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Sentirnos partícipes
Félix Crous disertó en la jornada e hizo hincapié en no encapsular las cuestiones que atañen a la justicia al mundo de los abogados sino que sea un tema que realmente incluya a todos los ciudadanos.
Categoría: Derechos Humanos

Félix Crous disertó en la jornada e hizo hincapié
en no encapsular las cuestiones que atañen a la justicia al mundo de los
abogados sino que sea un tema que realmente incluya a todos los ciudadanos.

Lo conocemos no
solo por su trayectoria sino también porque en algunas oportunidades estuvo
presente en el juicio que condenó en Bahía Blanca a 17 represores por crímenes
de lesa humanidad.
Estamos hablando del fiscal Félix Crous, titular de la Procuraduría contra
la Narcocriminalidad
Crous fue el último de los panelistas en la jornada organizada por Justicia
Legítima para debatir sobre la reforma judicial y en el primer tramo de su
disertación, habló ante los presentes en el Aula Magna de la UNS, sobre la importancia, justamente,
de realizar este tipo de eventos en una universidad: “Es interesante estar en
esta casa que además ha tenido la virtud pionera de ser la primera o la segunda
casa de estudios que ofreció su espacio, fue hospitalaria, para llevar adelante
los juicios de lesa humanidad”.
Esa cuestión que hoy en día nos parece natural es en realidad algo que se hacía
difícil de conseguir incluso en la propia Capital Federal: “A mi me consta
cuando propusimos en la ciudad de Buenos Aires los espacios que ofrecen las muchas
casas de estudio que tienen sus sedes principales en la ciudad, eso fue percibido
como una extravagancia por los propios tribunales. De hecho hay y hubieron
serias dificultades de agenda de los juicios y nunca se dispuso de un solo
espacio que no sean las salas de audiencias que contienen los tribunales que
como son dos, una sola de ellas verdaderamente apta para ese cometido, nos
encuentra en iguales o en inferioridad de condiciones respecto de otras plazas
que tienen limitaciones objetivas para contar con espacios de esta
disponibilidad”.
Además de ese orgullo de poder estar en una universidad con este tipo de temas,
resaltó la importancia de que cada uno de los asistentes sienta ese sitio como
propio
Por esa razón y por la feliz denominación de Justicia Legítima, auguró un
próximo encuentro en una mesa redonda donde todos sean parte de igual manera.
Esa igualdad pregonada es también la misma que, consideró, debiera haber a
nivel judicial: “Debemos pensarlo seriamente porque tal como entendamos quiénes
se pueden sentar a la mesa de estos debates tiene que ver con un sistema de
exclusión de participaciones también. Aún los proyectos de reforma que le dan
un andamiaje muy virtuoso, creo yo, al movimiento de reforma judicial, digo
estos seis proyectos de ley, no dejan en alguna medida de convocar a actores
por fuera de los cenáculos de la justicia pero siempre pertenecientes a los
ámbitos del saber consagrado. Lo que antes venía legitimado de la mano de los
colegios profesionales y de las instituciones de la rosca judicial, de los
colegios de abogados, de los colegios de magistrados y de otras capillas
similares que no dejaban de representar algunos centenares o miles de jueces en
los lugares donde este padrón es masivo, quiero decir que no representaban a
nadie. Ahora se traduce con la pertenencia de los actores que van a integrar el
estamento académico que va a integrar en una porción significativa pero en una
porción nada más el Consejo de la Magistratura los que eligen jueces también con
saberes legitimados, diplomados y pertenecientes a otros ámbitos de un
reconocimiento que Dios sabrá cuál es”.
Si bien la elección popular es importante, dijo Crous “antes van a tener que
pasar por otro que es el que le va a dar aptitud o no de elegibilidad de esos
representantes. No hay en el proyecto representantes de los movimientos
sindicales, de los movimientos sociales, no digo las organizaciones no
gubernamentales que tienen una sobrevaluación tan importante como todo el mundo
sabe. Estoy pensando en que la garantía de la potencia que pueda tener nuestro
movimiento va a ser en que nos pensemos a nosotros mismos fuertemente como
efectivamente un movimiento horizontal, creativo, que reconozca las
diversidades que reconoce toda nuestra sociedad, donde nuestros saberes sean
los espacios de labor institucional por las destrezas, aptitudes o profesiones
que todos tenemos pero no más que eso. Y que además el reaseguro y correctivo
de estas limitaciones que al fin y al cabo toda estructuración normativa tiene
porque por algún lado hay que darle una forma a las leyes que siempre son
perfectibles pero siempre pueden ser mejores de lo que había como creo que es
la escena que tenemos hoy”.
La garantía de que la justicia no vuelva a encapsularse bajo las formas del
elitismo es, más allá de la elección popular “que todos los que no estén
contenidos en ese catálogo de sabios de la nueva república de las nuevas leyes,
también se sientan pertenecientes en esto y que además, inclusive, puedan
reclamar su participación por otras vías. Por las vías de la asociación y de la
inclusión dentro de esos mundos académicos y que además se sientan invitados a
integrarse a esos mundos académicos y a participar de la elección de esos
notables académicos de reconocido prestigio que van luego a presentarse en las
listas de los partidos…”.

Intoxicados de justicia
En algún momento de la jornada se utilizó el término “intoxicados de
justicia” haciendo referencia a esa justicia elitista, conservadora que deja al
común de la gente afuera de su sistema. En ese sentido, señaló Crous, se
instaló la idea de que existe un espacio político y uno de justicia: “Yo creo
que esa es precisamente la instalación más profunda de una derrota conceptual
democrática acerca de cómo entendemos nosotros la labor que llevamos adelante.
Todo lo que hace el Poder Judicial es político, inexorablemente político porque
es un poder del Estado que aplica reglas que son el producto de una legítima
fábrica política que es el sistema legislativo establecido por la mayor texto y
carta de propósito político que tiene la Nación que es la Constitución política
federal y las provincias por supuesto cuando corresponde”.
Por otra parte, y para ejemplificar más claro: “El proceso en el cual los
magistrados llegan a ser tales es un proceso combinado en el cual con este u
otro Consejo de la
Magistratura
son elegidos, luego hay un margen de
especialidad o de discrecionalidad del Poder Ejecutivo para poder elegir
magistrados en un espacio que les resulte más afín al proyecto político
nacional que por algo son los responsables de conducir la Nación. Y esto es
también la implantación de un actor fuertemente político porque es una
institución política de la
Nación
la que va a aplicar esas reglas que son el producto de
una actividad política”.
El mismo contenido de la ley, agregó, es político “porque incluye valoraciones,
las valoraciones son qué es lo que se desea alentar y qué es lo que se desea
desalentar respecto a la conducta de los ciudadanos y además porque no hay nada
más político que dirimir tensiones y dirimir conflictos”.
Para Crous, los ciudadanos debemos pensarnos claramente y perder los pudores de
entender las prácticas de la intervención sobre la sociedad desde el lugar de
las instituciones y el poder, como actividades políticas que tienen un andamiaje
técnico “que tiene la herramienta con la que se ejerce esa intervención
específica pero que eso es toda la limitación que lo hace distinto”.

Jueces
Por su parte también hizo referencia a los jueces que afirman que solo
pueden ser elegidos por ellos mismos y a los magistrados a los cuales solemos
ver como seres iluminados y superiores: “Me parece que todo esto son una
cantidad de prejuicios que han atravesado y se han instalado en un sentido
común de todos nosotros, que nos han impregnado a todos y que hay que revisar
con mucha meticulosidad para no quedar entrampados en algunos debates que se
nos proponen que en el fondo lo que proponen son modificaciones, son
estrategias a reducción de daños, gatopardistas, meras atenuaciones cosméticas
de un sistema que aggiornándolo un poquito, dándole una blanqueadita podrá
seguir siendo lo mismo cambiándole la arquitectura y algunas cuestiones”.
Crous admitió sentirse sorprendido gratamente de que todo esta tradición
comience a ser discutida: “Quiero decir, el proceso en el que estamos todos
involucrados fue un proceso imprevisible, buena parte de su potencia tiene que
ver con que no hubo aquí grandes conspiraciones en pos de que las cosas
sucedieran cómo están sucediendo sino más bien fue el fruto de un malestar que
atravesaba a muchos de muchas generaciones además y al enorme efecto
comunicador y dinamizador que tienen las redes sociales que hacen que mucha
gente que no nos conocemos entre nosotros, de pronto estemos compartiendo un
espacio, ideas que afortunadamente van en una dirección muy común.

Seamos dueños
Los primeros pasos están dados y lo importante sería de aquí en más el
compromiso de la sociedad de meterse en estos temas y no pensar que pertenece
solo al mundo de los abogados: “Llevarlo a escala social implica manejar
algunas herramientas que tienen un cariz técnico pero que no son inabordables
para nadie si no, no existiría el juicio por jurado como un mandato expreso
varias veces en la
Constitución Nacional.
La cuestión sería pensar seriamente
que el hacer justicia es un asunto que nos compete a todos”.
Alguno dirá con razón que la materia se hace inentendible para el ciudadano
común: “Los artificios del lenguaje y los montajes y los dispositivos de la
arquitectura, todos tendientes a la inaccesibilidad, la opacidad del lenguaje
lleno de hermetismos, elipsis y recursos lingüísticos que intimidan al tercero,
que comunican decisiones que definen la vida de la gente pero que no pueden ser
comprendidos por el destinatario, son simplemente ropajes de encubrimiento.
Herramientas que pretenden darle precisamente ese carácter inaccesible o
hermético a un conjunto de prácticas a las que se le otorga el canon científico
como para hacerlas incuestionables. Todo esto es para decirles “Siéntanse
dueños de esto”. Cuando nosotros dijimos en algún eslogan tribunero “La Justicia es de todos y
para todos”, es verdad. Tienen derecho a opinar fuertemente sobre esto y a
participar de las decisiones sobre cómo se define esta cosa”.

Finalizando su disertación, Crous manifestó que las mejores chances de que esto
siga en la dirección correcta o en la que se pretende, de romper con una
cáscara de un sistema judicial aristocrático, elitista “que llama independencia
y neutralidad a ponerse en un lugar equidistante en la pelea entre David y
Goliat, la única forma de que mejoren las chances de poder desmontar este
sistema es que todos se sientan directamente involucrados. El repliegue a las
capillas, a las asociaciones, a los clubes y a las camarillas del mundo forense
con la autopercepción de que son los sabios destinados a cortar el bacalao en
esto, es empezar a fracasar en nombre de la reforma”.
Si lo comprendemos, si lo sentimos y logramos hacernos partícipes, por fin será
verdad esa frase tan trillada de “será justicia”.

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2013-05-27 10:25:00
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