardineras, parterres, césped, etc. Es un producto universal y seguro que la planta a la cual se aplica lo agradecerá.
Ventajas del compostado en casa
Las calles no están sucias de restos de poda porque éstos se reciclan dentro del mismo jardín.
No es necesario recoger, transportar, ni tratar miles de toneladas de restos vegetales voluminosos y restos de la cocina.
El compostado casero no necesita energía para funcionar, ni tiene gastos de mantenimiento.
Se evita el impacto sobre los rellenos sanitarios.
Mejora la educación ambiental y el porcentaje de recuperación de otros tipos de residuos.
Auto-provee de compost de calidad y no hay que comprar y cargar con sacos de tierra.
Resulta muy gratificante en todos los sentidos por la experiencia de ver transformarse paulatinamente los restos de la cocina y de las podas en humus.
Compostado casero
El compost que se hace en casa tiene múltiples ventajas. Da consistencia a los terrenos arenosos y esponjosidad a los más fangosos. En ambos casos proporciona una textura ideal al terreno y ayuda a retener los nutrientes que antes se perdían. También retiene la humedad con un buen drenaje al mismo tiempo. Está más que comprobado que el compost es un elemento indispensable para evitar la erosión, por ejemplo, de los taludes o los parterres.
La propiedad más conocida del compost, sin embargo, es el aporte de nutrientes de manera progresiva. Esto se debe justamente a la degradación, descomposición y transformación de los restos vegetales en un producto asimilable para las plantas, que absorben sus minerales de forma sostenida. ¿Quién no recuerda en la casa de los abuelos que, al enterrar la basura en el fondo del patio, meses después se obtenía una muy buena tierra? En definitiva, fueron ellos los precursores del compostado.
Al no ser necesarios productos químicos, ya que el compost retorna a la tierra los nutrientes que ésta necesita, también se incrementa la cantidad de microorganismos beneficiosos para el ciclo natural de la vida.
Así, se favorece la vida en el suelo y esto sirve para que las lombrices y otros organismos aireen la tierra, eviten que ésta se compacte y favorezcan, así, el arraigo de plantas y hortalizas.
Un espacio reducido
El primer paso es identificar los residuos que vamos a volcar en el compostado. De la cocina: restos de fruta y verdura, cáscaras de huevo, papel de cocina, restos de café y de infusiones, cartones limpios (sin plásticos); y del jardín: flores, hojas y plantas verdes o secas, césped, restos de poda triturados.
Se recomienda no incluir pescado, carne y huesos, ya que pueden desprender olores y atraer moscas.
La construcción del compostado es relativamente sencilla, y vamos a referir a manera de ejemplo algunos tipos.
Una posibilidad es realizar en un rincón del patio un pozo de 30 cm. de diámetro por 30 a 50 cm. de profundidad. A medida que se va completando se realiza un nuevo pozo en un sector aledaño. En el término de 4 a 6 meses, dependiendo las condiciones de temperatura y humedad, el humus ya estará disponible.
Para tener el compostado sobre la superficie, y poder manipularlo mejor, da buenos resultados contar con un tambor metálico o plástico de 100 o de 200 litros, debidamente desfondado y perforado en los laterales para que lo producido cuente con una buena aireación.
También se puede fabricar el compostado solicitando al verdulero cajones de madera descartables. Se va disponiendo de uno en vez -desfondado-, hasta que la altura de 3 o 4 cajones nos permita manipular el contenido. Para evitar que el humus se filtre por las hendiduras de los cajones, es conveniente disponer maderitas verticales, sin obstaculizar totalmente estos espacios.
Una iniciativa en familia
El proceso de descomposición de los restos vegetales dentro de un compostador desprende un olor característico y agradable que podemos percibir cuando agregamos más restos orgánicos. Recuerda el olor que desprende el bosque húmedo, y esto se debe a que los millones de organismos que se alimentan de los restos que se depositan en el compostador no permiten que pase mucho tiempo antes de transformarlos en compost.
En todos los casos se recomienda mezclar el material dispuesto cada quince días. La experiencia personal nos indica que entre cuatro y seis meses después de haber completado el tambor, el humus está listo para ser utilizado.
Por ello, concebimos el compostado como una excelente solución al problema de los residuos orgánicos domiciliarios, ya que es mínima la atención que hay que dispensarle, por caso regarlo (3 veces a la semana en verano, siempre que esté en un lugar protegido del sol directo, y 1 vez en invierno). Si se añade una cantidad considerable de hojas secas, se pueden humedecer un poco, pero siempre será mejor mezclarlas con restos de cocina para que absorban su humedad.
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